Reformas para una Recuperación Duradera

La incipiente recuperación económica mundial corre el riesgo de enfrentar una recaída debido a la fragilidad en que se sustenta, por lo que en la cumbre de los 20 países industrializados y las economías emergentes más importantes celebrada el fin de semana pasada en Pittsburgh, Estados Unidos, se planteó la necesidad de mantener las medidas de estímulo a las actividades productivas, al mismo tiempo que se comience a instrumentar la reforma al sistema financiero internacional.
La perspectiva de llevar a cabo modificaciones de fondo a la estructura económica mundial es también el tema que se abordará en la reunión conjunta del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM) que se llevará a cabo el próximo fin de semana en Estambul. Asimismo, se presentarán las recomendaciones de los organismos internacionales sobre las políticas que deberían seguir los distintos países para recobrar un crecimiento sostenido y poder reemprender los esfuerzos para alcanzar los objetivos del milenio.
Sin embargo, la necesidad de reformas y medidas de ajuste económico y financiero no se circunscriben solamente al ámbito mundial, sino que cada país tiene su propio plan para dotar de un mayor dinamismo a su economía.
La medidas que se plantean son de tipo, alcance y naturaleza diferente, de tal manera que mientras en México el gobierno federal basa su estrategia en reformas para fortalecer los ingresos públicos mediante un aumento de tasas y de impuestos; en Gran Bretaña, país que junto con Estados Unidos sufrió el mayor embate de la crisis financiera y que lo ha llevado a un déficit en sus finanzas públicas para este año que podría rondar el 14 por ciento de su producto interno bruto, en lugar de tomar medidas para detener la caída en sus ingresos, se pretende disminuir ligeramente el déficit para ubicarlo en 8 por ciento mediante un redimensionamiento de su gasto. La reducción en el gasto burocrático y el mejoramiento de las políticas públicas buscan tener un mayor multiplicador en la inversión, que el efecto que tendría una medida de estímulos fiscales, como la medida adoptada en Estados Unidos.
En el caso de México, la propuesta que presentó el secretario Carstens tiene un sesgo de corto plazo, dada la falta de previsión que ha prevalecido en la última década. De tal manera, la desaparición de tres secretarías, algunas de las cuales han sido dependencias que han mostrado su utilidad en el pasado reciente, es una medida simplista que no parte de un análisis serio sobre las causas del crecimiento del aparto administrativo en los últimos diez años, así como la pertinencia, para una gestión gubernamental eficiente, de muchas de las plazas creadas en ese período, de ciertos programas y de sus respectivas asignaciones presupuestales
Por su parte, el incremento tributario se ha hecho sin presentar un programa completo y creíble para garantizar que la carga fiscal se distribuya mejor entre toda la población, a fin de evitar que sean los causantes que hasta ahora cumplen con sus obligaciones los que sigan soportando los ingresos públicos.
Finalmente, la oposición a un mayor déficit se basa en una visión acotada solo a las finanzas del gobierno central, sin pretender utilizar a las empresas y organismos descentralizados, incluyendo a la banca de fomento, como instrumentos que pueden llevar a cabo una mayor inversión de alto impacto en las actividades productivas, utilizando recursos crediticios tanto internos como externos, o incluso canalizando un posible exceso de liquidez que pudiera generar una más laxa política monetaria
La recuperación requiere de reformas, no cabe la menor duda, pero éstas no deben llevarse a cabo al vapor, como parece ser la intención del Presidente Calderón quien presenta un panorama catastrofista si no se aprueban sus propuestas. En lugar de presionar por aprobar el paquete tal como se envió al Congreso, es tiempo de escuchar, analizar y no incurrir en el error de importar medias que resultan incompletas y poco apropiadas.

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