Finanzas Públicas Vulnerables

En el reporte de la Secretaría de Hacienda de esta semana se aduce que la debilidad que presentan las finanzas públicas es un reflejo de la crisis financiera y de la recesión económica que afecta al país. La disminución de la actividad económica, así como la baja en el precio del petróleo han afectado los ingresos tributarios, situación que se transmite a las finanzas de los estados y municipios mediante la drástica reducción en las participaciones en los impuestos federales.
Por su parte, el gasto público federal se encuentra entrampado en los crecientes recursos que se requieren canalizar a la política social para atenuar los estragos de la crisis en la población más desprotegida, pero sin lograr resolver el fondo que origina los altos niveles de pobreza.
Adicionalmente, la propia Secretaría de Hacienda reconoce que existe un serio problema en el desproporcionado gasto burocrático, ya que “las erogaciones en servicios personales para cumplir con funciones burocráticas representaron el 10.5 por ciento, destacando el incremento de 25.1 por ciento real anual del rubro de orden seguridad y justicia. Así, de cada diez pesos que el sector público gasta en sueldos y salarios, siete son para remunerar funcionarios dedicados al desarrollo social, dos a funcionarios dedicados al desarrollo económico y uno a personal que cumple funciones de administración pública.”
La distorsión en el gasto que reconoce la autoridad financiera del país, se suma a la ineficiencia en el ejercicio del gasto y en el desempeño de las funciones públicas, lo cual en lugar de generar externalidades positivas que favorezcan un clima de productividad para el desarrollo de los negocios y de la vida cotidiana, constituyen un obstáculo. Cada vez es mayor la violencia y la inseguridad en el país, los requerimientos y trámites para cualquier gestión de los servicios y bienes que deben proporcionar los distintos niveles de gobierno están plagados de vericuetos, corrupción y desinterés de los servidores públicos.
De tal manera, la solución a la problemática de los ingresos públicos va más allá de una simple reforma a las leyes tributarias que homogenicen el IVA o que eleven las tasas impositivas. La coyuntura ha puesto de manifiesto que lo que se requiere es una verdadera transformación de la administración pública con funcionarios capaces y personal comprometido en brindar servicios de calidad a la ciudadanía.
La falla estructural de las finanzas públicas abarca también al centralismo fiscal que es utilizado como arma política por el gobierno en turno ante las autoridades estatales y municipales. Asimismo se extiende al sector paraestatal que ejerce con descuido e ineficiencia sus responsabilidades, como el caso del Instituto Mexicano del Seguro Social, que además de haberse expuesto como la institución que contaba con el trámite burocrático más inútil, la falta de supervisión y la irresponsabilidad de su directivos ocasiona tragedias como la reciente en la guardería de Sonora., sin que se castigue a los responsables, sino que hasta se les premia con otros cargos en el gabinete del Presidente Calderón.
La discusión en torno a los subsidios y a los precios administrados, como vía de solución de la problemática de las finanzas públicas, se enfrenta a la disyuntiva de un aumento en la inflación y a un deterioro mayor de los ingresos de las familias. La prioridad debería darse en las fugas y fallas que presentan los organismos y dependencias encargados de distribuir los subsidios y de prestar los bienes y servicios públicos.
Resulta totalmente contradictorio que mientras se gastan miles de millones en el combate al narcotráfico, la Secretaría de Agricultura beneficie los cultivos de narcotraficantes con el PROCAMPO. Asimismo, se presiona para que se aumenten los precios de los hidrocarburos, mientras que PEMEX no lleva a cabo ninguna acción para impedir la extracción ilegal de los hidrocarburos. Se busca aumentar las tarifas de suministro de agua, mientras las autoridades permiten fugas, tomas clandestinas y la explotación irracional de los acuíferos. La Comisión Federal de Electricidad y Luz y Fuerza del Centro pugnan por disminuir el subsidio a los hogares, mientras que proliferan “los diablitos”.
Las crisis no solamente ponen de manifiesto las fallas de los mercados y de la administración pública, sino que exponen la vulnerabilidad estructural sobre la que funcionan, por lo que se requiere algo más que simples remiendos, para fortalecer las bases en que se sustenta el desarrollo de las actividades económicas y de la vida cotidiana.

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