El Sol de México
28 de agosto de 2008
Miguel González Ibarra
La estrategia diseñada por el Gobierno federal para enfrentar los efectos de la desaceleración mundial y fundamentalmente la que afecta a Estados Unidos, está enfrentando obstáculos en su ejecución, que hacen prever que no se podrá contrarrestar la tendencia descendente como inicialmente se pretendía. Por lo pronto, tanto el secretario de Hacienda Agustín Carstens como el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, admiten que el crecimiento previsto y la inflación esperados para el fin de año serán menos favorables que las cifras que recientemente se estimaron.
Mientras que el secretario de Hacienda considera que los vientos adversos a los que se enfrenta la economía provocan que avancemos más lentamente de lo que sería deseable, el Banco de México pondera que la estrategia para controlar el incremento en los precios dará sus resultados en el mediano plazo y que la debilidad del aparato productivo nacional se encuentra en el subejercicio del gasto, fundamentalmente en el destinado a la inversión y a los programas de fomento de actividades productivas.
Al respecto, las posiciones políticas de las entidades ejecutoras de los programas y de la inversión tienden a no aceptar, o minimizar, la responsabilidad de la falta de canalización de los recursos presupuestales. En el caso de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), se considera que el ejercicio del gasto se ha llevado a cabo cuando los fondos presupuestales se transfieren a las instancias operativas encargadas de aplicar los recursos públicos, como es el caso de los programas federalizados, o los convenidos con instituciones financieras. En realidad, el efecto, como lo señala Guillermo Ortiz, se refleja en la economía cuando efectivamente se destinan los recursos a su objetivo final. De esta manera se explica la aparente contradicción en las cifras y la falta de sincronización entre la política monetaria y la fiscal en la estrategia contracíclica.
En el ámbito mundial, el Fondo Monetario Internacional ha dado a conocer una baja en su estimación del crecimiento de la economía de 4.1 por ciento a 3.7 en este año y a 3.7 por ciento para el próximo. A vez, en Estados Unidos mostró un descenso de 0.7 por ciento en julio, por lo que se considera que el crecimiento para todo el año difícilmente llegará al 2 por ciento. El día de hoy la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), organismo perteneciente al sistema de las Naciones Unidas, ha dado a conocer, por conducto de su secretaria ejecutiva, Alicia Bárcena, su estudio sobre el comportamiento de las economías latinoamericanas y las perspectivas frente a la volatilidad que impera en el mundo. Este estudio incluye un capítulo especial que evalúa el comportamiento de la región y de las actividades de la CEPAL por sus sesenta años de labores. En la columna de la próxima semana comentaré algunos de los puntos más relevantes, sobre todo en lo concerniente a nuestro país.
En el caso de México, el debilitamiento del mercado norteamericano y la falta de reactivación del interno, ante la mayor cautela de los consumidores, hacen prever que el ritmo de crecimiento ajustado dado a conocer hace algunas semanas por la Secretaría de Hacienda, se sitúe por debajo del 3 por ciento para todo el año, no obstante la ligera mejoría que se tuvo en el segundo trimestre respecto al primero del año, debido a la disminución en la producción y en los precios del petróleo, así como de la actividad en la industria automotriz, que no ha podido ser compensada por los mejores resultados que presenta la agricultura y el modesto repunte de la construcción.
Las otras cifras que señalan una debilidad de la economía son los resultados en las relaciones económicas y financieras con el exterior. El déficit en la balanza comercial al segundo trimestre resultó mayor al esperado, resaltando el dinamismo de las importaciones de bienes de consumo en los últimos meses, incentivadas por el fortalecimiento que mantuvo el peso frente al dólar en ese período. Sin embargo, las reservas internacionales continúan aumentando por la entrada de capitales atraída por los rendimientos de los valores en el mercado financiero del país, así como el sostenido flujo de remesas de los trabajadores migratorios, aunque se muestra una preocupante salida de capitales que comienza a mostrar el desánimo de los inversionistas ante la falta de medidas para aumentar la competitividad y los niveles de inseguridad que han exacerbado a la opinión pública en los últimos días.
Finalmente, el panorama termina por aparecer adverso para el sistema bancario ante la amenaza del crecimiento de la cartera vencida, así como por el clima político adelantado de las elecciones legislativas y en varias de las entidades federativas, incluyendo al Distrito Federal.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/s133.htm
Avatares de la aviación nacional
El Sol de México
21 de agosto de 2008
Miguel González Ibarra
Uno de los sectores que está siendo afectado principalmente por el incremento de los precios de los energéticos y por la desaceleración económica mundial es el de la aviación. Adicionalmente a las penurias que aquejan a todas las líneas aéreas en el mundo, en México, las compañías de aviación tienen que enfrentar la estrecha visión de la Comisión Federal de Competencia (Cofeco), autoridad que pretende asegurar que exista competencia en la prestación de los servicios de transportación aérea, además, de la falta de políticas públicas de apoyo y de las decisiones equivocadas de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), encargada de regular las actividades relacionadas con la aeronavegación y su infraestructura, así como tener que atender a un mercado pequeño.
Las líneas aéreas son el motor generador de una amplia cadena de actividades económicas pero, a diferencia de éstas, las compañías de aviación se encuentran atrapadas en un permanente ciclo de crisis y recuperación. Los negocios que se crean y prosperan al amparo de la operación de la aviación, mantienen una mejor situación financiera que las empresas que propician que existan las oportunidades de negocio.
De tal manera, las organizaciones económicas que se dedican a proveer los servicios aeroportuarios, los de navegación en el espacio aéreo, los servicios para atender en tierra a las aeronaves, a los pasajeros y las mercancías transportadas, así como las labores de mantenimiento, limpieza, vigilancia, comisariato, oficinas de venta (básicamente agencias de viaje) y toda la logística de turismo receptivo, como hoteles, restaurantes, transportación terrestre, y comercios tienen mayores oportunidades de ajustarse a la variaciones del mercado y de sufrir menores descalabros financieros. Adicionalmente, florecen las actividades dedicadas al financiamiento especializado en adquisición de aviones, los esquemas de arrendamiento y la propia construcción de las aeronaves.
La rigidez que enfrentan las líneas aéreas, por los servicios que no tienen competencia, como son los que ofrecen los aeropuertos, los derechos que cobran las autoridades aeronáuticas y los servicios de aeronavegación, además, de las condiciones de aprovisionamiento de combustible y las relaciones laborales con el personal de vuelo y el de tierra, propician que los ajustes ante las variaciones del mercado sean difíciles de llevar a cabo. La inflexibilidad que presentan sus activos fijos, en una industria de utilización intensiva de capital genera a las compañías de aviación altos costos fijos y la imposibilidad de llevar a cabo una utilización fragmentada de dichos activos.
En los países y regiones que comprenden la complejidad y la importancia económica de la transportación aérea se brinda a las empresas del sector condiciones favorables para enfrentar la volatilidad del mercado, tanto a través de apoyos económicos como con facilidades para que puedan salir adelante haciendo los ajustes en su estructura operativa y financiera.
Sin embargo, en México con la visión limitada a la de cierto tipo de pasajeros, la Cofeco, ha impedido que se celebren alianzas que pueden conducir a la fusión de las líneas aéreas troncales del país, así como entre empresas de carácter regional. Adicionalmente, la SCT, se ha mostrado inflexible en el cobro de los derechos y tarifas por los servicios que impone tanto el aeropuerto de la Ciudad de México como en el organismo Servicios a la Navegación Aérea (Seneam), con pequeñas empresas que han venido proporcionando la transportación interregional que no atienden las troncales y que, en su caso, lo hace alguna empresa con énfasis en los viajeros de negocios a los que carga altas tarifas.
La falta de una política aeroportuaria condujo, en el sexenio pasado, a la costosa e ineficiente decisión de llevar una ampliación del aeropuerto de la Ciudad de México, en lugar de emprender la construcción del alterno en el Valle de Tizayuca, aunque se están teniendo que ejecutar las obras de infraestructura complementarias, que fueron el argumento para no llevar a cabo el proyecto.
Actualmente, la falta de una política en materia de transporte aéreo, ha llevado a la suspensión de vuelos, e incluso a la quiebra, de líneas aéreas regionales, en lugar de que las autoridades buscaran como podrían apoyarlas para apuntalar su presencia en el mercado y lograr que se consoliden financieramente. Con mayor sensibilidad, autoridades locales de algunos destinos turísticos y de ciudades del país, están ofreciendo garantizar, a un mínimo de vuelos a esos destinos, el nivel de ocupación de equilibrio de la ruta correspondiente.
No existe producto o servicio más caro que aquél que se necesita y que no se cuenta con él, además, de la afectación que produce en la cadena económica que depende de las líneas aéreas que sirven de puntal directo para una serie de negocios, e indirectamente, para una amplia gama de actividades productivas.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n821195.htm
21 de agosto de 2008
Miguel González Ibarra
Uno de los sectores que está siendo afectado principalmente por el incremento de los precios de los energéticos y por la desaceleración económica mundial es el de la aviación. Adicionalmente a las penurias que aquejan a todas las líneas aéreas en el mundo, en México, las compañías de aviación tienen que enfrentar la estrecha visión de la Comisión Federal de Competencia (Cofeco), autoridad que pretende asegurar que exista competencia en la prestación de los servicios de transportación aérea, además, de la falta de políticas públicas de apoyo y de las decisiones equivocadas de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), encargada de regular las actividades relacionadas con la aeronavegación y su infraestructura, así como tener que atender a un mercado pequeño.
Las líneas aéreas son el motor generador de una amplia cadena de actividades económicas pero, a diferencia de éstas, las compañías de aviación se encuentran atrapadas en un permanente ciclo de crisis y recuperación. Los negocios que se crean y prosperan al amparo de la operación de la aviación, mantienen una mejor situación financiera que las empresas que propician que existan las oportunidades de negocio.
De tal manera, las organizaciones económicas que se dedican a proveer los servicios aeroportuarios, los de navegación en el espacio aéreo, los servicios para atender en tierra a las aeronaves, a los pasajeros y las mercancías transportadas, así como las labores de mantenimiento, limpieza, vigilancia, comisariato, oficinas de venta (básicamente agencias de viaje) y toda la logística de turismo receptivo, como hoteles, restaurantes, transportación terrestre, y comercios tienen mayores oportunidades de ajustarse a la variaciones del mercado y de sufrir menores descalabros financieros. Adicionalmente, florecen las actividades dedicadas al financiamiento especializado en adquisición de aviones, los esquemas de arrendamiento y la propia construcción de las aeronaves.
La rigidez que enfrentan las líneas aéreas, por los servicios que no tienen competencia, como son los que ofrecen los aeropuertos, los derechos que cobran las autoridades aeronáuticas y los servicios de aeronavegación, además, de las condiciones de aprovisionamiento de combustible y las relaciones laborales con el personal de vuelo y el de tierra, propician que los ajustes ante las variaciones del mercado sean difíciles de llevar a cabo. La inflexibilidad que presentan sus activos fijos, en una industria de utilización intensiva de capital genera a las compañías de aviación altos costos fijos y la imposibilidad de llevar a cabo una utilización fragmentada de dichos activos.
En los países y regiones que comprenden la complejidad y la importancia económica de la transportación aérea se brinda a las empresas del sector condiciones favorables para enfrentar la volatilidad del mercado, tanto a través de apoyos económicos como con facilidades para que puedan salir adelante haciendo los ajustes en su estructura operativa y financiera.
Sin embargo, en México con la visión limitada a la de cierto tipo de pasajeros, la Cofeco, ha impedido que se celebren alianzas que pueden conducir a la fusión de las líneas aéreas troncales del país, así como entre empresas de carácter regional. Adicionalmente, la SCT, se ha mostrado inflexible en el cobro de los derechos y tarifas por los servicios que impone tanto el aeropuerto de la Ciudad de México como en el organismo Servicios a la Navegación Aérea (Seneam), con pequeñas empresas que han venido proporcionando la transportación interregional que no atienden las troncales y que, en su caso, lo hace alguna empresa con énfasis en los viajeros de negocios a los que carga altas tarifas.
La falta de una política aeroportuaria condujo, en el sexenio pasado, a la costosa e ineficiente decisión de llevar una ampliación del aeropuerto de la Ciudad de México, en lugar de emprender la construcción del alterno en el Valle de Tizayuca, aunque se están teniendo que ejecutar las obras de infraestructura complementarias, que fueron el argumento para no llevar a cabo el proyecto.
Actualmente, la falta de una política en materia de transporte aéreo, ha llevado a la suspensión de vuelos, e incluso a la quiebra, de líneas aéreas regionales, en lugar de que las autoridades buscaran como podrían apoyarlas para apuntalar su presencia en el mercado y lograr que se consoliden financieramente. Con mayor sensibilidad, autoridades locales de algunos destinos turísticos y de ciudades del país, están ofreciendo garantizar, a un mínimo de vuelos a esos destinos, el nivel de ocupación de equilibrio de la ruta correspondiente.
No existe producto o servicio más caro que aquél que se necesita y que no se cuenta con él, además, de la afectación que produce en la cadena económica que depende de las líneas aéreas que sirven de puntal directo para una serie de negocios, e indirectamente, para una amplia gama de actividades productivas.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n821195.htm
Fuerte desaceleración económica mundial
El Sol de México
14 de agosto de 2008
Miguel Gonzáñez Ibarra
A pesar de que el precio de los energéticos ha venido descendiendo durante los últimos días y de que los correspondientes a alimentos y materias primas tienden a estabilizarse, el comportamiento de las actividades económicas en los países que tienen mayor incidencia en la producción mundial da muestras de resentir los efectos de la incertidumbre, de la perturbación financiera y del aumento de la inflación, que se refleja en una baja sensible en su ritmo de crecimiento.
La desaceleración económica ha comenzado a manifestarse también en las economías emergentes, aunque en el caso de la región latinoamericana, la solidez de sus economías les ha permitido estar mejor preparadas para sortear el desfavorable ambiente económico internacional y son los países que menos han resentido los efectos en su ritmo de crecimiento.
A fines de la semana pasada, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), organización que agrupa a los países de mayor desarrollo y de la cual México es integrante, dio a conocer los indicadores compuestos anticipados de la actividad económica mundial para el primer semestre del año.
En su conjunto, los indicadores muestran que existe una fuerte desaceleración económica en todo el mundo, que ha venido recrudeciéndose desde el mes de febrero de este año. La tendencia en la reducción de la economía mundial es más pronunciada de lo que inicialmente se preveía, por lo que se piensa que pudiera convertirse en una franca recesión con presiones inflacionarias, como parece ser ya el caso que se presenta en Japón.
Para todos los países que conforman la OCDE la actividad económica a junio de este año ha sido menor, en promedio, en cinco puntos respecto de lo que registraron durante el primer semestre de año pasado; pero el dato que corresponde solamente al mes de junio muestra que la desaceleración fue de 0.6 puntos respecto al mismo mes de hace un año.
Por su parte, en un análisis por regiones y principales países, se encuentra que la mayor desaceleración se está presentando en Estados Unidos, seguida de cerca por la reducción que muestran los países que integran la zona euro. En ambos casos existe un aumento importante en la inflación, pues mientras en el primero se estima que ascendería a 6 por ciento, en los países europeos podría llegar hasta a 8 por ciento.
La estrategia que en cada caso se ha adoptado es diferente, ya que en mientras en Estados Unidos se ha relajado la política monetaria, disminuyendo la tasa de interés, y aumentado el déficit público, en la Unión Europea (UE) se ha optado por mantener una política con sesgo restrictivo, aunque se ha apoyado el aumento de la liquidez para hacer frente a las secuelas de la turbulencia financiera internacional. El resultado, hasta el momento, es la debilidad del dólar y la afectación en la balanza comercial de la UE.
El deterioro de las expectativas económicas ha alcanzado también a los países que conforman el grupo Asia 5, integrado por China, India, Indonesia, Japón y Corea, que muestran a contracción del 1.5 para el primer semestre del año respecto al mismo período del año anterior. En caso de los dos primeros países, se manifiesta en el mes de junio una inflexión en su curva de crecimiento, con un descenso de 0.8 y 1.5 puntos, respectivamente, aunque todavía su ritmo de expansión productiva continúa siendo espectacular.
En el caso de América Latina, que ha podido sortear con una menor afectación el entorno mundial desfavorable, el país que muestra un mejor desempeño es Brasil, pues durante el primer semestre del año su producción aumentó en 1.4 puntos, siendo junio un mes de fuerte expansión económica con un índice superior a 0.7 puntos, con una inflación de 6.37 por ciento. A su vez, la otra economía con mejores resultados es la de Chile, con un aumento de cinco puntos en el primer semestre y una inflación esperada para todo el año del 7.5 por ciento.
Por su parte, en México, que había venido resentido la contracción que afecta a su principal socio económico, parece que la estrategia contracíclica adoptada por el Gobierno federal comienza dar resultados, ya que según el último índice adelantado de la actividad económica dado a conocer por el INEGI, la actividad productiva se había expandido en 1.58 puntos, mientras que la inflación, aunque en aumento, se está controlando para que permanezca dentro de los límites establecidos por el Banco de México.
La estrategia mexicana ha permitido que se mantenga el interés de los inversionistas extranjeros para canalizar sus recursos al país, ya que el índice de riego país es el más bajo de las economías emergentes y se ha convertido en un refugio redituable para los flujos externos, con una perspectiva favorable para el tipo de cambio.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n812219.htm
14 de agosto de 2008
Miguel Gonzáñez Ibarra
A pesar de que el precio de los energéticos ha venido descendiendo durante los últimos días y de que los correspondientes a alimentos y materias primas tienden a estabilizarse, el comportamiento de las actividades económicas en los países que tienen mayor incidencia en la producción mundial da muestras de resentir los efectos de la incertidumbre, de la perturbación financiera y del aumento de la inflación, que se refleja en una baja sensible en su ritmo de crecimiento.
La desaceleración económica ha comenzado a manifestarse también en las economías emergentes, aunque en el caso de la región latinoamericana, la solidez de sus economías les ha permitido estar mejor preparadas para sortear el desfavorable ambiente económico internacional y son los países que menos han resentido los efectos en su ritmo de crecimiento.
A fines de la semana pasada, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), organización que agrupa a los países de mayor desarrollo y de la cual México es integrante, dio a conocer los indicadores compuestos anticipados de la actividad económica mundial para el primer semestre del año.
En su conjunto, los indicadores muestran que existe una fuerte desaceleración económica en todo el mundo, que ha venido recrudeciéndose desde el mes de febrero de este año. La tendencia en la reducción de la economía mundial es más pronunciada de lo que inicialmente se preveía, por lo que se piensa que pudiera convertirse en una franca recesión con presiones inflacionarias, como parece ser ya el caso que se presenta en Japón.
Para todos los países que conforman la OCDE la actividad económica a junio de este año ha sido menor, en promedio, en cinco puntos respecto de lo que registraron durante el primer semestre de año pasado; pero el dato que corresponde solamente al mes de junio muestra que la desaceleración fue de 0.6 puntos respecto al mismo mes de hace un año.
Por su parte, en un análisis por regiones y principales países, se encuentra que la mayor desaceleración se está presentando en Estados Unidos, seguida de cerca por la reducción que muestran los países que integran la zona euro. En ambos casos existe un aumento importante en la inflación, pues mientras en el primero se estima que ascendería a 6 por ciento, en los países europeos podría llegar hasta a 8 por ciento.
La estrategia que en cada caso se ha adoptado es diferente, ya que en mientras en Estados Unidos se ha relajado la política monetaria, disminuyendo la tasa de interés, y aumentado el déficit público, en la Unión Europea (UE) se ha optado por mantener una política con sesgo restrictivo, aunque se ha apoyado el aumento de la liquidez para hacer frente a las secuelas de la turbulencia financiera internacional. El resultado, hasta el momento, es la debilidad del dólar y la afectación en la balanza comercial de la UE.
