De acuerdo con las últimas cifras dadas a conocer por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el país ha dejado el decrecimiento económico y ha iniciado una recuperación a partir del tercer trimestre del año. Sin embargo se estima que para el 2009 la producción nacional será menor en 6.9 por ciento de lo fue en el año anterior. Por su parte, las perspectivas en materia de inflación resultan aún más halagüeñas, ya que el crecimiento de los precios podría ubicarse dentro de la meta establecida por el Banco de México, por debajo de cuatro por ciento.
A pesar de la perspectiva de dejar a tras la recesión, existe el temor de que la recuperación no llegue a ser tan dinámica y que, incluso, se encuentre sujeta a una gran volatilidad.
La discusión sobre las medidas que se tomaron para que tratar de contener la contracción económica, así como las que buscan generar un crecimiento sostenido, no fueron las adecuadas, dan pié a considerar que solo se trataron de tibias acciones paliativas para esperar que la solución sea el efecto que genere sobre la economía nacional la recuperación norteamericana. De tal manera, la fragilidad sobre las bases en que sustenta el repunte económico del vecino del norte, lo que ha llevado a los analista internacionales a considerar que podría existir una nueva recaída, están creando en México un clima de incertidumbre sobre el futuro de las actividades productivas.
A su vez, las medidas recaudatorias y el temor de que persista la ineficiencia en el ejercicio del gasto para el próximo año, hacer prever que en lugar de un crecimiento de 3 por ciento en 2010, solo se logre que la producción avance en 1.5 por ciento. Por su parte, los mayores impuestos reducirán la capacidad de compra de la población, propiciarán que se pospongan inversiones y se generará un efecto adverso a lo esperado en materia de recaudación.
El análisis que parte de considerar que el marco fiscal no es adecuado para el nivel de desarrollo del país y para proporcionar los ingresos que requiere la hacienda pública, así como la falta de eficiencia del aparato gubernamental, ha llevado a una de las empresas mundiales de calificación crediticia a determinar una baja en la calidad de los valores mexicanos emitidos en los mercados financieros, con lo cual se encarecerá el costo de los recursos externos. Al parecer, se estima que la política gubernamental se orientó exclusivamente a preservar la estabilidad macroeconómica, en lugar de buscar fortalecer el mercado y la producción internos, lo cual se hubiera reflejado en una menor desaceleración y en una menor tasa de desempleo.
Desde hace tiempo se ha venido mencionando que no es suficiente para el país contar solamente con estabilidad macroeconómica, aunque es un requisito indispensable, para que exista un desarrollo sostenido y dinámico. Además de la reformas estructurales pendientes, se puede fortalecer la recuperación si se quita la incertidumbre que pesa en el ámbito nacional sobre el comportamiento de la economía norteamericana, si emprenden acciones para hacer más ágiles las inversiones en infraestructura, si se lleva a cabo un redimensionamiento racional del aparato gubernamental y si se lleva a cabo un plan serio de mejoramiento de la eficiencia en la prestación de los servicios y bienes públicos.
Por lo pronto, como lo ha señalado el subsecretario de Hacienda, Alejandro Werner, no se recuperará el bienestar que tenía la población en 2008, sino hasta el final de la gestión de Felipe Calderón.
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