Reformas en Tiempos Difíciles

El día de ayer la Corporación Financiera Internacional, organismo filial del Banco Mundial, dio a conocer la edición correspondiente a 2010 de los “Obstáculos al Desarrollo”. En esta ocasión el informe tomó como título y tema principal “Reformando en Tiempos Difíciles”, haciendo referencia a los cambios que han emprendido los países en desarrollo para hacer frente a la crisis y a la recesión económica internacional. De manera sorprendente, a pesar de la situación internacional adversa, hasta ahora se ha logrado el mayor número de reformas para apoyar la operación de las empresas, ya que se han llevado a cabo en 131 de los 183 países en que se realiza el estudio.
México, en materia de obstáculos al desarrollo, se ubica en el lugar 51, por debajo de Colombia y Chile en América Latina. Los avances que el país ha alcanzado, hasta ahora, para generar un clima favorable al desarrollo de los negocios se refieren a la mayor facilidad y transparencia en el cumplimiento de las obligaciones tributarias, así como en los trámites para el inicio de nuevas actividades productivas.
El obstáculo que impide que se expandan con mayor rapidez la economía del país son las fallas que se presentan en el sistema financiero para apoyar a las actividades generadoras de empleos y de una mayor producción. Adicionalmente, habría que considerar la debilidad que muestran las finanzas públicas, tanto por el lado del ingreso como del gasto y su efecto multiplicador en la economía
En ambos aspectos se ubican los mayores retos que debe afrontar el gobierno del Presidente Calderón en el último tramo de su gestión. Las medidas que hasta ahora ha propuesto de una manera clara y congruente el PRI, se refieren no solamente a reformas, sino también a una serie de cambios para lograr un gobierno más eficiente y una economía más dinámica con una sensible mejoría en el nivel de vida de la población
Al respecto, el Presidente Calderón ha comenzado a dar los primeros pasos para la última etapa de su gestión, al comenzar a ajustar su gabinete y a redimensionar el aparto burocrático. En materia tributaria, las medidas que se han propuesto al Congreso difieren de lo que debiera ser una reforma fiscal integral, por lo que, buscando eludir las reacciones adversas que implicaría la aplicación de un IVA generalizado, se ha propuesto una cascada de impuestos que solo tenderán a reducir el ingreso personal disponible y en consecuencia el consumo.
El mayor sesgo restrictivo de la política fiscal estriba en el destino que se propone dar a los ingresos tributarios que no tienden a favorecer el gasto de inversión frente al crecimiento del gasto corriente y de las transferencias. Por su parte, la eficiencia recaudatoria, que debiera ser el pilar de una reforma fiscal apenas muestra un muy modesto avance, sin que se proponga una simplificación de las regulaciones tributarias que además de reducir el costo de la administración impositiva para el gobierno, lo haría para los causantes, creando un clima más favorable para el desarrollo de los negocios.
A pesar de los cambios en su gabinete y de la compactación de la administración pública no se vislumbra que se estén llevando a cabo grandes esfuerzos por hacer más eficiente el gasto y su efecto multiplicador en la economía y en el empleo. Una estricta evaluación del desempeño y las medidas correctivas que se requieran son indispensables para llegar a tener un gobierno que impulse el desarrollo. Al respecto, no existe explicación para que aún no se haya removido de su cargo al ineficiente secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos.
Un pendiente más en las reformas que deben de emprenderse en tiempos difíciles, sin caer en distorsiones, como es el caso de las medidas propuestas en el ámbito fiscal, es el que se refiere a la banca de desarrollo. De acuerdo con la propuesta del PRI, se debe reforzar el fomento a las actividades industriales y empresariales a través de NAFIN; al comercio exterior y el turismo por parte de BANCOMEXT, el desarrollo rural por Financiera Rural y las obras públicas por parte de BANOBRAS.
Los tiempos difíciles no deben conducir a reformas que puede llevar a generar más problemas de los que se pretenden resolver, ya el país adolece de reformas inconclusas, o mal diseñadas o incompletas que constituyen un obstáculo al desarrollo.

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