El deterioro de las expectativas económicas ha alcanzado también a los países que conforman el grupo Asia 5, integrado por China, India, Indonesia, Japón y Corea, que muestran a contracción del 1.5 para el primer semestre del año respecto al mismo período del año anterior. En caso de los dos primeros países, se manifiesta en el mes de junio una inflexión en su curva de crecimiento, con un descenso de 0.8 y 1.5 puntos, respectivamente, aunque todavía su ritmo de expansión productiva continúa siendo espectacular.
En el caso de América Latina, que ha podido sortear con una menor afectación el entorno mundial desfavorable, el país que muestra un mejor desempeño es Brasil, pues durante el primer semestre del año su producción aumentó en 1.4 puntos, siendo junio un mes de fuerte expansión económica con un índice superior a 0.7 puntos, con una inflación de 6.37 por ciento. A su vez, la otra economía con mejores resultados es la de Chile, con un aumento de cinco puntos en el primer semestre y una inflación esperada para todo el año del 7.5 por ciento.
Por su parte, en México, que había venido resentido la contracción que afecta a su principal socio económico, parece que la estrategia contracíclica adoptada por el Gobierno federal comienza dar resultados, ya que según el último índice adelantado de la actividad económica dado a conocer por el INEGI, la actividad productiva se había expandido en 1.58 puntos, mientras que la inflación, aunque en aumento, se está controlando para que permanezca dentro de los límites establecidos por el Banco de México.
La estrategia mexicana ha permitido que se mantenga el interés de los inversionistas extranjeros para canalizar sus recursos al país, ya que el índice de riego país es el más bajo de las economías emergentes y se ha convertido en un refugio redituable para los flujos externos, con una perspectiva favorable para el tipo de cambio.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n812219.htm
Productividad, reto para México
El Sol de México
7 de agosto de 2008
Miguel González Ibarra
En el complejo y desfavorable entorno en el que se desenvuelve actualmente la economía mexicana y que espera se extienda cuando menos a los próximos doce meses, las autoridades hacendarias y monetarias han adoptado una serie de medidas para evitar que se desborde la inflación, que pudiera convertirse en un proceso descontrolado de incrementos generalizados en los precios. Por su parte, para mitigar la desaceleración económica se decidió aumentar el gasto público en obras de infraestructura que induzcan una mayor inversión privada.
La estrategia así definida para enfrentar la fuerte contracción que sufre la economía norteamericana, principal destino de nuestras exportaciones, y ante el choque que significa el incremento mundial de los precios de los hidrocarburos y de los alimentos, debe también tomar en cuenta los efectos contraproducentes que se generan en algunas actividades económicas y para algunos de los sectores de población. Adicionalmente, se deben sortear los obstáculos y resistencias que se presentan y que podrían llegar a nulificar los esfuerzos de la política anticíclica y antiinflacionaria.
La divergencia que se ha producido entre la política monetaria y fiscal de Estados Unidos con la de nuestro país es uno de los principales factores que están generando el fortalecimiento del peso contra el dólar y frente a la mayoría de las divisas de los principales países. Mientras el Banco de México ha decidido mantener el sesgo restrictivo en la política, con un posible incremento adicional, en este mes, de un cuarto de punto porcentual en la tasa de interés de referencia, la Reserva Federal ha disminuido su tasa de interés y decidió mantenerla en un nivel sensiblemente menor a la inflación esperada en Estados Unidos.
De tal manera, los inversionistas que continúan con una fuerte aversión al riesgo que se mantiene en los mercados internacionales ante la turbulencia financiera desatada a principio de este año, han encontrado en nuestro país un refugio seguro y rentable para colocar sus capitales, con lo que se ha nulificado la decisión de Banco de México de suspender las subastas de dólares, medida que buscaba inducir una corrección en la cotización del peso.
Aunque el tipo de cambio actual encarece los productos mexicanos en el exterior, una depreciación del peso no garantiza que se dinamice la producción de la oferta exportable, ya que el comportamiento de los consumidores norteamericanos es de una gran cautela. En lugar de inducir una fuerte corrección en el tipo de cambio, mediante una intervención en el mercado cambiario o mediante una disminución en la tasa de interés, lo que pondría en riesgo el control inflacionario, la economía mexicana debe enfrentar el reto de aumentar sensiblemente su productividad en todos los sectores, lo cual concierne tanto a las empresas e instituciones financieras como a la propia administración pública.
En el caso del Gobierno, el programa de apoyo a las obras de infraestructura que pretende llevarse a cabo mediante el Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin), fideicomiso instituido en Banobras, ha estado enfrentando la serie de medidas burocráticas que obstaculizan la generación y autorización de los proyectos de inversión. Además de hacer una revisión para simplificar la normatividad, se deben también unificar los lineamientos y criterios que rigen a la inversión pública y hasta los trámites que deben seguirse para ejercer la inversión. En este sentido, se podría aumentar la productividad de la administración pública, además de las medidas que todavía no se han emprendido para favorecer el establecimiento de empresas y el cumplimiento de las obligaciones fiscales.
Finalmente, entre los retos que provienen de los obstáculos y resistencias que se están generando, se encuentra la actitud que están tomando los bancos ante la disminución de su rentabilidad por las reservas adicionales que tienen que crear ante el aumento de la cartera vencida. En lugar de cambiar su perfil de riesgo, con préstamos a actividades productivas y a proyectos que tengan la finalidad de aumentar la productividad, han tomado el camino de proteger su rentabilidad mediante el aumento de comisiones y de los intereses que cargan para algunos de sus productos crediticios. Estas medidas, además de adolecer de una visión de corto plazo, atentan contra la solidez en el largo plazo al inducir un mayor aumento en la morosidad y poner en riesgo una mayor bancarización de la economía.
Una vez definida la estrategia, se debe tener no sólo la capacidad de ejecutarla eficientemente, sino también de hacer frente a los efectos secundarios y a los obstáculos y reticencias, lo cual obliga a poner nuevamente énfasis en las medidas que promuevan el incremento en la productividad.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n803282.htm
7 de agosto de 2008
Miguel González Ibarra
En el complejo y desfavorable entorno en el que se desenvuelve actualmente la economía mexicana y que espera se extienda cuando menos a los próximos doce meses, las autoridades hacendarias y monetarias han adoptado una serie de medidas para evitar que se desborde la inflación, que pudiera convertirse en un proceso descontrolado de incrementos generalizados en los precios. Por su parte, para mitigar la desaceleración económica se decidió aumentar el gasto público en obras de infraestructura que induzcan una mayor inversión privada.
La estrategia así definida para enfrentar la fuerte contracción que sufre la economía norteamericana, principal destino de nuestras exportaciones, y ante el choque que significa el incremento mundial de los precios de los hidrocarburos y de los alimentos, debe también tomar en cuenta los efectos contraproducentes que se generan en algunas actividades económicas y para algunos de los sectores de población. Adicionalmente, se deben sortear los obstáculos y resistencias que se presentan y que podrían llegar a nulificar los esfuerzos de la política anticíclica y antiinflacionaria.
La divergencia que se ha producido entre la política monetaria y fiscal de Estados Unidos con la de nuestro país es uno de los principales factores que están generando el fortalecimiento del peso contra el dólar y frente a la mayoría de las divisas de los principales países. Mientras el Banco de México ha decidido mantener el sesgo restrictivo en la política, con un posible incremento adicional, en este mes, de un cuarto de punto porcentual en la tasa de interés de referencia, la Reserva Federal ha disminuido su tasa de interés y decidió mantenerla en un nivel sensiblemente menor a la inflación esperada en Estados Unidos.
De tal manera, los inversionistas que continúan con una fuerte aversión al riesgo que se mantiene en los mercados internacionales ante la turbulencia financiera desatada a principio de este año, han encontrado en nuestro país un refugio seguro y rentable para colocar sus capitales, con lo que se ha nulificado la decisión de Banco de México de suspender las subastas de dólares, medida que buscaba inducir una corrección en la cotización del peso.
Aunque el tipo de cambio actual encarece los productos mexicanos en el exterior, una depreciación del peso no garantiza que se dinamice la producción de la oferta exportable, ya que el comportamiento de los consumidores norteamericanos es de una gran cautela. En lugar de inducir una fuerte corrección en el tipo de cambio, mediante una intervención en el mercado cambiario o mediante una disminución en la tasa de interés, lo que pondría en riesgo el control inflacionario, la economía mexicana debe enfrentar el reto de aumentar sensiblemente su productividad en todos los sectores, lo cual concierne tanto a las empresas e instituciones financieras como a la propia administración pública.
En el caso del Gobierno, el programa de apoyo a las obras de infraestructura que pretende llevarse a cabo mediante el Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin), fideicomiso instituido en Banobras, ha estado enfrentando la serie de medidas burocráticas que obstaculizan la generación y autorización de los proyectos de inversión. Además de hacer una revisión para simplificar la normatividad, se deben también unificar los lineamientos y criterios que rigen a la inversión pública y hasta los trámites que deben seguirse para ejercer la inversión. En este sentido, se podría aumentar la productividad de la administración pública, además de las medidas que todavía no se han emprendido para favorecer el establecimiento de empresas y el cumplimiento de las obligaciones fiscales.
Finalmente, entre los retos que provienen de los obstáculos y resistencias que se están generando, se encuentra la actitud que están tomando los bancos ante la disminución de su rentabilidad por las reservas adicionales que tienen que crear ante el aumento de la cartera vencida. En lugar de cambiar su perfil de riesgo, con préstamos a actividades productivas y a proyectos que tengan la finalidad de aumentar la productividad, han tomado el camino de proteger su rentabilidad mediante el aumento de comisiones y de los intereses que cargan para algunos de sus productos crediticios. Estas medidas, además de adolecer de una visión de corto plazo, atentan contra la solidez en el largo plazo al inducir un mayor aumento en la morosidad y poner en riesgo una mayor bancarización de la economía.
Una vez definida la estrategia, se debe tener no sólo la capacidad de ejecutarla eficientemente, sino también de hacer frente a los efectos secundarios y a los obstáculos y reticencias, lo cual obliga a poner nuevamente énfasis en las medidas que promuevan el incremento en la productividad.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n803282.htm
La inflación en época de crisis
El Sol de México
31 de julio de 2008
Miguel González Ibarra
El incremento generalizado de los precios en un entorno desfavorable para el desarrollo de las actividades de las instituciones financieras, de las empresas y de las familias, constituye un complejo panorama para las autoridades de todos los países, que se ven obligadas a incursionar en medidas de política económica ajenas a la ortodoxia con que regularmente han enfrentado a la inflación en épocas sin turbulencia.
El lento crecimiento de la economía, la disminución de la confianza de los consumidores, la frágil situación financiera de los bancos por los créditos de baja calidad, que amenaza con extenderse a los de mayor calidad, así como el fortalecimiento y la debilidad de unas monedas frente a otras, han conformado un ambiente en el que la tradicional política antiinflacionaria, basada en una restricción monetaria, puede conducir a una crisis profunda y de larga duración con un grave desajuste en la estructura relativa de precios y con un imprevisible costo social.
En tales circunstancias, cobran una mayor relevancia en la estrategia para controlar un proceso ordenado de ajuste de precios, las medidas en materia fiscal, cambiaria, de deuda y de fomento. Sin embargo, existe la disyuntiva sobre el sentido que debería darse a estas medidas. De tal manera, mientras que algunas propuestas fiscales pugnan por una disminución en el gasto público, otras se muestran a favor de medidas contracíclicas; asimismo, frente a las opiniones de disminuir la carga tributaria a los causantes, existen otras en el sentido de fortalecer los ingresos públicos.
La adopción de una política monetaria restrictiva implica un alza en las tasas de interés, lo cual tiene repercusiones sobre el ritmo de crecimiento de la producción, del consumo y del empleo, además de que tiende a fortalecer el tipo de cambio que encarece el precio de los productos de exportación. Adicionalmente, la consecuencia de una política que sólo contemple medidas ortodoxas, en las actuales circunstancias debilitaría aún más la economía de los países y agravaría la fragilidad financiera de las instituciones bancarias.
Al respecto, al reconocimiento generalizado de que aún no terminan los efectos de la turbulencia financiera que desataron los créditos de baja calidad otorgados en Estados Unidos, se empiezan a manifestar problemas en otro nivel de deudores, como es el caso de los tarjetahabientes de American Express, la cuarta emisora de tarjetas en el mercado norteamericano. Los saldos que deben cubrirse totalmente al final de cada ciclo a American Express se están extendiendo a 30 y 60 días, por lo que la empresa ha visto aumentar significativamente su índice de cartera morosa y de la irrecuperable. Los inversionistas están viendo con nerviosismo esta situación, y de inmediato se ha reflejado en una baja en la cotización de las acciones de esta empresa.
En México, que hasta ahora ha sorteado bien los choques de la turbulencia financiera mundial, se ha adoptado una política antiinflacionaria que contempla una alza moderada de las tasas de interés, una estabilización dentro de cierta banda del tipo de cambio, una disminución del circulante mediante la compra de dólares por parte del Gobierno federal, para mejorar el perfil de la deuda externa, y una serie de medidas de fomento que incluyen un aumento en la inversión productiva, así como subsidios y acuerdos para evitar una espiral en los precios de los energéticos y de los productos básicos.
Los resultados y reacciones ante la estrategia mexicana de control de la inflación, van desde la previsión gubernamental de que el crecimiento del país durante este año será superior a lo esperado y las medidas que están tomando los bancos para aumentar sus reservas frente al aumento en la morosidad de los créditos otorgados mediante tarjeta de crédito, hasta los desacuerdos por mantener fuerte al peso frente al dólar y las exigencias de aumentos salariales.
Al respecto, hay que señalar que la paridad, medida a través del poder de compra, metodología que inicialmente llevó a la práctica la prestigiada revista británica The Economist y que ha sido objeto de una mayor elaboración por parte de organismos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, ubica que para julio de este año, en el caso de México debería ser de 8.96 pesos por dólar. De tal manera, al mantenerse el tipo de cambio alrededor del los 10.40 pesos por dólar, además de servir como ancla para la inflación, evitará que se deteriore más el poder de compra y no será un elemento que pudiera generar efectos negativos en la balanza de pagos, ya que incluso, por el persistente alto precio de los hidrocarburos, se estima que en los próximos meses se tendrá un superávit de la balanza comercial.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n793617.htm
31 de julio de 2008
Miguel González Ibarra
El incremento generalizado de los precios en un entorno desfavorable para el desarrollo de las actividades de las instituciones financieras, de las empresas y de las familias, constituye un complejo panorama para las autoridades de todos los países, que se ven obligadas a incursionar en medidas de política económica ajenas a la ortodoxia con que regularmente han enfrentado a la inflación en épocas sin turbulencia.
El lento crecimiento de la economía, la disminución de la confianza de los consumidores, la frágil situación financiera de los bancos por los créditos de baja calidad, que amenaza con extenderse a los de mayor calidad, así como el fortalecimiento y la debilidad de unas monedas frente a otras, han conformado un ambiente en el que la tradicional política antiinflacionaria, basada en una restricción monetaria, puede conducir a una crisis profunda y de larga duración con un grave desajuste en la estructura relativa de precios y con un imprevisible costo social.
En tales circunstancias, cobran una mayor relevancia en la estrategia para controlar un proceso ordenado de ajuste de precios, las medidas en materia fiscal, cambiaria, de deuda y de fomento. Sin embargo, existe la disyuntiva sobre el sentido que debería darse a estas medidas. De tal manera, mientras que algunas propuestas fiscales pugnan por una disminución en el gasto público, otras se muestran a favor de medidas contracíclicas; asimismo, frente a las opiniones de disminuir la carga tributaria a los causantes, existen otras en el sentido de fortalecer los ingresos públicos.
La adopción de una política monetaria restrictiva implica un alza en las tasas de interés, lo cual tiene repercusiones sobre el ritmo de crecimiento de la producción, del consumo y del empleo, además de que tiende a fortalecer el tipo de cambio que encarece el precio de los productos de exportación. Adicionalmente, la consecuencia de una política que sólo contemple medidas ortodoxas, en las actuales circunstancias debilitaría aún más la economía de los países y agravaría la fragilidad financiera de las instituciones bancarias.
Al respecto, al reconocimiento generalizado de que aún no terminan los efectos de la turbulencia financiera que desataron los créditos de baja calidad otorgados en Estados Unidos, se empiezan a manifestar problemas en otro nivel de deudores, como es el caso de los tarjetahabientes de American Express, la cuarta emisora de tarjetas en el mercado norteamericano. Los saldos que deben cubrirse totalmente al final de cada ciclo a American Express se están extendiendo a 30 y 60 días, por lo que la empresa ha visto aumentar significativamente su índice de cartera morosa y de la irrecuperable. Los inversionistas están viendo con nerviosismo esta situación, y de inmediato se ha reflejado en una baja en la cotización de las acciones de esta empresa.
En México, que hasta ahora ha sorteado bien los choques de la turbulencia financiera mundial, se ha adoptado una política antiinflacionaria que contempla una alza moderada de las tasas de interés, una estabilización dentro de cierta banda del tipo de cambio, una disminución del circulante mediante la compra de dólares por parte del Gobierno federal, para mejorar el perfil de la deuda externa, y una serie de medidas de fomento que incluyen un aumento en la inversión productiva, así como subsidios y acuerdos para evitar una espiral en los precios de los energéticos y de los productos básicos.
Los resultados y reacciones ante la estrategia mexicana de control de la inflación, van desde la previsión gubernamental de que el crecimiento del país durante este año será superior a lo esperado y las medidas que están tomando los bancos para aumentar sus reservas frente al aumento en la morosidad de los créditos otorgados mediante tarjeta de crédito, hasta los desacuerdos por mantener fuerte al peso frente al dólar y las exigencias de aumentos salariales.
Al respecto, hay que señalar que la paridad, medida a través del poder de compra, metodología que inicialmente llevó a la práctica la prestigiada revista británica The Economist y que ha sido objeto de una mayor elaboración por parte de organismos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, ubica que para julio de este año, en el caso de México debería ser de 8.96 pesos por dólar. De tal manera, al mantenerse el tipo de cambio alrededor del los 10.40 pesos por dólar, además de servir como ancla para la inflación, evitará que se deteriore más el poder de compra y no será un elemento que pudiera generar efectos negativos en la balanza de pagos, ya que incluso, por el persistente alto precio de los hidrocarburos, se estima que en los próximos meses se tendrá un superávit de la balanza comercial.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n793617.htm
Continúa el riesgo financiero mundial
El Sol de México
24 de julio de 2008
Miguel González Ibarra
A más de un año de distancia de que se presentaron las primeras manifestaciones de los desequilibrios que causaron los créditos hipotecarios de baja calidad otorgados en Estado Unidos, y a pesar de las medidas que han venido tomando los bancos centrales y las autoridades financieras de las mayores economías del mundo, la crisis desatada por la turbulencia generada en los mercados está aún lejos de terminar.
La semana pasada, el Gobierno norteamericano intervino para apoyar a las dos más grandes agencias hipotecarias federales que operan es ese país, golpeadas por los riesgos que han acumulado y que las ha puesto en una delicada situación financiera.
La asociación hipotecaria de carácter federal denominada Fannie Mae fue creada por el presidente Roosevelt en 1938 para que se generara un mercado secundario de créditos hipotecarios que permitieran darle un mayor dinamismo al sector inmobiliario, con el fin de apoyar el crecimiento económico de su país. Esta agencia se privatizó durante el gobierno del presidente Johnson y comenzó a emitir títulos de inversión con respaldo, de manera tal que se trasladaba, a través del mercado de valores, a los inversionistas el riesgo inherente a los créditos hipotecarios .Con este mismo objetivo, en ese mismo periodo, se creó una empresa adicional que se denominó Freddie Mac.
Durante más de tres décadas, la participación de estas dos empresas permitió generar un importante mercado de activos respaldados con bienes raíces. Sin embargo, a principios del nuevo siglo se comenzó a apoyar el desarrollo de vivienda para sectores de población de menor calidad crediticia, con lo cual surgió la emisión de obligaciones de deuda garantizada.
