Una vez que ha quedado aprobada la Ley de Ingresos para el próximo año, se espera con cautela lo que será el presupuesto de egresos para ese año. Por lo pronto, se han dado a conocer las cifras preocupantes del aumento que en los últimos meses ha experimentado el gasto burocrático, por lo que se espera que la revisión y ajustes a la propuesta presentada por el Presidente Calderón sea objeto de un fuerte debate en la Cámara de diputados y de una cirugía mayor.
La incertidumbre sobre las perspectivas económicas para el próximo año se reflejan tanto en el mercado, como en las expectativas de los agentes productivos y en el propio Banco de de México, que espera conocer el desenlace sobre el paquete económico para dar a conocer cuál será la política monetaria.
Las previsiones generalizadas sobre el crecimiento de los precios, consideran que en el próximo año será difícil contener el repunte inflacionario, si bien se reconoce que en este año se logró controlar lo que parecía ser un escenario de alta inflación. De tal manera, en 2010 se espera que la inflación se sitúe por arriba de la meta y del margen que ha venido siendo fijado como meta por el banco central, lo cual también es la expectativa para los próximos cuatro años. De acuerdo con los analistas de BANAMEX, las disposiciones fiscales aprobadas por el Congreso generan presiones inflacionarias menores, hasta en la mitad, de lo que hubieran propiciado las propuestas por el Gobierno Federal.
La volatilidad que desde principio de año ha venido ocasionado la incertidumbre sobre la recuperación de la economía norteamericana y de la propia economía mexicana, se ha prolongado ante las tensas negociaciones entre el Congreso, el gobierno federal, los gobiernos estatales y los propios empresarios. La mayor afectación de la volatilidad se ha dado en el tipo de cambio y en la canalización del crédito que continúa con una fuerte preferencia por la colocación a corto plazo, mientras que se muestra un incierto repunte de las actividades productivas y del empleo.
El consumo continuará retraído, sobre todo en las tiendas de autoservicio, afectadas por la baja del crédito al consumo por parte de los bancos, mientras que los establecimientos comerciales departamentales muestran un fuerte repunte gracias a sus promociones de financiamiento sin intereses. Sin embargo, las expectativas inflacionarias y de recuperación del empleo harán que permanezca en un bajo nivel la confianza del consumidor y por lo tanto el volumen y monto de la ventas.
La atención se centra ahora, una vez definido el ingreso, en el análisis del gasto, con fin de asegurar que se destine a apoyar actividades productivas y a fortalecer el mercado interno, en lugar de privilegiar el gasto burocrático que es una fuente de presiones inflacionarias. Por lo pronto, existe un fuerte reclamo de los sectores productivos por la falta de eficiencia en el ejercicio de la inversión pública en materia de infraestructura, así como el torpe manejo de los programas de apoyo a las pequeñas y medianas empresas.
Al respecto, cabría esperar que entre las medidas de racionalidad que aprueben los diputados en el presupuesto de egresos, se encuentre una redefinición de las funciones de la banca de fomento, para que los distintos fondos desminados en las dependencias gubernamentales que pretenden apoyar a la actividad empresarial se consoliden en Nacional Financiera, mientras que se deja que BANCOMEXT se convierta en el instrumento para impulsar la diversificación de nuestro comercio exterior..
Por su parte, la acción de fomento en el área rural implica la necesidad de fortalecer a Financiera Rural, con la reasignación a este banco de los fideicomisos que se encuentran dispersos en SAGARPA, Banco de México, Reforma Agraria y Nacional Financiera. Finalmente, debe ser una prioridad eliminar los obstáculos para la realización de obras públicas, con lo cual se podrá plena vigencia a las tareas asignadas a BANOBRAS y al propio Fondo Nacional de Infraestructura.
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