Durante los últimos doce años, el Banco de México se ha consolidado como la institución que ofrece mayor solidez, confianza y certidumbre a la economía mexicana. El control en el crecimiento de los precios, el manejo prudente de las reservas internacionales y su gran contribución en la supervisión del sistema financiero, han permitido que se cuente con una gran estabilidad macroeconómica interna y en las relaciones con el exterior.
El descenso y control de la inflación, el régimen cambiario flexible que ha permitido que la moneda mexicana sea una de las divisas más negociadas en el mercado de futuros de Chicago, así como la disminución en las tasas de interés y la apertura y transparencia hacia la sociedad en su conjunto, son los mayores logros de una institución que a lo largo de los años ha podido consolidar su autonomía.
La gestión de Guillermo Ortiz, que en unos días termina, al frente del Banco de México, constituye un gran reto para el nuevo gobernador, Agustín Carstens. Entre las actividades a las que se le debe dar continuidad, sin duda, se encuentra el extraordinario manejo de las relaciones externas que ha estado a cargo de Federico Rubli Kaiser. Esta área del banco central no solo ha permitido que numerosos alumnos universitarios se acerquen cada año a conocer la operación del banco y el diseño de la política monetaria, sino que en los últimos días llevó a cabo un concurso entre estudiantes de preparatoria que convocó a más de cuatro mil alumnos de todo el país que presentaron mil ensayos sobre la función de un banco central autónomo y de las ventajas que tiene para toda la población.
El interés y conocimiento que mostraron los jóvenes de bachillerato, preparatorias, vocacionales, centros CONALEP, Colegios de Ciencias y Humanidades, así como los Centros de Estudios Tecnológicos, Industriales y de Servicios; los han convertido en auténticos difusores de la política monetaria del país, así como del papel esencial que juega el Banco de México en la vida económica.
Sin embargo, la labor de comunicación y de relaciones que se ha desarrollado durante la gestión de Ortiz, no se circunscribe solo al ámbito interno, sino que también se ha llevado a cabo una gran actividad a nivel internacional, con la organización de seminarios, así como la contribución que el propio gobernador Guillermo Ortiz ha tenido para redefinir la nueva arquitectura financiera internacional, su colaboración con la Reserva Federal de Estados Unidos, su liderazgo en América Latina y en el Banco Internacional de Pagos.
Hasta ahora, en el Congreso se ha cuestionado a Carstens sobre el mantenimiento de la autonomía del Banco de México, mientras que las encuestas entre la población le dan un rango bajo de confianza, pero el reto que tiene que afrontar es mucho mayor que solo inspirar confianza y consolidar la autonomía.
Sin lugar a dudas, la inobjetable preparación de Carstens y su gran capacidad, ahora alejado del fuego político, le permitirá avanzar en la transparencia dando a conocer las minutas de las reuniones de la Junta de Gobierno, a fin de disipar cualquier duda sobre el mantenimiento de la autonomía. De igual manera, tendrá la sensibilidad de continuar con la política de apertura y de relaciones externas del banco, incluyendo la función de apoyo a las labores académicas de las instituciones de enseñanza, así como para fortalecer el seguimiento y análisis del sistema financiero.
Finalmente, ante este cambio, es necesario que la capacidad que ha demostrado Guillermo Ortiz, su conocimiento y experiencia en materia financiera, monetaria y económica del país y del mundo, se aprovechen en la preparación de la juventud mexicana, así que sería altamente conveniente que regrese a la academia, a su alma mater, la Facultad de Economía de la UNAM, a continuar con su labor de enseñanza que emprendió con éxito durante su gestión en el Banco de México.
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