Los nuevos valores negociados en el mercado dieron pie a un auge en la empresas aseguradoras de riesgo crediticio, así como a las operaciones con recurso sobre las generadoras originales de la operación hipotecara. Adicionalmente, la regulación permitió, en la mayoría de los países, que los bancos y entidades financieras contabilizaran las obligaciones que asumían, como "fuera de balance", y por lo tanto, no sujetas al cumplimiento de las reservas preventivas y de las medidas de gestión de riesgos.
Las primeras que sucumbieron al cambio en la preferencia por el riesgo ante los incrementos en las tasas de interés que llevó a cabo la Reserva Federal fueron las instituciones crediticias y los inversionistas que tuvieron una conducta más agresiva en el mercado. Las ganancias extraordinarias obtenidas en un principio, pronto dieron origen a dificultades financieras, tanto en instituciones de Estados Unidos como fuera de este país, como es el caso de Gran Bretaña, Alemania y Suiza.
A partir de entonces, se ha dado origen a un proceso de rescate, cierre, adquisición y fusión de instituciones financieras. A la baja del precio de las acciones de bancos como Citibank, American Express y de firmas de inversión como Bear Stearns se han estado uniendo otras instituciones que enfrentan grandes problemas financieros, como los dos gigantes bancarios suizos, Unión de Bancos Suizos (UBS) y el Credit Suisse. Asimismo, se encuentra el caso del Dresdner Bank, filial de la aseguradora alemana Alianz y el caso del Postbank germano.
Hasta hora, las operaciones de rescate que han tenido mayor trascendencia son la aportación de capital a Citibank por parte de fondos soberanos de los países productores de petróleo, la adquisición y fusión de Bear Stearns por parte de J. P. Morgan, y el estatus especial que se mantiene sobre el británico Northern Rock. En perspectiva, se mantienen a la espera de la oportunidad para hacerse de instituciones con problemas que pudieran redituarles una importante posición del mercado las instituciones bancarias españolas. Banco Sabadell, Banco Pastor y los ingleses, HSBC, que ha celebrado una alianza con BBVA y el Bank of Scotland, recientemente asociado con Santander para adueñarse de un banco holandés.
En México, sería de esperar que las intuiciones con problemas y que operan en el país continúen con su política de altos márgenes de intermediación y de cobro de comisiones para mantener la generación de utilidades que ayuden a sus casas matrices a obtener los recursos de capital que les están haciendo falta. Sin embargo, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, en previsión de que pueda presentarse un problema en el mercado interno, ha determinado que se incrementen las reservas que deben mantenerse por las operaciones que hayan otorgado por crédito al consumo y, fundamentalmente, la derivadas de tarjetas de creidito, aun cuando se trate de tarjetahabientes que se encuentren al corriente de sus pagos.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n784541.htm
24 de julio de 2008
Miguel González Ibarra
A más de un año de distancia de que se presentaron las primeras manifestaciones de los desequilibrios que causaron los créditos hipotecarios de baja calidad otorgados en Estado Unidos, y a pesar de las medidas que han venido tomando los bancos centrales y las autoridades financieras de las mayores economías del mundo, la crisis desatada por la turbulencia generada en los mercados está aún lejos de terminar.
La semana pasada, el Gobierno norteamericano intervino para apoyar a las dos más grandes agencias hipotecarias federales que operan es ese país, golpeadas por los riesgos que han acumulado y que las ha puesto en una delicada situación financiera.
La asociación hipotecaria de carácter federal denominada Fannie Mae fue creada por el presidente Roosevelt en 1938 para que se generara un mercado secundario de créditos hipotecarios que permitieran darle un mayor dinamismo al sector inmobiliario, con el fin de apoyar el crecimiento económico de su país. Esta agencia se privatizó durante el gobierno del presidente Johnson y comenzó a emitir títulos de inversión con respaldo, de manera tal que se trasladaba, a través del mercado de valores, a los inversionistas el riesgo inherente a los créditos hipotecarios .Con este mismo objetivo, en ese mismo periodo, se creó una empresa adicional que se denominó Freddie Mac.
Durante más de tres décadas, la participación de estas dos empresas permitió generar un importante mercado de activos respaldados con bienes raíces. Sin embargo, a principios del nuevo siglo se comenzó a apoyar el desarrollo de vivienda para sectores de población de menor calidad crediticia, con lo cual surgió la emisión de obligaciones de deuda garantizada.
Los nuevos valores negociados en el mercado dieron pie a un auge en la empresas aseguradoras de riesgo crediticio, así como a las operaciones con recurso sobre las generadoras originales de la operación hipotecara. Adicionalmente, la regulación permitió, en la mayoría de los países, que los bancos y entidades financieras contabilizaran las obligaciones que asumían, como "fuera de balance", y por lo tanto, no sujetas al cumplimiento de las reservas preventivas y de las medidas de gestión de riesgos.
Las primeras que sucumbieron al cambio en la preferencia por el riesgo ante los incrementos en las tasas de interés que llevó a cabo la Reserva Federal fueron las instituciones crediticias y los inversionistas que tuvieron una conducta más agresiva en el mercado. Las ganancias extraordinarias obtenidas en un principio, pronto dieron origen a dificultades financieras, tanto en instituciones de Estados Unidos como fuera de este país, como es el caso de Gran Bretaña, Alemania y Suiza.
A partir de entonces, se ha dado origen a un proceso de rescate, cierre, adquisición y fusión de instituciones financieras. A la baja del precio de las acciones de bancos como Citibank, American Express y de firmas de inversión como Bear Stearns se han estado uniendo otras instituciones que enfrentan grandes problemas financieros, como los dos gigantes bancarios suizos, Unión de Bancos Suizos (UBS) y el Credit Suisse. Asimismo, se encuentra el caso del Dresdner Bank, filial de la aseguradora alemana Alianz y el caso del Postbank germano.
Hasta hora, las operaciones de rescate que han tenido mayor trascendencia son la aportación de capital a Citibank por parte de fondos soberanos de los países productores de petróleo, la adquisición y fusión de Bear Stearns por parte de J. P. Morgan, y el estatus especial que se mantiene sobre el británico Northern Rock. En perspectiva, se mantienen a la espera de la oportunidad para hacerse de instituciones con problemas que pudieran redituarles una importante posición del mercado las instituciones bancarias españolas. Banco Sabadell, Banco Pastor y los ingleses, HSBC, que ha celebrado una alianza con BBVA y el Bank of Scotland, recientemente asociado con Santander para adueñarse de un banco holandés.
En México, sería de esperar que las intuiciones con problemas y que operan en el país continúen con su política de altos márgenes de intermediación y de cobro de comisiones para mantener la generación de utilidades que ayuden a sus casas matrices a obtener los recursos de capital que les están haciendo falta. Sin embargo, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, en previsión de que pueda presentarse un problema en el mercado interno, ha determinado que se incrementen las reservas que deben mantenerse por las operaciones que hayan otorgado por crédito al consumo y, fundamentalmente, la derivadas de tarjetas de creidito, aun cuando se trate de tarjetahabientes que se encuentren al corriente de sus pagos.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n784541.htm
Precios administrados, tasas de interés y productividad para combatir la inflación
El Sol de México
17 de julio de 2008
Miguel González Ibarra
La amenaza de que el desequilibrio mundial en el mercado de energéticos, de las materias primas y de los alimentos, que ha generado un alza incesante en los precios se pueda convertir en una espiral inflacionaria con estancamiento económico, tal como sucedió hace tres décadas, se ha convertido en una de las mayores preocupaciones de todos los países.
Durante los primeros meses del año, la inflación en promedio, en la mayoría de los países, se incrementó entre 4 y 5 puntos porcentuales respecto al período anterior, con un efecto más acusado en las economías emergentes en las cuales los alimentos tienen un peso mayor en el índice general de precios. Adicionalmente, debe tenerse en cuenta que el aumento general de precios ha llegado a rebasar las metas y aun la banda de tolerancia que habían fijado los distintos bancos centrales, con lo cual se pone en entredicho el marco de estabilidad macroeconómica que con tanto esfuerzo se había conseguido, como es el caso de la región latinoamericana.
El panorama actual, sin embargo, resulta aún más complejo para las autoridades monetarias y financieras de cada uno de los países. En primer lugar, aún no terminan las secuelas de la turbulencia que desató en los mercados financieros la serie de créditos hipotecarios de alto riesgo que se otorgaron en Estados Unidos. De tal manera, la liquidez que se requiere para contener las presiones que está enfrentado el sistema bancario, así como la creciente aversión al riesgo y la desconfianza que impera entre los distintos agentes financieros, está complicando a las autoridades la adopción de una típica política monetaria antiinflacionaria.
En segundo término se encuentra una fuerte ola especulativa que mantiene elevados los precios de los hidrocarburos y los alimentos, a pesar de los esfuerzos por controlar a la oferta y demanda mundiales. Las medidas que hasta ahora se han adoptado para tratar de contener la especulación no han podido frenarla, por lo que se estima que solamente hasta que los mercados de capitales recuperen la amplitud y profundidad que la turbulencia ha limitado, será cuando se podrá dar cauce al apetito de los especuladores.
Las recomendaciones que ante esta situación han formulado los economistas de organismos internacionales, como en el caso de la Organización de Cooperación Económica para el Desarrollo (OECD), consisten en no impedir el incremento de los precios mediante subsidios o medidas proteccionistas, con el fin de que se asimilen rápidamente y que el aumento abrupto dé paso a un nuevo período de estabilidad. Sin embargo, al adoptar una medida de esta naturaleza se tendría una sensible disminución en los ingresos reales de los consumidores, que según los autores de la propuesta se recuperarían cuando se logre un aumento en la productividad.
El alto costo social de permitir que los precios internacionales produzcan un rápido salto en el índice inflacionario y su posterior estabilización, así como las circunstancias políticas que se viven en distintas naciones, han hecho que las estrategias monetarias, además de tomar un sesgo restrictivo con el incremento de las tasas de interés de referencia, se apoyen también en administrar los precios de los productos y de los insumos básicos, así como en distintas medidas fiscales, que van desde un gasto público anticíclico, hasta incentivos tributarios que incluyen bajar las tasas y reembolsar parte de los impuestos enterados a los contribuyentes, para paliar la disminución de su poder de compra.
Adicionalmente, existe el riesgo de que la propuesta de permitir el rápido ajuste en los precios internos, en función de los aumentos en el mercado internacional de los energéticos y de los alimentos, podría inducir una estabilización sin crecimiento, frente a la mermada confianza que están mostrando los consumidores, situación alentada por el desastroso efecto que sobre las finanzas personales están infringiendo los altos costos de los créditos al consumo e hipotecarios.
Por lo pronto en México, de cara al próximo año electoral, la Secretaría de Hacienda se enfrenta al reto de diseñar el marco macroeconómico que justificará el presupuesto que se proponga para 2009, en medio de la incertidumbre sobre el comportamiento de los precios y de la economía mundial, de las presiones políticas y empresariales internas para que permanezcan los subsidios a los energéticos y para que continúe la concertación para mantener los precios de los alimentos básicos, además de tener que aumentar el gasto para apoyar las actividades productivas en el medio rural.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n775124.htm
17 de julio de 2008
Miguel González Ibarra
La amenaza de que el desequilibrio mundial en el mercado de energéticos, de las materias primas y de los alimentos, que ha generado un alza incesante en los precios se pueda convertir en una espiral inflacionaria con estancamiento económico, tal como sucedió hace tres décadas, se ha convertido en una de las mayores preocupaciones de todos los países.
Durante los primeros meses del año, la inflación en promedio, en la mayoría de los países, se incrementó entre 4 y 5 puntos porcentuales respecto al período anterior, con un efecto más acusado en las economías emergentes en las cuales los alimentos tienen un peso mayor en el índice general de precios. Adicionalmente, debe tenerse en cuenta que el aumento general de precios ha llegado a rebasar las metas y aun la banda de tolerancia que habían fijado los distintos bancos centrales, con lo cual se pone en entredicho el marco de estabilidad macroeconómica que con tanto esfuerzo se había conseguido, como es el caso de la región latinoamericana.
El panorama actual, sin embargo, resulta aún más complejo para las autoridades monetarias y financieras de cada uno de los países. En primer lugar, aún no terminan las secuelas de la turbulencia que desató en los mercados financieros la serie de créditos hipotecarios de alto riesgo que se otorgaron en Estados Unidos. De tal manera, la liquidez que se requiere para contener las presiones que está enfrentado el sistema bancario, así como la creciente aversión al riesgo y la desconfianza que impera entre los distintos agentes financieros, está complicando a las autoridades la adopción de una típica política monetaria antiinflacionaria.
En segundo término se encuentra una fuerte ola especulativa que mantiene elevados los precios de los hidrocarburos y los alimentos, a pesar de los esfuerzos por controlar a la oferta y demanda mundiales. Las medidas que hasta ahora se han adoptado para tratar de contener la especulación no han podido frenarla, por lo que se estima que solamente hasta que los mercados de capitales recuperen la amplitud y profundidad que la turbulencia ha limitado, será cuando se podrá dar cauce al apetito de los especuladores.
Las recomendaciones que ante esta situación han formulado los economistas de organismos internacionales, como en el caso de la Organización de Cooperación Económica para el Desarrollo (OECD), consisten en no impedir el incremento de los precios mediante subsidios o medidas proteccionistas, con el fin de que se asimilen rápidamente y que el aumento abrupto dé paso a un nuevo período de estabilidad. Sin embargo, al adoptar una medida de esta naturaleza se tendría una sensible disminución en los ingresos reales de los consumidores, que según los autores de la propuesta se recuperarían cuando se logre un aumento en la productividad.
El alto costo social de permitir que los precios internacionales produzcan un rápido salto en el índice inflacionario y su posterior estabilización, así como las circunstancias políticas que se viven en distintas naciones, han hecho que las estrategias monetarias, además de tomar un sesgo restrictivo con el incremento de las tasas de interés de referencia, se apoyen también en administrar los precios de los productos y de los insumos básicos, así como en distintas medidas fiscales, que van desde un gasto público anticíclico, hasta incentivos tributarios que incluyen bajar las tasas y reembolsar parte de los impuestos enterados a los contribuyentes, para paliar la disminución de su poder de compra.
Adicionalmente, existe el riesgo de que la propuesta de permitir el rápido ajuste en los precios internos, en función de los aumentos en el mercado internacional de los energéticos y de los alimentos, podría inducir una estabilización sin crecimiento, frente a la mermada confianza que están mostrando los consumidores, situación alentada por el desastroso efecto que sobre las finanzas personales están infringiendo los altos costos de los créditos al consumo e hipotecarios.
Por lo pronto en México, de cara al próximo año electoral, la Secretaría de Hacienda se enfrenta al reto de diseñar el marco macroeconómico que justificará el presupuesto que se proponga para 2009, en medio de la incertidumbre sobre el comportamiento de los precios y de la economía mundial, de las presiones políticas y empresariales internas para que permanezcan los subsidios a los energéticos y para que continúe la concertación para mantener los precios de los alimentos básicos, además de tener que aumentar el gasto para apoyar las actividades productivas en el medio rural.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n775124.htm
Mejores perspectivas económicas para fin de año
El Sol de México
10 de julio de 2008
Miguel González Ibarra
A pesar de los nubarrones que afectan a la economía mundial, México cuenta con la solidez suficiente y con los mecanismos para asimilar los choques del exterior y minimizar sus efectos en las actividades productivas del país y en el empleo. De tal manera, es posible que la desaceleración económica que se ha venido acentuando desde el segundo trimestre el año se estabilice en el tercer trimestre y comience una ligera recuperación hacia el fin del año, para iniciar el próximo con un mayor dinamismo.
La amenaza de que la inflación continúe aumentado parece disiparse, ya que ha comenzados a dar resultado la política restrictiva seguida por el Banco de México. A pesar de que todavía se prevea que el incremento de los precios en los próximos dos meses se ubique en una tasa cercana al cinco por ciento anual, para el fin de año la expectativa es que se reduzca por abajo del 4.5 por ciento. Sin embargo, será necesario hacer frente a la disminución que están sufriendo en términos reales los ingresos de las familias, que ya comienzan a acusar los estragos de los mayores precios en los alimentos, de la restricción crediticia y del aumento en el costo de los financiamientos.
Por su parte las remesas de los trabajadores migratorios han crecido a un menor ritmo, lo que se reflejará en la capacidad de consumo en las regiones expulsoras de mano de obra. Las medidas para impulsar las actividades rurales, aprovechando los altos precios de los productos agropecuarios, es una alternativa que puede paliar los efectos de los menores ingresos de la familias que dependen de las remesas de sus familiares, adicionalmente se pueden frenar las presiones migratorias. Sin embargo, una mejoría en las condiciones económicas debe basarse en un mayor flujo de inversiones productivas, así como en un fuerte impulso a la productividad. Al respecto, existe un gran escepticismo en una buena parte del empresariado mexicano para comprometerse en nuevos proyectos, en la ampliación de sus instalaciones productivas y en el mejoramiento de sus procesos y productos.
Sin embargo, de acuerdo con el último boletín sobre inversiones en México que publica la empresa consultora Pablo Rión y Asociados, existen proyectos por más de dos mil quinientos millones de dólares de empresas mexicanas para el segundo semestre del año, así como mil millones de empresas extranjeras. Entre éstas destacan el Grupo Modelo, Alfa, Mexichem, Vitromex, Compañía Minera Autlán, MVS Comunicaciones, City Express y el Grupo Aeroportuario Centro Norte. La confianza en el futuro del país no sólo se encuentra entre las grandes empresas, como las antes mencionadas, sino que también productores con visión empresarial se aprestan a llevar a cabo proyectos que les permitan aprovechar las oportunidades del mercado, como es el caso de los productores de nopal de Milpa Alta en el Distrito Federal, así como las iniciativas para aumentar la productividad de la Confederación Nacional de Productores de Papa (Conpapa).
Por su parte, se espera que la inversión pública sea más dinámica a partir del segundo semestre el año, sobre todo en materia de infraestructura, como lo ha anunciado el secretario de Hacienda Agustín Carstens, y según los planes del Fondo Nacional de Infraestructura, fideicomiso instituido en Banobras a cargo de Federico Patiño. De estas medidas hay que destacar el efecto que tendrán en distintas regiones, ya que se tiene previsto aumentar las transferencias a las entidades federativas para impulsar proyectos de infraestructura de envergadura local.
La estrategia para enfrentar el adverso panorama externo debe completarse con una actitud de mayor compromiso con el futuro del país por parte del sistema bancario, ya que se comienza a apreciar una fuerte desaceleración del financiamiento a las actividades productivas y un ligero aumento en el ya de por sí elevado margen de intermediación.
Sin lugar dudas que la Conferencia que organizan conjuntamente el Senado de la República, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Secretaría de Hacienda y que inicia mañana en Querétaro sobre educación financiera, protección al consumidor y competencia bancaria, es una muestra de la preocupación de la autoridades, de los legisladores y de las organizaciones internacionales sobre la pobre contribución del sector financiero al desarrollo del país.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n765517.htm
10 de julio de 2008
Miguel González Ibarra
A pesar de los nubarrones que afectan a la economía mundial, México cuenta con la solidez suficiente y con los mecanismos para asimilar los choques del exterior y minimizar sus efectos en las actividades productivas del país y en el empleo. De tal manera, es posible que la desaceleración económica que se ha venido acentuando desde el segundo trimestre el año se estabilice en el tercer trimestre y comience una ligera recuperación hacia el fin del año, para iniciar el próximo con un mayor dinamismo.
La amenaza de que la inflación continúe aumentado parece disiparse, ya que ha comenzados a dar resultado la política restrictiva seguida por el Banco de México. A pesar de que todavía se prevea que el incremento de los precios en los próximos dos meses se ubique en una tasa cercana al cinco por ciento anual, para el fin de año la expectativa es que se reduzca por abajo del 4.5 por ciento. Sin embargo, será necesario hacer frente a la disminución que están sufriendo en términos reales los ingresos de las familias, que ya comienzan a acusar los estragos de los mayores precios en los alimentos, de la restricción crediticia y del aumento en el costo de los financiamientos.
Por su parte las remesas de los trabajadores migratorios han crecido a un menor ritmo, lo que se reflejará en la capacidad de consumo en las regiones expulsoras de mano de obra. Las medidas para impulsar las actividades rurales, aprovechando los altos precios de los productos agropecuarios, es una alternativa que puede paliar los efectos de los menores ingresos de la familias que dependen de las remesas de sus familiares, adicionalmente se pueden frenar las presiones migratorias. Sin embargo, una mejoría en las condiciones económicas debe basarse en un mayor flujo de inversiones productivas, así como en un fuerte impulso a la productividad. Al respecto, existe un gran escepticismo en una buena parte del empresariado mexicano para comprometerse en nuevos proyectos, en la ampliación de sus instalaciones productivas y en el mejoramiento de sus procesos y productos.
Sin embargo, de acuerdo con el último boletín sobre inversiones en México que publica la empresa consultora Pablo Rión y Asociados, existen proyectos por más de dos mil quinientos millones de dólares de empresas mexicanas para el segundo semestre del año, así como mil millones de empresas extranjeras. Entre éstas destacan el Grupo Modelo, Alfa, Mexichem, Vitromex, Compañía Minera Autlán, MVS Comunicaciones, City Express y el Grupo Aeroportuario Centro Norte. La confianza en el futuro del país no sólo se encuentra entre las grandes empresas, como las antes mencionadas, sino que también productores con visión empresarial se aprestan a llevar a cabo proyectos que les permitan aprovechar las oportunidades del mercado, como es el caso de los productores de nopal de Milpa Alta en el Distrito Federal, así como las iniciativas para aumentar la productividad de la Confederación Nacional de Productores de Papa (Conpapa).
Por su parte, se espera que la inversión pública sea más dinámica a partir del segundo semestre el año, sobre todo en materia de infraestructura, como lo ha anunciado el secretario de Hacienda Agustín Carstens, y según los planes del Fondo Nacional de Infraestructura, fideicomiso instituido en Banobras a cargo de Federico Patiño. De estas medidas hay que destacar el efecto que tendrán en distintas regiones, ya que se tiene previsto aumentar las transferencias a las entidades federativas para impulsar proyectos de infraestructura de envergadura local.
La estrategia para enfrentar el adverso panorama externo debe completarse con una actitud de mayor compromiso con el futuro del país por parte del sistema bancario, ya que se comienza a apreciar una fuerte desaceleración del financiamiento a las actividades productivas y un ligero aumento en el ya de por sí elevado margen de intermediación.
Sin lugar dudas que la Conferencia que organizan conjuntamente el Senado de la República, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Secretaría de Hacienda y que inicia mañana en Querétaro sobre educación financiera, protección al consumidor y competencia bancaria, es una muestra de la preocupación de la autoridades, de los legisladores y de las organizaciones internacionales sobre la pobre contribución del sector financiero al desarrollo del país.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n765517.htm
Dinamismo en el gasto público
El Sol de México
3 de julio de 2008
Por Miguel González Ibarra
El panorama económico internacional es poco prometedor para la mayoría de los países que deben hacer frente a los altos precios de los energéticos, de los alimentos, a las presiones inflacionarias y a la desaceleración del ritmo de expansión de las actividades económicas que ha comenzado a afectar a los princípiales mercados globalizados.
Distintos organismos internacionales han comenzado a dar la voz de alerta sobre las serias consecuencias que podrían provocar los desajustes de la economía mundial en el agravamiento de la pobreza y en el deterioro de las condiciones sociales de muchos de los países de menor desarrollo, y fundamentalmente en los no productores de energéticos, en los que presentan problemas estructurales en su sector agropecuario y en sus sistemas de abasto, así como en los altamente endeudados.
Adicionalmente, se señala que de continuar el aumento incesante de los precios se podría vivir una nueva turbulencia financiera que pondría en peligro al sistema monetario en que se apoya la expansión e integración de los mercados mundiales. De acuerdo con varios trabajos académicos, como es el caso de Barry Eichengreen de la Universidad de California, Estados Unidos ha venido fungiendo como el mercado de última instancia del resto del mundo, ya que no cuenta con una restricción presupuestaria en materia de medios de pago internacionales. De tal manera, en un principio los países europeos se convirtieron en los principales acreedores de Estados Unidos, mientras que actualmente lo son los países asiáticos, fundamentalmente China e India, lo que les ha permitido acumular enormes reservas de la divisa norteamericana.
En estos países el aumento internacional en los precios de los energéticos y las materias primas se puede enfrentar haciendo uso de sus reservas, sin tener que frenar abruptamente su consumo interno. En el resto del mundo se está optando por aplicar distinto tipo de subsidios o de medidas proteccionistas, así como de una política monetaria restrictiva.
En el caso de México, tanto la política monetaria y las tasas de interés, así como el mantenimiento del subsidio a la gasolina, a otros energéticos y a los alimentos básicos, es motivo de discusión entre puntos de vista divergentes. Mientras que los empresarios consideran que no es conveniente que se mantenga ningún tipo de subsidio, los distintos líderes sociales y políticos claman por proteger a la economía popular.
En materia de tasas de interés, se mantiene una confusión entre las tasas de interés del fondeo de los bancos y las cobran en los créditos que conceden. De tal manera, la necesidad de bajar las tasas activas, reduciendo el enorme margen que maneja el sector bancario, se ha trasladado a una discusión sobre la tasa de referencia que fija el Banco de México.
Por su parte, el gobierno del presidente Calderón, aparte de haber propiciado que se establezcan compromisos para mantener los precios de una gran cantidad de productos, así como mantener las tarifas y precios de la electricidad y de los combustibles, ha decidido dinamizar el gasto público. De acuerdo con el más reciente informe sobre las finanzas públicas que presenta la Secretaría de Hacienda, el gasto ha crecido a una tasa dos veces mayor que lo que lo han hecho los ingresos. Adicionalmente, se destaca que los egresos que han mostrado un mayor crecimiento son los destinados a la inversión, mientras que ha disminuido sensiblemente el que se dedica para atender la deuda pública. La política anticíclica que desde hace varios meses anunció el secretario Carstens comienza a tomar forma, lo que ha llevado a varias firmas de asesoría financiera a rectificar sus pronósticos de crecimiento para este año, para ubicarlos cerca del 3 por ciento.
Sin embargo, es necesario que se emprendan, adicionalmente, medidas precisas que tiendan a aumentar la productividad, a hacer más eficiente la administración pública en todos los niveles de gobierno, a frenar la corrupción y la inseguridad pública. De tal manera que aún queda mucho por hacer en el enrarecido entorno internacional y en el polémico medio político nacional.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n756332.htm
3 de julio de 2008
Por Miguel González Ibarra
El panorama económico internacional es poco prometedor para la mayoría de los países que deben hacer frente a los altos precios de los energéticos, de los alimentos, a las presiones inflacionarias y a la desaceleración del ritmo de expansión de las actividades económicas que ha comenzado a afectar a los princípiales mercados globalizados.
Distintos organismos internacionales han comenzado a dar la voz de alerta sobre las serias consecuencias que podrían provocar los desajustes de la economía mundial en el agravamiento de la pobreza y en el deterioro de las condiciones sociales de muchos de los países de menor desarrollo, y fundamentalmente en los no productores de energéticos, en los que presentan problemas estructurales en su sector agropecuario y en sus sistemas de abasto, así como en los altamente endeudados.
Adicionalmente, se señala que de continuar el aumento incesante de los precios se podría vivir una nueva turbulencia financiera que pondría en peligro al sistema monetario en que se apoya la expansión e integración de los mercados mundiales. De acuerdo con varios trabajos académicos, como es el caso de Barry Eichengreen de la Universidad de California, Estados Unidos ha venido fungiendo como el mercado de última instancia del resto del mundo, ya que no cuenta con una restricción presupuestaria en materia de medios de pago internacionales. De tal manera, en un principio los países europeos se convirtieron en los principales acreedores de Estados Unidos, mientras que actualmente lo son los países asiáticos, fundamentalmente China e India, lo que les ha permitido acumular enormes reservas de la divisa norteamericana.
En estos países el aumento internacional en los precios de los energéticos y las materias primas se puede enfrentar haciendo uso de sus reservas, sin tener que frenar abruptamente su consumo interno. En el resto del mundo se está optando por aplicar distinto tipo de subsidios o de medidas proteccionistas, así como de una política monetaria restrictiva.
En el caso de México, tanto la política monetaria y las tasas de interés, así como el mantenimiento del subsidio a la gasolina, a otros energéticos y a los alimentos básicos, es motivo de discusión entre puntos de vista divergentes. Mientras que los empresarios consideran que no es conveniente que se mantenga ningún tipo de subsidio, los distintos líderes sociales y políticos claman por proteger a la economía popular.
En materia de tasas de interés, se mantiene una confusión entre las tasas de interés del fondeo de los bancos y las cobran en los créditos que conceden. De tal manera, la necesidad de bajar las tasas activas, reduciendo el enorme margen que maneja el sector bancario, se ha trasladado a una discusión sobre la tasa de referencia que fija el Banco de México.
Por su parte, el gobierno del presidente Calderón, aparte de haber propiciado que se establezcan compromisos para mantener los precios de una gran cantidad de productos, así como mantener las tarifas y precios de la electricidad y de los combustibles, ha decidido dinamizar el gasto público. De acuerdo con el más reciente informe sobre las finanzas públicas que presenta la Secretaría de Hacienda, el gasto ha crecido a una tasa dos veces mayor que lo que lo han hecho los ingresos. Adicionalmente, se destaca que los egresos que han mostrado un mayor crecimiento son los destinados a la inversión, mientras que ha disminuido sensiblemente el que se dedica para atender la deuda pública. La política anticíclica que desde hace varios meses anunció el secretario Carstens comienza a tomar forma, lo que ha llevado a varias firmas de asesoría financiera a rectificar sus pronósticos de crecimiento para este año, para ubicarlos cerca del 3 por ciento.
Sin embargo, es necesario que se emprendan, adicionalmente, medidas precisas que tiendan a aumentar la productividad, a hacer más eficiente la administración pública en todos los niveles de gobierno, a frenar la corrupción y la inseguridad pública. De tal manera que aún queda mucho por hacer en el enrarecido entorno internacional y en el polémico medio político nacional.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n756332.htm
Crecimiento con inflación controlada
El Sol de México
26 de junio de 2008
Miguel González Ibarra
Ante el repunte inflacionario registrado durante la primera quincena de este mes, tal como lo había anticipado el mercado, el Banco de México decidió aumentar la tasa de referencia para operaciones interbancarias a un día en un cuarto de punto, para llegar a 7.75 por ciento. De inmediato, en la subasta de la semana de valores gubernamentales se reflejó la decisión de las autoridades monetarias en el aumento en la tasa de los Cetes a 28 días, tasa que se considera como líder del mercado financiero, la cual se ubicó sólo una centésima de punto por debajo de la tasa de referencia.
Los comentarios y declaraciones en torno a esta decisión comenzaron a fluir, tanto por parte de los representantes empresariales y bancarios como de los analistas, asesores de financieros y académicos. Entre éstos destaca, sin lugar a dudas, el que realizó el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Khan, que consideró apropiada la medida tomada por el banco central mexicano, en concordancia con lo que viene sucediendo en otros países.
Por su parte, el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, quien anteriormente había hecho eco a la declaración del presidente Calderón sobre la necesidad de relajar la política monetaria, durante la reunión de los ministros de finanzas de América y del Caribe, que se celebró esta semana en nuestro país, apuntó sobre los inconvenientes que a corto y largo plazo genera un proceso inflacionario sobre el crecimiento de un país. La coordinación de la política monetaria con la fiscal siempre es indispensable para que las medidas antiinflacionarias no conduzcan a una brusca desaceleración económica, de tal manera que se pueda llegar a un proceso de crecimiento con inflación controlada.
Al respecto, el propio Banco de México reconoce que el alza en los precios en el país no procede de manera fundamental de un incremento en el gasto, sino por parte de la oferta. Sin embargo, con un sistema financiero que produce un sesgo importante hacia el consumo, los mayores precios pueden conducir a un incremento en el crédito a este segmento del mercado, con lo cual se genera un ciclo expansivo de la inflación. La señal restrictiva tiende a inducir a los bancos a apoyar preponderante a las actividades productivas respecto del financiamiento al consumo.
Por su parte, el secretario Carstens destacó la necesidad de que las políticas monetarias de control se complementen con acciones decidas en materia fiscal, con el fin de incentivar la inversión y resolver cuellos de botella que obstaculizan el desarrollo y distorsionan los precios. De manera especial, merece destacarse la propuesta de tomar medidas para hacer que el sistema de acopio, distribución y comercialización sea más eficiente, reduzca los costos y se refleje en los precios al consumidor, sobre todo en el caso de los alimentos. El problema de una cadena de abasto con una excesiva e ineficiente intermediación se agravó en el país a raíz de la desaparición del sistema nacional de bodegas rurales. Los productores no se organizaron ni llevaron a cabo un sistema de almacenamiento y comercialización de los productos e insumos agropecuarios, quedando a merced de los acaparadores y comercializadores, en detrimento tanto de los productores como de los consumidores.
Asimismo, se requiere que la inversión en infraestructura prevista en el presupuesto de egresos de este año se acelere, tanto por parte de las dependencias ejecutoras como por parte de los propios contratistas. El problema que se enfrenta en este aspecto consiste, además de la sobre regulación y sobre vigilancia que existen, en la falta de una cartera de proyectos formulados y evaluados con una metodología uniforme, así como de una sistematización de las condiciones y de las necesidades que tiene el país en materia de equipamiento en infraestructura.
La planeación y promoción del desarrollo con estabilidad de precios y en las relaciones con el exterior requieren del esfuerzo y coordinación de todas las dependencias del sector público, pero también es necesario que se apoye en la capacidad y conocimientos con que cuentan las universidades públicas para identificar, promover, diseñar formular y evaluar proyectos y programas de desarrollo.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n748250.htm
26 de junio de 2008
Miguel González Ibarra
Ante el repunte inflacionario registrado durante la primera quincena de este mes, tal como lo había anticipado el mercado, el Banco de México decidió aumentar la tasa de referencia para operaciones interbancarias a un día en un cuarto de punto, para llegar a 7.75 por ciento. De inmediato, en la subasta de la semana de valores gubernamentales se reflejó la decisión de las autoridades monetarias en el aumento en la tasa de los Cetes a 28 días, tasa que se considera como líder del mercado financiero, la cual se ubicó sólo una centésima de punto por debajo de la tasa de referencia.
Los comentarios y declaraciones en torno a esta decisión comenzaron a fluir, tanto por parte de los representantes empresariales y bancarios como de los analistas, asesores de financieros y académicos. Entre éstos destaca, sin lugar a dudas, el que realizó el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Khan, que consideró apropiada la medida tomada por el banco central mexicano, en concordancia con lo que viene sucediendo en otros países.
Por su parte, el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, quien anteriormente había hecho eco a la declaración del presidente Calderón sobre la necesidad de relajar la política monetaria, durante la reunión de los ministros de finanzas de América y del Caribe, que se celebró esta semana en nuestro país, apuntó sobre los inconvenientes que a corto y largo plazo genera un proceso inflacionario sobre el crecimiento de un país. La coordinación de la política monetaria con la fiscal siempre es indispensable para que las medidas antiinflacionarias no conduzcan a una brusca desaceleración económica, de tal manera que se pueda llegar a un proceso de crecimiento con inflación controlada.
Al respecto, el propio Banco de México reconoce que el alza en los precios en el país no procede de manera fundamental de un incremento en el gasto, sino por parte de la oferta. Sin embargo, con un sistema financiero que produce un sesgo importante hacia el consumo, los mayores precios pueden conducir a un incremento en el crédito a este segmento del mercado, con lo cual se genera un ciclo expansivo de la inflación. La señal restrictiva tiende a inducir a los bancos a apoyar preponderante a las actividades productivas respecto del financiamiento al consumo.
Por su parte, el secretario Carstens destacó la necesidad de que las políticas monetarias de control se complementen con acciones decidas en materia fiscal, con el fin de incentivar la inversión y resolver cuellos de botella que obstaculizan el desarrollo y distorsionan los precios. De manera especial, merece destacarse la propuesta de tomar medidas para hacer que el sistema de acopio, distribución y comercialización sea más eficiente, reduzca los costos y se refleje en los precios al consumidor, sobre todo en el caso de los alimentos. El problema de una cadena de abasto con una excesiva e ineficiente intermediación se agravó en el país a raíz de la desaparición del sistema nacional de bodegas rurales. Los productores no se organizaron ni llevaron a cabo un sistema de almacenamiento y comercialización de los productos e insumos agropecuarios, quedando a merced de los acaparadores y comercializadores, en detrimento tanto de los productores como de los consumidores.
Asimismo, se requiere que la inversión en infraestructura prevista en el presupuesto de egresos de este año se acelere, tanto por parte de las dependencias ejecutoras como por parte de los propios contratistas. El problema que se enfrenta en este aspecto consiste, además de la sobre regulación y sobre vigilancia que existen, en la falta de una cartera de proyectos formulados y evaluados con una metodología uniforme, así como de una sistematización de las condiciones y de las necesidades que tiene el país en materia de equipamiento en infraestructura.
La planeación y promoción del desarrollo con estabilidad de precios y en las relaciones con el exterior requieren del esfuerzo y coordinación de todas las dependencias del sector público, pero también es necesario que se apoye en la capacidad y conocimientos con que cuentan las universidades públicas para identificar, promover, diseñar formular y evaluar proyectos y programas de desarrollo.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n748250.htm
Incierto panorama económico
El Sol de México
19 de junio de 2008
Miguel González Ibarra
La volatilidad en los precios de los energéticos y en los alimentos, la amenaza de un fuerte repunte inflacionario, la desaceleración de la economía mundial y una intensa actividad especulativa en los mercados son los ingredientes que dotan de un alto grado de incertidumbre al panorama económico.
El dilema de las autoridades monetarias y financieras en todos los países consiste en tomar las medidas para contener el alza de los precios o aumentar la liquidez para ayudar a aliviar la desaceleración de sus economías. El precario equilibrio que se busca entre una inflación controlada y evitar caer en una recesión económica es objeto de discusiones entre académicos, empresarios, banqueros y autoridades.
En el caso de Estados unidos, la disminución de la tasa de interés por parte de la Reserva Federal y la inyección de liquidez que se venido dando desde principio de año, ha servido para frenar los daños en el sistema financiero por la turbulencia que generaron los créditos hipotecarios de baja calidad. Sin embargo, se ha producido un debilitamiento del dólar frete al euro, e incluso frente al peso mexicano y el remimbi chino.
Un dólar débil y bajas tasas de interés han sido un factor de estímulo para que la especulación mantenga la tendencia al alza de los precios de los hidrocarburos, de los alimentos y de otras materias primas. En las actuales circunstancias, los inversionistas más agresivos encuentran una gran oportunidad de obtener extraordinarios beneficios contratando créditos a bajas tasas de interés, las cuales les resultan mucho menores a los ingresos que les reporta invertir los recursos en operaciones de derivados sobre los precios del petróleo, de los granos y de los metales. Adicionalmente, los productores y vendedores de hidrocarburos no quieren ver disminuidos sus ingresos por la depreciación del dólar, divisa en que se cotizan los energéticos en los mercados mundiales, por lo que ajustan los precios en la medida que la moneda norteamericana pierde valor.
El nivel en que se encuentran las tasas de interés en Estados Unidos ofrece un rendimiento negativo, ya que el dinero está perdiendo su valor futuro frente a una tasa de inflación que resulta mayor. De tal manera, el mercado secundario de bonos ha comenzado a ajustar la rentabilidad mediante una disminución en el precio de los productos financieros, lo cual afecta los índices de comportamiento de las bolsas de valores, La diferencia entre las tasas de interés y la rentabilidad del mercado, además, sólo contribuirá a aumentar el margen de las operaciones de intermediación financiera.
No obstante que la Reserva Federal tiene claro este panorama, cualquier decisión que tome debe considerar el ambiente político electoral en su país de este año, por lo que enfrenta una delicada situación. Por su parte, la política fiscal se encuentra también acotada por el excesivo gasto bélico y la imposibilidad de recortarlo para reorientarlo a contrarrestar la desaceleración económica, como tampoco puede el gobierno del presidente Bush incrementar el déficit público en las condiciones actuales del mercado financiero.
A su vez, el Banco Central Europeo (BCE) enfrenta también la disyuntiva de aumentar las tasas de interés para frenar el aumento en los precios, lo que ayudaría fortalecer al euro frente al dólar y a que los productos europeos pierdan competitividad en los mercados mundiales. Al respecto ya se habla de un enfrentamiento entre la Reserva Federal y el BCE, además de que las autoridades financieras británicas ya han emprendido acciones para que el mercado de Londres pueda contar con una referencia diferente a las tasas de interés en dólares para el funcionamiento del euro-mercado.
En medio de este ambiente, en México también se debate sobre el giro que podría darse a la política monetaria y al destino del gasto. Sin embargo, después de la confrontación que generaron las propuestas del Ejecutivo federal al respecto, se está llegando a la conclusión de que resulta más conveniente dejar que la política monetaria cumpla su papel de estabilizador, lo cual ha entendido el mercado y ha propiciado que las tasas de los valores gubernamentales que subastaron en la semana registraran aumentos marginales en su rendimiento.
De tal manera, sólo queda echar mano del ejercicio presupuestal para paliar los efectos del incremento en los precios internacionales de los alimentos y de los energéticos, vía subsidios, para permitir que las empresas y la familias no tengan que enfrentar abruptamente dichas alzas y permitir que se asimilen paulatinamente en un tiempo que deberá determinarse y hacerse explícito. Asimismo, es imprescindible que se agilice y se lleve a cabo la inversión pública para ayudar a inducir a la inversión privada que permita, a su vez, reactivar el mercado interno.
La perspectiva, por tanto, apunta a un segundo semestre del año con menor dinamismo económico, pero que puede apoyarse en un mercado interno fortalecido por el gasto público, mientras que la moneda nacional mantendrá su fortaleza frente al dólar, las tasas reales de interés mantendrán su nivel y se redoblarán los esfuerzos para contener el impacto inflacionario que generan los precios internacionales de los alimentos y de los combustibles.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n740191.htm
19 de junio de 2008
Miguel González Ibarra
La volatilidad en los precios de los energéticos y en los alimentos, la amenaza de un fuerte repunte inflacionario, la desaceleración de la economía mundial y una intensa actividad especulativa en los mercados son los ingredientes que dotan de un alto grado de incertidumbre al panorama económico.
El dilema de las autoridades monetarias y financieras en todos los países consiste en tomar las medidas para contener el alza de los precios o aumentar la liquidez para ayudar a aliviar la desaceleración de sus economías. El precario equilibrio que se busca entre una inflación controlada y evitar caer en una recesión económica es objeto de discusiones entre académicos, empresarios, banqueros y autoridades.
En el caso de Estados unidos, la disminución de la tasa de interés por parte de la Reserva Federal y la inyección de liquidez que se venido dando desde principio de año, ha servido para frenar los daños en el sistema financiero por la turbulencia que generaron los créditos hipotecarios de baja calidad. Sin embargo, se ha producido un debilitamiento del dólar frete al euro, e incluso frente al peso mexicano y el remimbi chino.
Un dólar débil y bajas tasas de interés han sido un factor de estímulo para que la especulación mantenga la tendencia al alza de los precios de los hidrocarburos, de los alimentos y de otras materias primas. En las actuales circunstancias, los inversionistas más agresivos encuentran una gran oportunidad de obtener extraordinarios beneficios contratando créditos a bajas tasas de interés, las cuales les resultan mucho menores a los ingresos que les reporta invertir los recursos en operaciones de derivados sobre los precios del petróleo, de los granos y de los metales. Adicionalmente, los productores y vendedores de hidrocarburos no quieren ver disminuidos sus ingresos por la depreciación del dólar, divisa en que se cotizan los energéticos en los mercados mundiales, por lo que ajustan los precios en la medida que la moneda norteamericana pierde valor.
El nivel en que se encuentran las tasas de interés en Estados Unidos ofrece un rendimiento negativo, ya que el dinero está perdiendo su valor futuro frente a una tasa de inflación que resulta mayor. De tal manera, el mercado secundario de bonos ha comenzado a ajustar la rentabilidad mediante una disminución en el precio de los productos financieros, lo cual afecta los índices de comportamiento de las bolsas de valores, La diferencia entre las tasas de interés y la rentabilidad del mercado, además, sólo contribuirá a aumentar el margen de las operaciones de intermediación financiera.
No obstante que la Reserva Federal tiene claro este panorama, cualquier decisión que tome debe considerar el ambiente político electoral en su país de este año, por lo que enfrenta una delicada situación. Por su parte, la política fiscal se encuentra también acotada por el excesivo gasto bélico y la imposibilidad de recortarlo para reorientarlo a contrarrestar la desaceleración económica, como tampoco puede el gobierno del presidente Bush incrementar el déficit público en las condiciones actuales del mercado financiero.
A su vez, el Banco Central Europeo (BCE) enfrenta también la disyuntiva de aumentar las tasas de interés para frenar el aumento en los precios, lo que ayudaría fortalecer al euro frente al dólar y a que los productos europeos pierdan competitividad en los mercados mundiales. Al respecto ya se habla de un enfrentamiento entre la Reserva Federal y el BCE, además de que las autoridades financieras británicas ya han emprendido acciones para que el mercado de Londres pueda contar con una referencia diferente a las tasas de interés en dólares para el funcionamiento del euro-mercado.
En medio de este ambiente, en México también se debate sobre el giro que podría darse a la política monetaria y al destino del gasto. Sin embargo, después de la confrontación que generaron las propuestas del Ejecutivo federal al respecto, se está llegando a la conclusión de que resulta más conveniente dejar que la política monetaria cumpla su papel de estabilizador, lo cual ha entendido el mercado y ha propiciado que las tasas de los valores gubernamentales que subastaron en la semana registraran aumentos marginales en su rendimiento.
De tal manera, sólo queda echar mano del ejercicio presupuestal para paliar los efectos del incremento en los precios internacionales de los alimentos y de los energéticos, vía subsidios, para permitir que las empresas y la familias no tengan que enfrentar abruptamente dichas alzas y permitir que se asimilen paulatinamente en un tiempo que deberá determinarse y hacerse explícito. Asimismo, es imprescindible que se agilice y se lleve a cabo la inversión pública para ayudar a inducir a la inversión privada que permita, a su vez, reactivar el mercado interno.
La perspectiva, por tanto, apunta a un segundo semestre del año con menor dinamismo económico, pero que puede apoyarse en un mercado interno fortalecido por el gasto público, mientras que la moneda nacional mantendrá su fortaleza frente al dólar, las tasas reales de interés mantendrán su nivel y se redoblarán los esfuerzos para contener el impacto inflacionario que generan los precios internacionales de los alimentos y de los combustibles.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n740191.htm
Tasas de interés, presupuesto e inflación
El Sol de México
12 de junio de 2008
Miguel González Ibarra
La inestabilidad económica mundial y las repercusiones sobre las actividades productivas del país, así como sobre el aumento de la inflación, han generado en los últimos días una serie de propuestas divergentes acerca de la política monetaria y del ejercicio presupuestal.
La recomendación del presidente Calderón para que el Banco de México flexibilice la política monetaria bajando las tasas de interés, ha contado con el apoyo de los secretarios de Hacienda y de Economía. La intención es que pueda aumentar el volumen de crédito que se canalice a fortalecer la demanda y la oferta productiva, con lo que se impulsaría el mercado interno y se haría frente al desfavorable panorama internacional. Sin embargo, el mercado financiero ha dado un respuesta contraria, ya que ante la expectativa de un aumento en la inflación, las tasas de interés en el mercado secundario han venido aumentado, lo cual se reflejó, marginalmente, en la colocación primaria de CETES subastada esta semana, gracias a una prudente intervención del banco central.
La amenaza de que la inflación pudiera rebasar el tope considerado por las autoridades monetaria y dar origen a una escalada de precios y salarios, se refleja en la recomendación que hace el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado para que no se relaje la política monetaria y para que no se trate de intervenir en la autonomía del banco central con miras a las elecciones que tendrán lugar el año próximo.
En lugar de que Banco de México disminuya la tasa de interés de referencia, la firma consultora Bursamética, considera que podría aumentar en un cuarto de punto porcentual en el corto plazo, con la posibilidad de otro aumento similar en el último trimestre del año si continúan las presiones en los precios.
Sin lugar a dudas que se requiere una disminución en las tasas de interés, pero no a costa de un incremento desmedido en la liquidez que generaría el relajamiento que se propone de la política monetaria. La existencia de un sector financiero ineficiente, que mantiene alto el costo del crédito, ya sea mediante comisiones o por el margen de intermediación, así como la priorización que otorga al consumo sobre el apoyo a las actividades empresariales, hace que la tasa de referencia que fija el banco central sirva solo como un instrumento de control de liquidez, más que como determinante del costo y de orientación del financiamiento.
La alternativa para mitigar los efectos generados por los desequilibrios que imperan en los mercados externos, consisten en la utilización de la política fiscal, vía el gasto público. De tal manera, el eficiente y oportuno ejercicio del presupuesto, así como su reorientación para apoyar con transferencias la economía familiar afectada por los incrementos en los precios de los alimentos, así como al transporte de personas y productos por los mayores precios de los combustibles, constituyen medidas de corto plazo que permiten que se asimilen los efectos desestabilizadores que generaría un ajuste abrupto en la estructura de precios relativos del país.
La expectativa favorable que había generado el programa para financiar la creación y modernización de la infraestructura del país, ha comenzado a disiparse ante los lastres que acarrea la sobre normatividad, según ha señalado la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción.
En este ambiente, cobran mayor relieve los esfuerzos de la Secretaría de Hacienda por modificar el proceso de asignación ejecución y evaluación del presupuesto, mediante un sistema que se base en resultados, completado con una de evaluación del desempeño. Este es el tema que se desarrolló, al inicio de la semana, en la Conferencia Internacional sobre Presupuesto Basado en Resultado (PbR) que reunió a especialistas de distintos países para discutir las experiencias obtenidas con este sistema presupuestal. Con la participación y el patrocinio del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo(BID), de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), del Departamento para el Desarrollo Internacional de Gran Bretaña, del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) y de la propia Secretaría de Hacienda, funcionarios de todas las dependencias federales y de los gobiernos estatales atendieron los lineamientos que habrán de normar el ejercicio presupuestal desde este año, en pos de la eficiencia y oportunidad, en condiciones que requieren que todas las acciones y políticas públicas se orienten a fortalecer el aparato productivo y la generación de empleo.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n732225.htm
12 de junio de 2008
Miguel González Ibarra
La inestabilidad económica mundial y las repercusiones sobre las actividades productivas del país, así como sobre el aumento de la inflación, han generado en los últimos días una serie de propuestas divergentes acerca de la política monetaria y del ejercicio presupuestal.
La recomendación del presidente Calderón para que el Banco de México flexibilice la política monetaria bajando las tasas de interés, ha contado con el apoyo de los secretarios de Hacienda y de Economía. La intención es que pueda aumentar el volumen de crédito que se canalice a fortalecer la demanda y la oferta productiva, con lo que se impulsaría el mercado interno y se haría frente al desfavorable panorama internacional. Sin embargo, el mercado financiero ha dado un respuesta contraria, ya que ante la expectativa de un aumento en la inflación, las tasas de interés en el mercado secundario han venido aumentado, lo cual se reflejó, marginalmente, en la colocación primaria de CETES subastada esta semana, gracias a una prudente intervención del banco central.
La amenaza de que la inflación pudiera rebasar el tope considerado por las autoridades monetaria y dar origen a una escalada de precios y salarios, se refleja en la recomendación que hace el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado para que no se relaje la política monetaria y para que no se trate de intervenir en la autonomía del banco central con miras a las elecciones que tendrán lugar el año próximo.
En lugar de que Banco de México disminuya la tasa de interés de referencia, la firma consultora Bursamética, considera que podría aumentar en un cuarto de punto porcentual en el corto plazo, con la posibilidad de otro aumento similar en el último trimestre del año si continúan las presiones en los precios.
Sin lugar a dudas que se requiere una disminución en las tasas de interés, pero no a costa de un incremento desmedido en la liquidez que generaría el relajamiento que se propone de la política monetaria. La existencia de un sector financiero ineficiente, que mantiene alto el costo del crédito, ya sea mediante comisiones o por el margen de intermediación, así como la priorización que otorga al consumo sobre el apoyo a las actividades empresariales, hace que la tasa de referencia que fija el banco central sirva solo como un instrumento de control de liquidez, más que como determinante del costo y de orientación del financiamiento.
La alternativa para mitigar los efectos generados por los desequilibrios que imperan en los mercados externos, consisten en la utilización de la política fiscal, vía el gasto público. De tal manera, el eficiente y oportuno ejercicio del presupuesto, así como su reorientación para apoyar con transferencias la economía familiar afectada por los incrementos en los precios de los alimentos, así como al transporte de personas y productos por los mayores precios de los combustibles, constituyen medidas de corto plazo que permiten que se asimilen los efectos desestabilizadores que generaría un ajuste abrupto en la estructura de precios relativos del país.
La expectativa favorable que había generado el programa para financiar la creación y modernización de la infraestructura del país, ha comenzado a disiparse ante los lastres que acarrea la sobre normatividad, según ha señalado la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción.
En este ambiente, cobran mayor relieve los esfuerzos de la Secretaría de Hacienda por modificar el proceso de asignación ejecución y evaluación del presupuesto, mediante un sistema que se base en resultados, completado con una de evaluación del desempeño. Este es el tema que se desarrolló, al inicio de la semana, en la Conferencia Internacional sobre Presupuesto Basado en Resultado (PbR) que reunió a especialistas de distintos países para discutir las experiencias obtenidas con este sistema presupuestal. Con la participación y el patrocinio del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo(BID), de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), del Departamento para el Desarrollo Internacional de Gran Bretaña, del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) y de la propia Secretaría de Hacienda, funcionarios de todas las dependencias federales y de los gobiernos estatales atendieron los lineamientos que habrán de normar el ejercicio presupuestal desde este año, en pos de la eficiencia y oportunidad, en condiciones que requieren que todas las acciones y políticas públicas se orienten a fortalecer el aparato productivo y la generación de empleo.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n732225.htm
Mayor inflación y menores empleos
El Sol de México
5 de junio de 2008
Miguel González Ibarra
Los desequilibrios mundiales en los mercados energéticos, de materias primas y en los activos financieros están cambiando las tendencias del funcionamiento de la economía, impulsando los precios al alza que, además, se ven afectados por una gran volatilidad. El nuevo panorama internacional representa un desafío para las empresas y para las autoridades gubernamentales, que deben encontrar la forma en que se asimilen los cambios y se generen los procesos de ajustes con el menor costo económico y social.
En cada país los efectos de los desequilibrios están propiciando mayores o menores presiones inflacionarias, así como sobre el abasto, por lo que son diversas las medidas de política económica que se han adoptado en cada caso.
En México, los efectos, de acuerdo con la más reciente encuesta del Banco de México entre los agentes productivos, arrojan una mayor expectativa en el crecimiento de los precios, de 4.39 por ciento en este año y superior al 3.5 por ciento en los dos siguientes; así como un menor crecimiento económico (2.6 por ciento) y una menor generación de empleos formales (510 mil), con fuertes presiones salariales (4.6 por ciento). Por su parte, Banamex reporta en su análisis de la situación financiera, correspondiente a los primeros cuatro meses del año, que el crédito al sector privado ha venido desacelerándose y que se espera que continúe con esta tendencia durante los próximos cinco meses, para comenzar a recuperarse hacia el último trimestre del año.
Las medidas que hasta ahora se han emprendido para enfrentar la carestía de la vida en materia alimentaria y en los energéticos no dejan de ser coyunturales, mientras que las propuestas del Programa Nacional de Financiamiento del Desarrollo buscan resolver cuellos de botella en materia de infraestructura, impulsar la bancarización, la competencia y el mejoramiento de los servicios financieros, así como recuperar la política de fomento económico.
En ambos casos, no se han tomado en cuenta las medidas y transformación que deberán sufrir los agentes económicos para adaptarse al nuevo panorama global. Al respecto, la empresa de consultoría internacional Capgemini, perteneciente al banco de inversión Merrill Lynch, encuentra que a nivel mundial el reto de la economía consiste en volver más eficiente los mecanismos y canales de distribución y abasto para los centros de consumo, según sean grandes, medianas o pequeñas aglomeraciones urbanas.
Al respecto, se señala que se están dando cambios en al menos siete aspectos: en la logística de almacenamiento, en sistemas compartidos de almacenamiento, en el reciclamiento de productos, en modelos de gestión para atemperar las fluctuaciones y volatilidad de la demanda, en el diseño, monitoreo y estrategia de rutas de distribución y de medios de transporte y de comunicación, en el manejo eficiente de los activos y, finalmente, en la asociación estratégica e integración de planes de negocio a lo largo de una cadena productiva.
Entre las empresas que a nivel mundial están instrumentado cambios en alguno o varios de los anteriores aspectos, se encuentran Wal Mart, Philips, Gillette, Sony, HP, Braun, Carrefour, Macy's y Electrolux. En todos los casos se busca reducir costos, adoptar sistemas eficientes de consumo energético y preservar el ambiente reduciendo las emisiones de bióxido de carbono, con lo cual se disminuye el calentamiento global.
Todos los esfuerzos empresariales que se están llevando a cabo para hacer frente a los desafíos del nuevo panorama mundial requieren complementarse con políticas públicas que apoyen la creación de infraestructura de comunicaciones y telecomunicaciones, de transporte multimodal, de equipamiento urbano que permita el desarrollo de sistemas de almacenamiento compartido y redes de distribución a comercios detallistas. Adicionalmente, se requiere la formación de capital humano capaz de diseñar y gestionar los nuevos sistemas de abasto mundial, por lo que es necesario que cada país impulse la educación y los mecanismos de innovación.
Sin lugar a dudas que la transformación que vivirá la economía mundial en los próximos años generará una nueva estructura de la producción, así como transformará la composición del mercado laboral, por lo que los planes que se diseñen en México no pueden quedarse en las medidas hasta hora anunciadas, sino que es necesario que el país se sume a la dinámica del cambio global.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n723915.htm
5 de junio de 2008
Miguel González Ibarra
Los desequilibrios mundiales en los mercados energéticos, de materias primas y en los activos financieros están cambiando las tendencias del funcionamiento de la economía, impulsando los precios al alza que, además, se ven afectados por una gran volatilidad. El nuevo panorama internacional representa un desafío para las empresas y para las autoridades gubernamentales, que deben encontrar la forma en que se asimilen los cambios y se generen los procesos de ajustes con el menor costo económico y social.
En cada país los efectos de los desequilibrios están propiciando mayores o menores presiones inflacionarias, así como sobre el abasto, por lo que son diversas las medidas de política económica que se han adoptado en cada caso.
En México, los efectos, de acuerdo con la más reciente encuesta del Banco de México entre los agentes productivos, arrojan una mayor expectativa en el crecimiento de los precios, de 4.39 por ciento en este año y superior al 3.5 por ciento en los dos siguientes; así como un menor crecimiento económico (2.6 por ciento) y una menor generación de empleos formales (510 mil), con fuertes presiones salariales (4.6 por ciento). Por su parte, Banamex reporta en su análisis de la situación financiera, correspondiente a los primeros cuatro meses del año, que el crédito al sector privado ha venido desacelerándose y que se espera que continúe con esta tendencia durante los próximos cinco meses, para comenzar a recuperarse hacia el último trimestre del año.
Las medidas que hasta ahora se han emprendido para enfrentar la carestía de la vida en materia alimentaria y en los energéticos no dejan de ser coyunturales, mientras que las propuestas del Programa Nacional de Financiamiento del Desarrollo buscan resolver cuellos de botella en materia de infraestructura, impulsar la bancarización, la competencia y el mejoramiento de los servicios financieros, así como recuperar la política de fomento económico.
En ambos casos, no se han tomado en cuenta las medidas y transformación que deberán sufrir los agentes económicos para adaptarse al nuevo panorama global. Al respecto, la empresa de consultoría internacional Capgemini, perteneciente al banco de inversión Merrill Lynch, encuentra que a nivel mundial el reto de la economía consiste en volver más eficiente los mecanismos y canales de distribución y abasto para los centros de consumo, según sean grandes, medianas o pequeñas aglomeraciones urbanas.
Al respecto, se señala que se están dando cambios en al menos siete aspectos: en la logística de almacenamiento, en sistemas compartidos de almacenamiento, en el reciclamiento de productos, en modelos de gestión para atemperar las fluctuaciones y volatilidad de la demanda, en el diseño, monitoreo y estrategia de rutas de distribución y de medios de transporte y de comunicación, en el manejo eficiente de los activos y, finalmente, en la asociación estratégica e integración de planes de negocio a lo largo de una cadena productiva.
Entre las empresas que a nivel mundial están instrumentado cambios en alguno o varios de los anteriores aspectos, se encuentran Wal Mart, Philips, Gillette, Sony, HP, Braun, Carrefour, Macy's y Electrolux. En todos los casos se busca reducir costos, adoptar sistemas eficientes de consumo energético y preservar el ambiente reduciendo las emisiones de bióxido de carbono, con lo cual se disminuye el calentamiento global.
Todos los esfuerzos empresariales que se están llevando a cabo para hacer frente a los desafíos del nuevo panorama mundial requieren complementarse con políticas públicas que apoyen la creación de infraestructura de comunicaciones y telecomunicaciones, de transporte multimodal, de equipamiento urbano que permita el desarrollo de sistemas de almacenamiento compartido y redes de distribución a comercios detallistas. Adicionalmente, se requiere la formación de capital humano capaz de diseñar y gestionar los nuevos sistemas de abasto mundial, por lo que es necesario que cada país impulse la educación y los mecanismos de innovación.
Sin lugar a dudas que la transformación que vivirá la economía mundial en los próximos años generará una nueva estructura de la producción, así como transformará la composición del mercado laboral, por lo que los planes que se diseñen en México no pueden quedarse en las medidas hasta hora anunciadas, sino que es necesario que el país se sume a la dinámica del cambio global.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n723915.htm
Financiamiento del desarrollo
El Sol de México
29 de mayo de 2008
Miguel González Ibarra
El comportamiento de la economía del país durante el primer trimestre del año fue menos dinámico de lo que se esperaba, aún si se considera el crecimiento sin los elementos de carácter estacional. Los factores que originan que sea menor el ritmo de expansión de las actividades productivas son tanto de orden externo como interno.
Uno de los resultados de la desaceleración económica que generan mayor preocupación es la menor creación de empleos formales, al mismo tiempo que se hace presente la amenaza de los mayores precios internacionales de los energéticos y de las materias primas, fundamentalmente las relacionadas con la producción de alimentos, que podría desatar un repunte inflacionario y deteriorar el nivel de bienestar, agravar la concentración del ingreso y de pobreza.
Ante este panorama, la primera medida que anunció el presidente Calderón, fue el programa de apoyo contra la crisis alimentaria, que comprende acciones coyunturales para paliar los efectos del incremento y posible desabasto de productos alimenticios, así como otras para fomentar una mayor producción agropecuaria.
Las opiniones que consideraron que las anteriores eran sólo medidas parciales, ahora tienen ante sí las propuestas del Programa Nacional de Financiamiento del Desarrollo 2008-2012 (Pronafide) que busca que la inversión se aumente, durante el periodo, a más del 25 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), con el fin de reactivar la generación de empleos formales y que se pueda alcanzar hacia el final del sexenio, un crecimiento económico de 6.2 por ciento anual y reducir sustancialmente los niveles de pobreza alimentaria.
Las propuestas para que la economía mexicana sea más competitiva y dinámica, parten de la necesidad de que se cuente con factores transversales, como la estabilidad macroeconómica, política y social, la seguridad y el fortalecimiento del Estado de Derecho, así como la generación de un mayor y mejor capital humano. A su vez, los factores económicos y financieros que contribuyen a alcanzar los objetivos de desarrollo, se refieren, fundamentalmente a que el sistema financiero cumpla con su función social de intermediación y eficiente asignación de los recursos, en condiciones competitivas. Adicionalmente, se considera indispensable que exista una mayor eficiencia y eficacia fiscal, tanto en la captación impositiva como en la asignación y ejercicio del gasto.
Las medias que se proponen en el Pronafide para que el país cuente con un mejor sistema financiero y que canalice mayores recursos a la inversión productiva, a la creación y modernización de infraestructura y a la construcción de vivienda, permitirán que, durante el periodo, se tenga un 1.3 por ciento adicional de crecimiento sobre el promedio que se ha venido registrando en los últimos años. De tal manera, la Secretaría de Hacienda propone aumentar el ahorro interno en 2.1 puntos porcentuales respecto del PIB, mejorando la captación bancaria en condiciones y con mecanismos que hagan atractiva a la población ahorrar a largo y mediano plazo. La mayor penetración bancaria que se pretende lograr, ayudará también, a que los medios de pago sean cada vez más de tipo electrónico, lo que, según el Banco de México, podría en el largo plazo generar un ahorro de dos por ciento del PIB.
Entre las medidas financieras propuestas destaca la decisión, que ha enfatizado el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, de que la banca de desarrollo recupere el papel de fomento, convirtiéndose nuevamente en un importante instrumento para promover e impulsar la inversión privada, la producción y el empleo, favoreciendo la creación de mercados financieros para los sectores de la población que tienen poco acceso o están insuficientemente atendidos en la actualidad por el sistema financiero.
En materia fiscal se confirma la determinación de que el gasto público sea sujeto a un sistema de evaluación del cumplimiento de metas específicas, mediante indicadores y compromisos de desempeño. Al respecto, sería conveniente que no se sujetara a este sistema solamente el gasto de los programas que se ejecutan conforme a reglas de operación, sino que fuera todo el gasto que ejercen las dependencias, incluida la propia Secretaría de Hacienda, lo cual implica la evaluación del cumplimiento de las metas propuestas en el Pronafide.
Asimismo, resultaría benéfico para el país si se pudieran llegar a convenir compromisos con el sistema bancario para que se cumplan metas de apoyo a sectores productivos, mejoras en los servicios y en las condiciones de éstos, así como su contribución al desarrollo del país. Con este tipo de compromiso por parte de las instituciones financieras se ampliaría la rendición de cuentas a la sociedad tanto del sector público como de las instituciones bancarias que también manejan recursos del público y que merece un informe más allá de los resultados financieros que rinden a sus accionistas.
miggoib@servidor.unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n715730.htm
29 de mayo de 2008
Miguel González Ibarra
El comportamiento de la economía del país durante el primer trimestre del año fue menos dinámico de lo que se esperaba, aún si se considera el crecimiento sin los elementos de carácter estacional. Los factores que originan que sea menor el ritmo de expansión de las actividades productivas son tanto de orden externo como interno.
Uno de los resultados de la desaceleración económica que generan mayor preocupación es la menor creación de empleos formales, al mismo tiempo que se hace presente la amenaza de los mayores precios internacionales de los energéticos y de las materias primas, fundamentalmente las relacionadas con la producción de alimentos, que podría desatar un repunte inflacionario y deteriorar el nivel de bienestar, agravar la concentración del ingreso y de pobreza.
Ante este panorama, la primera medida que anunció el presidente Calderón, fue el programa de apoyo contra la crisis alimentaria, que comprende acciones coyunturales para paliar los efectos del incremento y posible desabasto de productos alimenticios, así como otras para fomentar una mayor producción agropecuaria.
Las opiniones que consideraron que las anteriores eran sólo medidas parciales, ahora tienen ante sí las propuestas del Programa Nacional de Financiamiento del Desarrollo 2008-2012 (Pronafide) que busca que la inversión se aumente, durante el periodo, a más del 25 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), con el fin de reactivar la generación de empleos formales y que se pueda alcanzar hacia el final del sexenio, un crecimiento económico de 6.2 por ciento anual y reducir sustancialmente los niveles de pobreza alimentaria.
Las propuestas para que la economía mexicana sea más competitiva y dinámica, parten de la necesidad de que se cuente con factores transversales, como la estabilidad macroeconómica, política y social, la seguridad y el fortalecimiento del Estado de Derecho, así como la generación de un mayor y mejor capital humano. A su vez, los factores económicos y financieros que contribuyen a alcanzar los objetivos de desarrollo, se refieren, fundamentalmente a que el sistema financiero cumpla con su función social de intermediación y eficiente asignación de los recursos, en condiciones competitivas. Adicionalmente, se considera indispensable que exista una mayor eficiencia y eficacia fiscal, tanto en la captación impositiva como en la asignación y ejercicio del gasto.
Las medias que se proponen en el Pronafide para que el país cuente con un mejor sistema financiero y que canalice mayores recursos a la inversión productiva, a la creación y modernización de infraestructura y a la construcción de vivienda, permitirán que, durante el periodo, se tenga un 1.3 por ciento adicional de crecimiento sobre el promedio que se ha venido registrando en los últimos años. De tal manera, la Secretaría de Hacienda propone aumentar el ahorro interno en 2.1 puntos porcentuales respecto del PIB, mejorando la captación bancaria en condiciones y con mecanismos que hagan atractiva a la población ahorrar a largo y mediano plazo. La mayor penetración bancaria que se pretende lograr, ayudará también, a que los medios de pago sean cada vez más de tipo electrónico, lo que, según el Banco de México, podría en el largo plazo generar un ahorro de dos por ciento del PIB.
Entre las medidas financieras propuestas destaca la decisión, que ha enfatizado el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, de que la banca de desarrollo recupere el papel de fomento, convirtiéndose nuevamente en un importante instrumento para promover e impulsar la inversión privada, la producción y el empleo, favoreciendo la creación de mercados financieros para los sectores de la población que tienen poco acceso o están insuficientemente atendidos en la actualidad por el sistema financiero.
En materia fiscal se confirma la determinación de que el gasto público sea sujeto a un sistema de evaluación del cumplimiento de metas específicas, mediante indicadores y compromisos de desempeño. Al respecto, sería conveniente que no se sujetara a este sistema solamente el gasto de los programas que se ejecutan conforme a reglas de operación, sino que fuera todo el gasto que ejercen las dependencias, incluida la propia Secretaría de Hacienda, lo cual implica la evaluación del cumplimiento de las metas propuestas en el Pronafide.
Asimismo, resultaría benéfico para el país si se pudieran llegar a convenir compromisos con el sistema bancario para que se cumplan metas de apoyo a sectores productivos, mejoras en los servicios y en las condiciones de éstos, así como su contribución al desarrollo del país. Con este tipo de compromiso por parte de las instituciones financieras se ampliaría la rendición de cuentas a la sociedad tanto del sector público como de las instituciones bancarias que también manejan recursos del público y que merece un informe más allá de los resultados financieros que rinden a sus accionistas.
miggoib@servidor.unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n715730.htm
Inflación y poder de compra
El Sol de México
22 de mayo de 2008
Miguel González Ibarra
El crecimiento incesante y sostenido de los precios de los alimentos y de otras materias primas está provocando fuertes presiones inflacionarias a escala mundial, lo cual amenaza con deteriorar el poder de compra de la población con ingresos fijos y de aquellos que cuentan con flujos esporádicos e inciertos. Los sectores económicos más sensibles a las variaciones de los precios son aquellos que viven en los límites inferiores del nivel de bienestar y por debajo de la línea de pobreza, tanto la concebida como extrema como la considerada de tipo patrimonial y de capacidades.
Los efectos pueden llegar a ser tan desastrosos que los gobiernos nacionales y las organizaciones mundiales discuten y diseñan una serie de medidas para tratar de resolver los problemas derivados del desequilibrio en la oferta y la demanda, que afecta el abasto de los productos básicos. Adicionalmente, para enfrentar las consecuencias que en el corto plazo acarrea el encarecimiento de los alimentos y de los energéticos, se busca fortalecer las políticas públicas dedicadas al desarrollo social, mediante acciones que fortalezcan los ingresos de los grupos de población desprotegidos.
El problema tiene varias aristas, por lo que cualquier intervención aislada en cualquiera de sus facetas puede crear una mayor distorsión que agrave los desequilibrios económicos. De tal manera, hay que tomar en cuenta que el incremento en los precios de los alimentos y de los energéticos no está teniendo una repercusión proporcional en todas las cadenas productivas, ni tiene el mismo impacto en los distintos países.
De acuerdo con el último informe sobre la inflación que presenta el Banco de México, el crecimiento en los precios de los alimentos en nuestro país es de 6.32 por ciento, mientras que en Chile se estima en 17.64 por ciento y en Brasil en 11.22 por ciento. A nivel mundial, los alimentos tendrán un mayor crecimiento en China (21.4 por ciento) y en Venezuela (43.92 por ciento), mientras que por regiones, las más afectas son Asía, Sudamérica y Europa. Por su parte, el efecto del auge en los precios de los energéticos afecta en mayor medida a los países europeos y a los asiáticos.
Dentro de lo que son las cadenas productivas en el país, el incremento en los precios internacionales de los productos básicos ha tenido un efecto desigual en los precios finales al consumidor. De tal manera, mientras que el precio de la tortilla traslada casi en su totalidad el incremento del precio del maíz, la industria de harina de este grano ha podido absorber el incremento, tanto a través de una disminución en su margen de utilidad como gracias una optimización en su cadena de abastecimiento. En el caso del trigo, y principalmente de las oleaginosas, ha sido menor la repercusión final por la transferencia del precio de los granos, en la harina y en los aceites.
Este panorama está provocando un cambio en la estructura productiva de los bienes finales de consumo, sobre todo entre las tortillerías tradicionales y entre los productores de harina de maíz, lo cual puede desembocar en un problema de tipo social que enfrente a los pequeños empresarios, los intereses de los industriales, de las cadenas comerciales y a los consumidores. Un subsidio a las tortillas, tipo los "tortibonos", o mediante precios preferenciales del grano a los productores de masa, son sólo medidas coyunturales que al final provocan distorsiones, ya sea en la forma de corrupción, politización o sesgos en la producción.
Por su parte, los programas para incentivar la producción deben llevarse a cabo con una visión de largo plazo, no solamente controlando un posible desabasto, sino que se debe reforzar la capitalización rural, tanto de tipo humano como de equipamiento y tecnológico, con el fin de generar un aumento de la productividad.
De tal manera, se debe diseñar, por producto, una estrategia integrada que atienda tanto la disminución del poder compra como el crecimiento de los precios, modulando la demanda e incentivando la oferta, optimizando los mecanismos de distribución, almacenamiento y comercialización. Sin embargo, la estrategia debe diferenciarse en cada país y región y mantener una coordinación a nivel mundial, lo cual genera un escenario que se antoja difícil de construir.
miggoib@servidor.unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n707386.htm
22 de mayo de 2008
Miguel González Ibarra
El crecimiento incesante y sostenido de los precios de los alimentos y de otras materias primas está provocando fuertes presiones inflacionarias a escala mundial, lo cual amenaza con deteriorar el poder de compra de la población con ingresos fijos y de aquellos que cuentan con flujos esporádicos e inciertos. Los sectores económicos más sensibles a las variaciones de los precios son aquellos que viven en los límites inferiores del nivel de bienestar y por debajo de la línea de pobreza, tanto la concebida como extrema como la considerada de tipo patrimonial y de capacidades.
Los efectos pueden llegar a ser tan desastrosos que los gobiernos nacionales y las organizaciones mundiales discuten y diseñan una serie de medidas para tratar de resolver los problemas derivados del desequilibrio en la oferta y la demanda, que afecta el abasto de los productos básicos. Adicionalmente, para enfrentar las consecuencias que en el corto plazo acarrea el encarecimiento de los alimentos y de los energéticos, se busca fortalecer las políticas públicas dedicadas al desarrollo social, mediante acciones que fortalezcan los ingresos de los grupos de población desprotegidos.
El problema tiene varias aristas, por lo que cualquier intervención aislada en cualquiera de sus facetas puede crear una mayor distorsión que agrave los desequilibrios económicos. De tal manera, hay que tomar en cuenta que el incremento en los precios de los alimentos y de los energéticos no está teniendo una repercusión proporcional en todas las cadenas productivas, ni tiene el mismo impacto en los distintos países.
De acuerdo con el último informe sobre la inflación que presenta el Banco de México, el crecimiento en los precios de los alimentos en nuestro país es de 6.32 por ciento, mientras que en Chile se estima en 17.64 por ciento y en Brasil en 11.22 por ciento. A nivel mundial, los alimentos tendrán un mayor crecimiento en China (21.4 por ciento) y en Venezuela (43.92 por ciento), mientras que por regiones, las más afectas son Asía, Sudamérica y Europa. Por su parte, el efecto del auge en los precios de los energéticos afecta en mayor medida a los países europeos y a los asiáticos.
Dentro de lo que son las cadenas productivas en el país, el incremento en los precios internacionales de los productos básicos ha tenido un efecto desigual en los precios finales al consumidor. De tal manera, mientras que el precio de la tortilla traslada casi en su totalidad el incremento del precio del maíz, la industria de harina de este grano ha podido absorber el incremento, tanto a través de una disminución en su margen de utilidad como gracias una optimización en su cadena de abastecimiento. En el caso del trigo, y principalmente de las oleaginosas, ha sido menor la repercusión final por la transferencia del precio de los granos, en la harina y en los aceites.
Este panorama está provocando un cambio en la estructura productiva de los bienes finales de consumo, sobre todo entre las tortillerías tradicionales y entre los productores de harina de maíz, lo cual puede desembocar en un problema de tipo social que enfrente a los pequeños empresarios, los intereses de los industriales, de las cadenas comerciales y a los consumidores. Un subsidio a las tortillas, tipo los "tortibonos", o mediante precios preferenciales del grano a los productores de masa, son sólo medidas coyunturales que al final provocan distorsiones, ya sea en la forma de corrupción, politización o sesgos en la producción.
Por su parte, los programas para incentivar la producción deben llevarse a cabo con una visión de largo plazo, no solamente controlando un posible desabasto, sino que se debe reforzar la capitalización rural, tanto de tipo humano como de equipamiento y tecnológico, con el fin de generar un aumento de la productividad.
De tal manera, se debe diseñar, por producto, una estrategia integrada que atienda tanto la disminución del poder compra como el crecimiento de los precios, modulando la demanda e incentivando la oferta, optimizando los mecanismos de distribución, almacenamiento y comercialización. Sin embargo, la estrategia debe diferenciarse en cada país y región y mantener una coordinación a nivel mundial, lo cual genera un escenario que se antoja difícil de construir.
miggoib@servidor.unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n707386.htm
Bancos de nicho y bancos tienda
El Sol de México
15 de mayo de 2008
Miguel González Ibarra
El país sigue sufriendo las consecuencias de la falta de un sistema de intermediación financiera y de distribución de medios de pago socialmente eficiente, lo cual arroja que existan bajos índices de bancarización, escaso financiamiento al sector productivo, altos costos de los servicios financieros y una deficiente atención a los usuarios de la banca. Sin embargo, los bancos que operan en México están asombrando al agitado mundo financiero internacional por el crecimiento sostenido y su muy elevada rentabilidad, así como por la gran solidez que demuestran.
En diferentes reuniones en torno al tema, sostenidas en los últimos días, se reconoce que en el país existe el más bajo índice de oficinas bancarias por un millón de habitantes, índice que llega sólo a 0.4. Adicionalmente, se estima que es el país emergente en el cual se utiliza en mayor medida el dinero en efectivo, frente a la alternativa de llevar a cabo operaciones electrónicas. Al respecto, el Banco de México no ha dejado de insistir en lo elevado que resultan las comisiones y las tasas de interés que cargan los bancos para las operaciones financieras y crediticias que realizan los usuarios de la banca, así como sobre la concentración de riesgos que se está dando en un sobre-explotado nicho de crédito al consumo mediante tarjetas de crédito.
La contradictoria situación que han generado las instituciones crediticias se debe a la falta de una real competencia que conduzca a mejorar la calidad de los servicios y a disminuir los costos de los mismos, lo cual ayudaría a redireccionar el flujo de recursos financieros hacia actividades empresariales.
La estrategia que ha diseñado la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, consiste en determinar las áreas y segmentos que se encuentran insuficientemente atendidos, con el fin de buscar que surjan nuevos intermediarios financieros, con su respectiva regulación y su sistema de vigilancia que evite prácticas y operaciones inadecuadas.
De tal manera, durante los últimos dos años se han autorizado quince nuevos bancos, con lo que ya suman 42 las instituciones de esta naturaleza. Asimismo, se ha adecuado la legislación para fortalecer a las sociedades e instituciones financieras dedicadas al ahorro y crédito popular, al mismo tiempo que se han emprendido distintos programas para fortalecer la operación de las organizaciones financieras, con el fin de que presten mejores servicios y que consoliden su vida institucional.
En esta estrategia hay que destacar las figuras de los bancos que tienen acotadas sus facultades y servicios que pueden ofrecer, pero que se especializan en determinados segmentos y nichos de mercado. Tal es el caso de los conocidos como bancos de nicho y los bancos tienda, que buscan fortalecer los servicios de medios electrónicos de pago, atender específicamente un tipo de operaciones o bien que se dedicarán a la banca de menudeo para los estratos de menores ingresos. En estos tres huecos en la cobertura bancaria se han autorizado recientemente trece nuevas instituciones, entre las que destacan las ligadas a algún tipo de actividad comercial, como es el caso de los bancos de Wal Mart, Vokswagen, Chedraui, Coppel, FAMSA, BAM (autofinanciamiento) y Multiva (del Grupo Angeles).
La repercusión que tendrán estos nuevos bancos en la conformación del sistema se puede apreciar en el hecho de que se espera que por lo menos cuatro de ellos, que están ligados al comercio detallista, aumenten en 23 por ciento el número de sucursales y ventanillas para operaciones bancarias en todo el país.
El reto que supone este nuevo tipo de bancos se encuentra en lograr que se mantenga la separación operativa, organizacional e institucional entre los distintos negocios y actividades financieras que desarrollarán, así como que la publicidad y las promociones no induzcan a que se confunda y de pié a que exista una pérdida de independencia y autonomía de los bancos respecto de la actividad comercial, y finalmente, que la infraestructura con que cuentan las tiendas no represente una ventaja competitiva que distorsione el mercado.
La estrategia para generar una mayor competencia que permita disminuir los costos y mejorar la calidad de los servicios financieros, se completa con el fomento del sistema de corresponsalías. A través de las corresponsalías se busca que establecimientos comerciales se constituyan en auxiliares en la prestación de los servicios bancarios, sea en la distribución de medios de pagos, en la prestación de servicios de recepción de pagos por servicios, en el uso de medios electrónicos, y hasta para que funjan como dispersores de créditos.
miggoib@servidor.unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n699087.htm
15 de mayo de 2008
Miguel González Ibarra
El país sigue sufriendo las consecuencias de la falta de un sistema de intermediación financiera y de distribución de medios de pago socialmente eficiente, lo cual arroja que existan bajos índices de bancarización, escaso financiamiento al sector productivo, altos costos de los servicios financieros y una deficiente atención a los usuarios de la banca. Sin embargo, los bancos que operan en México están asombrando al agitado mundo financiero internacional por el crecimiento sostenido y su muy elevada rentabilidad, así como por la gran solidez que demuestran.
En diferentes reuniones en torno al tema, sostenidas en los últimos días, se reconoce que en el país existe el más bajo índice de oficinas bancarias por un millón de habitantes, índice que llega sólo a 0.4. Adicionalmente, se estima que es el país emergente en el cual se utiliza en mayor medida el dinero en efectivo, frente a la alternativa de llevar a cabo operaciones electrónicas. Al respecto, el Banco de México no ha dejado de insistir en lo elevado que resultan las comisiones y las tasas de interés que cargan los bancos para las operaciones financieras y crediticias que realizan los usuarios de la banca, así como sobre la concentración de riesgos que se está dando en un sobre-explotado nicho de crédito al consumo mediante tarjetas de crédito.
La contradictoria situación que han generado las instituciones crediticias se debe a la falta de una real competencia que conduzca a mejorar la calidad de los servicios y a disminuir los costos de los mismos, lo cual ayudaría a redireccionar el flujo de recursos financieros hacia actividades empresariales.
La estrategia que ha diseñado la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, consiste en determinar las áreas y segmentos que se encuentran insuficientemente atendidos, con el fin de buscar que surjan nuevos intermediarios financieros, con su respectiva regulación y su sistema de vigilancia que evite prácticas y operaciones inadecuadas.
De tal manera, durante los últimos dos años se han autorizado quince nuevos bancos, con lo que ya suman 42 las instituciones de esta naturaleza. Asimismo, se ha adecuado la legislación para fortalecer a las sociedades e instituciones financieras dedicadas al ahorro y crédito popular, al mismo tiempo que se han emprendido distintos programas para fortalecer la operación de las organizaciones financieras, con el fin de que presten mejores servicios y que consoliden su vida institucional.
En esta estrategia hay que destacar las figuras de los bancos que tienen acotadas sus facultades y servicios que pueden ofrecer, pero que se especializan en determinados segmentos y nichos de mercado. Tal es el caso de los conocidos como bancos de nicho y los bancos tienda, que buscan fortalecer los servicios de medios electrónicos de pago, atender específicamente un tipo de operaciones o bien que se dedicarán a la banca de menudeo para los estratos de menores ingresos. En estos tres huecos en la cobertura bancaria se han autorizado recientemente trece nuevas instituciones, entre las que destacan las ligadas a algún tipo de actividad comercial, como es el caso de los bancos de Wal Mart, Vokswagen, Chedraui, Coppel, FAMSA, BAM (autofinanciamiento) y Multiva (del Grupo Angeles).
La repercusión que tendrán estos nuevos bancos en la conformación del sistema se puede apreciar en el hecho de que se espera que por lo menos cuatro de ellos, que están ligados al comercio detallista, aumenten en 23 por ciento el número de sucursales y ventanillas para operaciones bancarias en todo el país.
El reto que supone este nuevo tipo de bancos se encuentra en lograr que se mantenga la separación operativa, organizacional e institucional entre los distintos negocios y actividades financieras que desarrollarán, así como que la publicidad y las promociones no induzcan a que se confunda y de pié a que exista una pérdida de independencia y autonomía de los bancos respecto de la actividad comercial, y finalmente, que la infraestructura con que cuentan las tiendas no represente una ventaja competitiva que distorsione el mercado.
La estrategia para generar una mayor competencia que permita disminuir los costos y mejorar la calidad de los servicios financieros, se completa con el fomento del sistema de corresponsalías. A través de las corresponsalías se busca que establecimientos comerciales se constituyan en auxiliares en la prestación de los servicios bancarios, sea en la distribución de medios de pagos, en la prestación de servicios de recepción de pagos por servicios, en el uso de medios electrónicos, y hasta para que funjan como dispersores de créditos.
miggoib@servidor.unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n699087.htm
Evaluación del gasto público
El Sol de México
8 de mayo de 2008
Miguel González Ibarra
El martes de esta semana, el presidente Calderón firmó el decreto sobre distintas modificaciones en materia de gasto público y fiscalización, con lo cual se le da una nueva connotación a la hacienda pública y se completa la reforma hacendaria que ya ha incluido las correspondientes en materia de ingresos. De esta manera, se establece un sistema de evaluación del ejercicio del gasto público sobre la base de medir la eficiencia del desempeño de los organismos y dependencias ejecutoras.
El sistema, destacó el secretario de Hacienda y Crédito Público, Agustín Carstens, permitirá darle una mayor transparencia al uso de los recursos que el Gobierno recauda mediante los impuestos, por lo que es una medida que fortalece la rendición de cuentas a los causantes y a toda la ciudadanía.
Desde el año pasado se ha venido trabajando en afinar los diagnósticos que dan sustento a los distintos programas y acciones de las políticas públicas, de acuerdo con la metodología para construir matrices de secuencia lógica entre los problemas identificados, las causas, los fines y objetivos de los programas con las actividades que se desarrollan. De tal manera, se ha llegado también a definir una matriz de indicadores que permiten medir los resultados y el cumplimiento de las metas.
Con el fin de que se puedan comparar y priorizar los distintos programas públicos, la metodología para todos es la misma, adaptándola a cada caso específico a partir de la que a nivel internacional desarrolló la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). El esfuerzo de capacitación sobre las técnicas y la homologación de criterios para la aplicación de una metodología uniforme requirieron de un buen número de reuniones entre evaluadores externos, las áreas responsables de la evaluación en cada una de las dependencias y los operadores de los programas, bajo la supervisión y guía de la CEPAL.
Hasta ahora, las matrices que se han desarrollado se refieren solamente a los programas que están sujetos a reglas de operación, pero, sin duda, en un corto plazo debe de extenderse el sistema de evaluación a todas las acciones del gasto y de las políticas públicas. El sistema de evaluación abarca también a los recursos que se transfieren a las entidades federativas para su ejercicio, por lo que el gasto federalizado también podrá contar con una base objetiva y una mayor transparencia.
Con las reformas que han entrado en vigor en materia del gasto público y de su fiscalización, se podrán identificar áreas de oportunidad para mejorar la eficiencia gubernamental, con el consecuente beneficio para toda la población, ya que a partir de los indicadores de desempeño se establecerán compromisos de las entidades ejecutoras, con lo cual se le da transparencia a la administración y al cumplimiento de las responsabilidades de los servidores públicos.
Adicionalmente, el decreto confirma la conveniencia de que los programas sean sujetos a distintos tipos de evaluaciones anuales por parte de organismos externos a la esfera gubernamental. Desde luego que las evaluaciones requieren de una alta especialización y conocimiento de la metodología para que pueda ser objetiva y confiable, por lo que se ha llevado a cabo una calificación de evaluadores externos y la integración del padrón correspondiente.
Al respecto, hay que destacar la labor que en materia de este tipo de evaluaciones han venido desarrollando las instituciones públicas de educación superior, por contar con los mejores especialistas del país en cada uno de los temas objeto de los distintos programas, además del conocimiento y rigor en el majeo de la metodología de evaluación. De esta manera contribuyen con la administración pública, al poner a su disposición el acervo de conocimientos con que cuentan, además de establecer una sinergia virtuosa entre la investigación aplicada, la generación de nuevos conocimientos, la formación de capital humano, la mejoría en la eficiencia gubernamental y la creación de estímulos para la asignación presupuestal y el ejercicio del gasto.
Finalmente, el sistema, mediante el establecimiento de indicadores de desempeño, de compromisos, de metas, y por contar con evaluaciones objetivas realizadas por organismos externos, constituye un valioso mecanismo para la auditoría de la cuenta pública y para la revisión y aprobación de los presupuestos anuales en la Cámara de Diputados.
miggoib@servidor.unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n690684.htm
8 de mayo de 2008
Miguel González Ibarra
El martes de esta semana, el presidente Calderón firmó el decreto sobre distintas modificaciones en materia de gasto público y fiscalización, con lo cual se le da una nueva connotación a la hacienda pública y se completa la reforma hacendaria que ya ha incluido las correspondientes en materia de ingresos. De esta manera, se establece un sistema de evaluación del ejercicio del gasto público sobre la base de medir la eficiencia del desempeño de los organismos y dependencias ejecutoras.
El sistema, destacó el secretario de Hacienda y Crédito Público, Agustín Carstens, permitirá darle una mayor transparencia al uso de los recursos que el Gobierno recauda mediante los impuestos, por lo que es una medida que fortalece la rendición de cuentas a los causantes y a toda la ciudadanía.
Desde el año pasado se ha venido trabajando en afinar los diagnósticos que dan sustento a los distintos programas y acciones de las políticas públicas, de acuerdo con la metodología para construir matrices de secuencia lógica entre los problemas identificados, las causas, los fines y objetivos de los programas con las actividades que se desarrollan. De tal manera, se ha llegado también a definir una matriz de indicadores que permiten medir los resultados y el cumplimiento de las metas.
Con el fin de que se puedan comparar y priorizar los distintos programas públicos, la metodología para todos es la misma, adaptándola a cada caso específico a partir de la que a nivel internacional desarrolló la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). El esfuerzo de capacitación sobre las técnicas y la homologación de criterios para la aplicación de una metodología uniforme requirieron de un buen número de reuniones entre evaluadores externos, las áreas responsables de la evaluación en cada una de las dependencias y los operadores de los programas, bajo la supervisión y guía de la CEPAL.
Hasta ahora, las matrices que se han desarrollado se refieren solamente a los programas que están sujetos a reglas de operación, pero, sin duda, en un corto plazo debe de extenderse el sistema de evaluación a todas las acciones del gasto y de las políticas públicas. El sistema de evaluación abarca también a los recursos que se transfieren a las entidades federativas para su ejercicio, por lo que el gasto federalizado también podrá contar con una base objetiva y una mayor transparencia.
Con las reformas que han entrado en vigor en materia del gasto público y de su fiscalización, se podrán identificar áreas de oportunidad para mejorar la eficiencia gubernamental, con el consecuente beneficio para toda la población, ya que a partir de los indicadores de desempeño se establecerán compromisos de las entidades ejecutoras, con lo cual se le da transparencia a la administración y al cumplimiento de las responsabilidades de los servidores públicos.
Adicionalmente, el decreto confirma la conveniencia de que los programas sean sujetos a distintos tipos de evaluaciones anuales por parte de organismos externos a la esfera gubernamental. Desde luego que las evaluaciones requieren de una alta especialización y conocimiento de la metodología para que pueda ser objetiva y confiable, por lo que se ha llevado a cabo una calificación de evaluadores externos y la integración del padrón correspondiente.
Al respecto, hay que destacar la labor que en materia de este tipo de evaluaciones han venido desarrollando las instituciones públicas de educación superior, por contar con los mejores especialistas del país en cada uno de los temas objeto de los distintos programas, además del conocimiento y rigor en el majeo de la metodología de evaluación. De esta manera contribuyen con la administración pública, al poner a su disposición el acervo de conocimientos con que cuentan, además de establecer una sinergia virtuosa entre la investigación aplicada, la generación de nuevos conocimientos, la formación de capital humano, la mejoría en la eficiencia gubernamental y la creación de estímulos para la asignación presupuestal y el ejercicio del gasto.
Finalmente, el sistema, mediante el establecimiento de indicadores de desempeño, de compromisos, de metas, y por contar con evaluaciones objetivas realizadas por organismos externos, constituye un valioso mecanismo para la auditoría de la cuenta pública y para la revisión y aprobación de los presupuestos anuales en la Cámara de Diputados.
miggoib@servidor.unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n690684.htm
Modernización e inclusión financiera
El Sol de México
2 de mayo de 2008
Miguel González Ibarra
A finales de la semana pasada se llevó a cabo un seminario sobre la necesidad de modernizar el sistema financiero latinoamericano, y en forma específica de nuestro país, para permitir que se incluya a núcleos de la población y regiones que hasta la fecha no cuentan o tienen poco acceso a los servicios financieros.
El seminario estuvo organizado conjuntamente por el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericano (CEMLA) y por el Banco de México, dirigido a los niveles técnicos de las instituciones financieras y a grupos académicos interesados en el tema y fue inaugurado por el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz y por el Director del CEMLA, Kenneth Coates.
Los expositores fueron funcionarios de los bancos centrales de distintos países, como fue el caso de Argentina, Brasil, España, la Unión Europea, la Reserva Federal de Estados Unidos, y de México así como del Banco Mundial. De igual manera, participaron los profesores Ronald McKinnon y Michael Barr de las Universidades de Stanford y de Michigan, respectivamente, así como el subsecretario de Hacienda, Alejandro Werner, directores generales de esa dependencia y directivos de bancos que operan en el país, tanto comerciales como de desarrollo.
En medio de los problemas financieros ocasionados por las fallas de mercado y de supervisión, producto de las subestimación de los riesgos en los créditos hipotecarios de baja calidad otorgados en Estados Unidos, se planteó la conveniencia de extender los servicios bancarios, tanto de crédito como de ahorro e inversión, a un mayor número de personas en los distintos países latinoamericanos.
Una mayor bancarización que amplíe tanto la cobertura, como la gama de productos que se ofrecen a todos lo usuarios, actuales y potenciales, supone un reto tecnológico, de educación y de generación de una cultura financiera.
Ante la inconveniencia de que la bancarización se apoye en un sistema de susidios, lo más adecuado consiste en bajar los costos que supone llevará a cabo los servicios financieros a poblaciones rurales y comunidades aisladas. De tal manera, la tecnología para establecer terminales de punto de venta (TPV) y el sistema de negocios que funjan como corresponsales de la banca, se considera que es camino para ofrecer créditos y productos de ahorro e inversión en mejores condiciones que las que se tendría si se establecieran sucursales o incluso de cajeros electrónicos.
La idea de que la banca se auxilie de una serie de agentes económicos que funjan como dispersores del crédito y recuperadores del mismo, ha venido siendo objeto del programa de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural Pesca y Alimentación (Sagarpa) y de Financiera Rural para facilitar el acceso a los servicios financieros en las zonas rurales. Actualmente, se busca ampliar estas funciones de dispersión y recuperación de crédito a las de ahorro e inversión. La mayor cobertura bancaria se busca lograr, también, a través de que las TPV se conviertan también en captadores y distribuidores de recursos, lo cual se reforzará con la reciente incorporación de los bancos que se encuentran ligados con establecimientos de carácter comercial.
El otro reto, consiste en generar, desde los niveles básicos de preparación escolar, una educación financiera que permita a la población aquilatar las ventajas y condiciones de los distintos productos y mecanismos de ahorro, pero también asumir las responsabilidades y ventajas que se derivan de la utilización del crédito. Al respecto, la Asociación Mexicana de Bancos (ABM), así como las principales instituciones de crédito que operan en país, tales, como Banamex, Bancomer y Santander, han emprendido una serie de acciones para apoyar la educación financiera.
En forma similar al National Council for Economic Education de Estados Unidos, la Secretaría de Educación Pública, el Banco de México y los principales centros de educación superior del país, se han dado a la tarea de generar materiales para la enseñanza y programas de capacitación para grupos específicos y para la población en general. De manera especial, se debe reconocer la labor que viene desarrollando el Museo Interactivo de Economía (MIDE), proyecto impulsado por el Banco de México para construir el primer museo de este tipo en el mundo y que ahora amplia sus actividades a la divulgación y capacitación para todo tipo de población y para distintos niveles de preparación.
El seminario permitió concluir que la alta correlación que existe entre el nivel de desarrollo y bienestar con el nivel de bancarización, es posible lograrla en nuestro país y en toda Latinoamérica, a pesar de las turbulencias que de tiempo en tiempo se presenta en los mercados, si se sustenta en una sólida cultura financiera.
miggoib@servidor.unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n683775.htm
2 de mayo de 2008
Miguel González Ibarra
A finales de la semana pasada se llevó a cabo un seminario sobre la necesidad de modernizar el sistema financiero latinoamericano, y en forma específica de nuestro país, para permitir que se incluya a núcleos de la población y regiones que hasta la fecha no cuentan o tienen poco acceso a los servicios financieros.
El seminario estuvo organizado conjuntamente por el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericano (CEMLA) y por el Banco de México, dirigido a los niveles técnicos de las instituciones financieras y a grupos académicos interesados en el tema y fue inaugurado por el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz y por el Director del CEMLA, Kenneth Coates.
Los expositores fueron funcionarios de los bancos centrales de distintos países, como fue el caso de Argentina, Brasil, España, la Unión Europea, la Reserva Federal de Estados Unidos, y de México así como del Banco Mundial. De igual manera, participaron los profesores Ronald McKinnon y Michael Barr de las Universidades de Stanford y de Michigan, respectivamente, así como el subsecretario de Hacienda, Alejandro Werner, directores generales de esa dependencia y directivos de bancos que operan en el país, tanto comerciales como de desarrollo.
En medio de los problemas financieros ocasionados por las fallas de mercado y de supervisión, producto de las subestimación de los riesgos en los créditos hipotecarios de baja calidad otorgados en Estados Unidos, se planteó la conveniencia de extender los servicios bancarios, tanto de crédito como de ahorro e inversión, a un mayor número de personas en los distintos países latinoamericanos.
Una mayor bancarización que amplíe tanto la cobertura, como la gama de productos que se ofrecen a todos lo usuarios, actuales y potenciales, supone un reto tecnológico, de educación y de generación de una cultura financiera.
Ante la inconveniencia de que la bancarización se apoye en un sistema de susidios, lo más adecuado consiste en bajar los costos que supone llevará a cabo los servicios financieros a poblaciones rurales y comunidades aisladas. De tal manera, la tecnología para establecer terminales de punto de venta (TPV) y el sistema de negocios que funjan como corresponsales de la banca, se considera que es camino para ofrecer créditos y productos de ahorro e inversión en mejores condiciones que las que se tendría si se establecieran sucursales o incluso de cajeros electrónicos.
La idea de que la banca se auxilie de una serie de agentes económicos que funjan como dispersores del crédito y recuperadores del mismo, ha venido siendo objeto del programa de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural Pesca y Alimentación (Sagarpa) y de Financiera Rural para facilitar el acceso a los servicios financieros en las zonas rurales. Actualmente, se busca ampliar estas funciones de dispersión y recuperación de crédito a las de ahorro e inversión. La mayor cobertura bancaria se busca lograr, también, a través de que las TPV se conviertan también en captadores y distribuidores de recursos, lo cual se reforzará con la reciente incorporación de los bancos que se encuentran ligados con establecimientos de carácter comercial.
El otro reto, consiste en generar, desde los niveles básicos de preparación escolar, una educación financiera que permita a la población aquilatar las ventajas y condiciones de los distintos productos y mecanismos de ahorro, pero también asumir las responsabilidades y ventajas que se derivan de la utilización del crédito. Al respecto, la Asociación Mexicana de Bancos (ABM), así como las principales instituciones de crédito que operan en país, tales, como Banamex, Bancomer y Santander, han emprendido una serie de acciones para apoyar la educación financiera.
En forma similar al National Council for Economic Education de Estados Unidos, la Secretaría de Educación Pública, el Banco de México y los principales centros de educación superior del país, se han dado a la tarea de generar materiales para la enseñanza y programas de capacitación para grupos específicos y para la población en general. De manera especial, se debe reconocer la labor que viene desarrollando el Museo Interactivo de Economía (MIDE), proyecto impulsado por el Banco de México para construir el primer museo de este tipo en el mundo y que ahora amplia sus actividades a la divulgación y capacitación para todo tipo de población y para distintos niveles de preparación.
El seminario permitió concluir que la alta correlación que existe entre el nivel de desarrollo y bienestar con el nivel de bancarización, es posible lograrla en nuestro país y en toda Latinoamérica, a pesar de las turbulencias que de tiempo en tiempo se presenta en los mercados, si se sustenta en una sólida cultura financiera.
miggoib@servidor.unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n683775.htm
El fin de los alimentos baratos
El Sol de México
24 de abril de 2008
Miguel González Ibarra
Después de que la crisis financiera y sus efectos en la banca y en la desaceleración de la economía mundial acapararon la atención, actualmente en los foros y reuniones internacionales la preocupación principal se centra en el incesante y sostenido incremento de los precios de los alimentos.
En los últimos doce meses el precio internacional del arroz ha aumentado 180 por ciento, mientras que el del trigo en 77 por ciento, después de alcanzar un pico de hasta 150 por ciento a principio del año, y finalmente, el maíz ha mantenido una tendencia alcista que lo ha llevado a un aumento de poco más de 50 por ciento respecto de los precios que imperaban en noviembre del año pasado.
Las causas de los incrementos en los precios en el mercado mundial de granos se encuentran tanto en el lado de la demanda como en el de la oferta, así como las repercusiones y retos que plantea a gobiernos, productores, consumidores y organismos internacionales.
La demanda de productos alimenticios ha mantenido un alza constante debido a la mejoría en el ingreso que se ha registrado en países con una población numerosa y que han mantenido altas tasas de crecimiento, como es el caso de China y de la India. Asimismo, el encarecimiento de los hidrocarburos ha permitido que se desarrollen tecnologías redituables para producir energía de fuentes alternas, como son lo biocombustibles, originando una nueva fuente de demanda por productos agrícolas que compite con su utilización para fines alimenticios. Adicionalmente, se ha encontrado que la industrialización como fuente productora de energía permite que a partir de los productos agrícolas se obtenga una amplia gama de subproductos que refuerza el incentivo de su utilización alternativa.
Por el lado de la oferta, la presión internacional para que se retiren los subsidios que los países desarrollados canalizan a las actividades agropecuarias, así como el incremento de los precios de los fertilizantes y productos para combatir plagas y enfermedades que se producen a partir del petróleo, han originado un alza en los costos de producción. A lo anterior habría que agregar la falta de una estructura favorable para la producción en el campo en los países de menor desarrollo y, sobre todo, en los de mayor pobreza.
El encarecimiento de los alimentos pone en jaque las metas del milenio que se proponen erradicar la pobreza, además de que se podría presentar un problema de desnutrición severa en numerosos núcleos de la población mundial. El aumento de precios, según estimaciones del Banco Mundial, requeriría que los programas de combate a la pobreza en Africa tuvieran que incrementarse en poco más de 750 millones de dólares anuales.
Finalmente, aunque lógicamente los mayores precios deben favorecer a los productores, en realidad éstos están enfrentando el problema de la disminución de la demanda con capacidad de compra, sobre todo en los países de menor desarrollo que no cuentan con sistemas de almacenamiento y comercialización para abastecer mercados distintos a los locales.
La etapa de más de treinta años en que permanecieron estables los productos agropecuarios ha llegado a su fin y los bancos centrales, como el Banco de México, se aprestan a afinar sus políticas de control inflacionario para impedir que se desate una espiral generalizada de precios, aunque reconocen que la inflación de este año será superior a las metas establecidas. Las presiones comenzarán a sentirse en la disminución del poder adquisitivo de la población y en las propuestas de alzas salariales.
miggoib@servidor.unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n674853.htm
24 de abril de 2008
Miguel González Ibarra
Después de que la crisis financiera y sus efectos en la banca y en la desaceleración de la economía mundial acapararon la atención, actualmente en los foros y reuniones internacionales la preocupación principal se centra en el incesante y sostenido incremento de los precios de los alimentos.
En los últimos doce meses el precio internacional del arroz ha aumentado 180 por ciento, mientras que el del trigo en 77 por ciento, después de alcanzar un pico de hasta 150 por ciento a principio del año, y finalmente, el maíz ha mantenido una tendencia alcista que lo ha llevado a un aumento de poco más de 50 por ciento respecto de los precios que imperaban en noviembre del año pasado.
Las causas de los incrementos en los precios en el mercado mundial de granos se encuentran tanto en el lado de la demanda como en el de la oferta, así como las repercusiones y retos que plantea a gobiernos, productores, consumidores y organismos internacionales.
La demanda de productos alimenticios ha mantenido un alza constante debido a la mejoría en el ingreso que se ha registrado en países con una población numerosa y que han mantenido altas tasas de crecimiento, como es el caso de China y de la India. Asimismo, el encarecimiento de los hidrocarburos ha permitido que se desarrollen tecnologías redituables para producir energía de fuentes alternas, como son lo biocombustibles, originando una nueva fuente de demanda por productos agrícolas que compite con su utilización para fines alimenticios. Adicionalmente, se ha encontrado que la industrialización como fuente productora de energía permite que a partir de los productos agrícolas se obtenga una amplia gama de subproductos que refuerza el incentivo de su utilización alternativa.
Por el lado de la oferta, la presión internacional para que se retiren los subsidios que los países desarrollados canalizan a las actividades agropecuarias, así como el incremento de los precios de los fertilizantes y productos para combatir plagas y enfermedades que se producen a partir del petróleo, han originado un alza en los costos de producción. A lo anterior habría que agregar la falta de una estructura favorable para la producción en el campo en los países de menor desarrollo y, sobre todo, en los de mayor pobreza.
El encarecimiento de los alimentos pone en jaque las metas del milenio que se proponen erradicar la pobreza, además de que se podría presentar un problema de desnutrición severa en numerosos núcleos de la población mundial. El aumento de precios, según estimaciones del Banco Mundial, requeriría que los programas de combate a la pobreza en Africa tuvieran que incrementarse en poco más de 750 millones de dólares anuales.
Finalmente, aunque lógicamente los mayores precios deben favorecer a los productores, en realidad éstos están enfrentando el problema de la disminución de la demanda con capacidad de compra, sobre todo en los países de menor desarrollo que no cuentan con sistemas de almacenamiento y comercialización para abastecer mercados distintos a los locales.
La etapa de más de treinta años en que permanecieron estables los productos agropecuarios ha llegado a su fin y los bancos centrales, como el Banco de México, se aprestan a afinar sus políticas de control inflacionario para impedir que se desate una espiral generalizada de precios, aunque reconocen que la inflación de este año será superior a las metas establecidas. Las presiones comenzarán a sentirse en la disminución del poder adquisitivo de la población y en las propuestas de alzas salariales.
miggoib@servidor.unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n674853.htm
El turismo en la economía nacional
El Sol de México
17 de abril de 2008
Miguel González Ibarra
En medio de las discusiones que se han venido generando sobre los efectos en el crecimiento económico que tendrá la desaceleración que afecta a la economía de Estados Unidos, el turismo aparece como una actividad que podría no resultar tan desfavorecida. El número de visitantes y las inversiones programadas garantizan que el turismo mantendrá su ritmo de crecimiento durante todo el año, con lo cual las fuentes de empleos directos, que el año pasado ocuparon a 2.3 millones de personas, podría mantener el ritmo de crecimiento de 5.64 por ciento de los dos últimos años.
Adicionalmente a su contribución a la generación de empleos directos, las actividades turísticas han propiciado que los vuelos de las líneas nacionales e internacionales se hayan incrementado en 15.4 por ciento durante el año pasado, transportando a 37.2 millones de pasajeros, tanto en vuelos de arribo a los destinos turísticos como los de regreso a los lugares de origen de los visitantes.
El gasto promedio de los visitantes se incrementó 12.9 por ciento el año pasado y se pudo mantener una ocupación promedio en la infraestructura hotelera de todo el país de 57.6 por ciento, con lo cual la contribución a la balanza de pagos continúa siendo positiva en más de 4 mil 500 millones de pesos, mientras que se confirma como la tercera fuente de ingreso de divisas más importante para el país, con 12 mil 200 millones de dólares.
De tal manera, el optimismo que existe de que pueda ser una actividad que mantenga su dinamismo a pesar de las condiciones desfavorables de la economía internacional, se basa en la programación de nuevas inversiones, en materia de construcción de nuevas instalaciones, en la conservación y mantenimiento de la infraestructura hotelera actual y en modernizar y crear nuevo equipamiento en los centros turísticos del país.
Además de los destinos turísticos de playa que ya son tradicionales, como Acapulco, Cancún y Puerto Vallarta, se han impulsado los de Los Cabos y la Riviera Maya, mientras que han surgido nuevos como es el caso de la Riviera Nayarit, que ha llegado a ocupar durante los últimos tres años el mayor porcentaje de ocupación hotelera en el país.
El turismo es un claro ejemplo de lo que puede ser una actividad que genera polos de desarrollo, así como de actividades que pueden surgir planeadas, gracias a una política pública específica. Tal es el caso de los Centros Integralmente Planeados (CIPs) desarrollados por Fonatur en Cancún, Ixtapa-Zihuatanejo, Huatulco, Loreto, Los Cabos, y recientemente Litibú, en Nayarit.
Adicionalmente en el caso de esta última entidad federativa, el Gobierno local ha establecido como una de las prioridades de desarrollo del estado al turismo, con lo cual se ha establecido un plan para desarrollar un corredor turístico de 118 kilómetros de playas, de San Blas hasta Nuevo Vallarta, que contarán con la infraestructura necesaria en materia de comunicaciones, tanto por vía terrestre como por vía área. El año pasado este proyecto obtuvo el cuarto lugar en las inversiones que se realizaron en el país y en 2008 se espera inversión gubernamental por 120 millones de dólares que detonará inversión privada por poco más de mil millones de dólares.
Otro de los aciertos, que a lo largo de varios sexenios se ha tenido, es la política de promoción, en la cual se encuentra la realización de un foro de comercialización de paquetes y espacios en hoteles entre mayoristas de los países de donde provienen la mayor parte de los visitantes a nuestro país. Este evento se desarrolla anualmente en Acapulco, y se ha llamado Tianguis Turístico. El que se acaba de celebrar el fin de semana pasado tuvo como novedad que se incluyeron a operadores de países vecinos, Guatemala, Honduras y Belice, con el fin de poder integrar una oferta conjunta de turismo arqueológico en distintas rutas de la cultura maya.
Tal vez con menor atención en las discusiones de nacionales, las actividades turísticas han podido contar con políticas públicas consistentes en las que se han conjugado exitosamente los esfuerzos del Gobierno y del sector privado, sin tener que enfrentar los cuestionamientos sobre la soberanía en nuestras playas, costas y sitios arqueológicos, con lo cual se han estado generado fuentes de empleo y de ingreso para un número creciente de mexicanos.
miggoib@servidor.unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n666585.htm
17 de abril de 2008
Miguel González Ibarra
En medio de las discusiones que se han venido generando sobre los efectos en el crecimiento económico que tendrá la desaceleración que afecta a la economía de Estados Unidos, el turismo aparece como una actividad que podría no resultar tan desfavorecida. El número de visitantes y las inversiones programadas garantizan que el turismo mantendrá su ritmo de crecimiento durante todo el año, con lo cual las fuentes de empleos directos, que el año pasado ocuparon a 2.3 millones de personas, podría mantener el ritmo de crecimiento de 5.64 por ciento de los dos últimos años.
Adicionalmente a su contribución a la generación de empleos directos, las actividades turísticas han propiciado que los vuelos de las líneas nacionales e internacionales se hayan incrementado en 15.4 por ciento durante el año pasado, transportando a 37.2 millones de pasajeros, tanto en vuelos de arribo a los destinos turísticos como los de regreso a los lugares de origen de los visitantes.
El gasto promedio de los visitantes se incrementó 12.9 por ciento el año pasado y se pudo mantener una ocupación promedio en la infraestructura hotelera de todo el país de 57.6 por ciento, con lo cual la contribución a la balanza de pagos continúa siendo positiva en más de 4 mil 500 millones de pesos, mientras que se confirma como la tercera fuente de ingreso de divisas más importante para el país, con 12 mil 200 millones de dólares.
De tal manera, el optimismo que existe de que pueda ser una actividad que mantenga su dinamismo a pesar de las condiciones desfavorables de la economía internacional, se basa en la programación de nuevas inversiones, en materia de construcción de nuevas instalaciones, en la conservación y mantenimiento de la infraestructura hotelera actual y en modernizar y crear nuevo equipamiento en los centros turísticos del país.
Además de los destinos turísticos de playa que ya son tradicionales, como Acapulco, Cancún y Puerto Vallarta, se han impulsado los de Los Cabos y la Riviera Maya, mientras que han surgido nuevos como es el caso de la Riviera Nayarit, que ha llegado a ocupar durante los últimos tres años el mayor porcentaje de ocupación hotelera en el país.
El turismo es un claro ejemplo de lo que puede ser una actividad que genera polos de desarrollo, así como de actividades que pueden surgir planeadas, gracias a una política pública específica. Tal es el caso de los Centros Integralmente Planeados (CIPs) desarrollados por Fonatur en Cancún, Ixtapa-Zihuatanejo, Huatulco, Loreto, Los Cabos, y recientemente Litibú, en Nayarit.
Adicionalmente en el caso de esta última entidad federativa, el Gobierno local ha establecido como una de las prioridades de desarrollo del estado al turismo, con lo cual se ha establecido un plan para desarrollar un corredor turístico de 118 kilómetros de playas, de San Blas hasta Nuevo Vallarta, que contarán con la infraestructura necesaria en materia de comunicaciones, tanto por vía terrestre como por vía área. El año pasado este proyecto obtuvo el cuarto lugar en las inversiones que se realizaron en el país y en 2008 se espera inversión gubernamental por 120 millones de dólares que detonará inversión privada por poco más de mil millones de dólares.
Otro de los aciertos, que a lo largo de varios sexenios se ha tenido, es la política de promoción, en la cual se encuentra la realización de un foro de comercialización de paquetes y espacios en hoteles entre mayoristas de los países de donde provienen la mayor parte de los visitantes a nuestro país. Este evento se desarrolla anualmente en Acapulco, y se ha llamado Tianguis Turístico. El que se acaba de celebrar el fin de semana pasado tuvo como novedad que se incluyeron a operadores de países vecinos, Guatemala, Honduras y Belice, con el fin de poder integrar una oferta conjunta de turismo arqueológico en distintas rutas de la cultura maya.
Tal vez con menor atención en las discusiones de nacionales, las actividades turísticas han podido contar con políticas públicas consistentes en las que se han conjugado exitosamente los esfuerzos del Gobierno y del sector privado, sin tener que enfrentar los cuestionamientos sobre la soberanía en nuestras playas, costas y sitios arqueológicos, con lo cual se han estado generado fuentes de empleo y de ingreso para un número creciente de mexicanos.
miggoib@servidor.unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n666585.htm
Bancarización y cultura financiera
El Sol de México
10 de abril de 2008
Miguel González Ibarra
La septuagésima primera Convención Bancaria celebrada recientemente en Acapulco, centró sus trabajos en la necesidad de impulsar la cultura financiera en el país. Después de 80 años de contar con un sistema financiero que ha tenido como pilar a la actividad bancaria tradicional, la última década ha estado marcada por una gran transformación en la estructura y composición del mundo del dinero, que lo ha vuelto más complejo, riesgoso y productivo. Este mundo de hoy requiere de un aprendizaje continuo, tanto de los usuarios, como de los prestadores de los servicios, además de un gran esfuerzo de divulgación entre toda la población.
La crisis de 1995 marcó el inicio del cambio en el sector financiero, con la fusión y adquisición mayoritaria por parte de inversionistas extranjeros de los bancos más grandes que operan en el país, con lo cual se convirtieron en filiales de los grandes corporativos bancarios mundiales, a excepción, en el primer rango de instituciones, de Banorte. A partir de entonces, se emprendió un gran esfuerzo de modernización tecnológica, mientras que se incorporaban, al mismo tiempo, las innovaciones financieras que han estado impulsando la mundialización de los mercados de capitales.
Las acciones para alcanzar una mayor penetración de la banca entre todos los grupos sociales y en todas las actividades económicas, requirió también de una gran inversión en promoción y publicidad, lo cual originó que los productos se encarecieran vía las comisiones que se cargan por utilizar los servicios bancarios. Adicionalmente, se generó una gran competencia entre las instituciones que llevó a sobre bancarizar a un núcleo importante de usuarios de los servicios que prestan, así como a tener que improvisar un equipo de ejecutivos y promotores en empresas que operan fuera de la estructura del banco (out sourcing), que poco conocen y con escasa relación con la actividad sustancial de los bancos.
Otro gran cambio que se ha presentado en esta década consiste en una diferente composición de la captación del ahorro, gracias a la innovación financiera, que permite a los intermediarios financieros obtener beneficios sin tener que incurrir en grandes riesgos comerciales y de transformación. El surgimiento de una gran diversidad de fondos de inversión, de compleja composición y comprensión tanto para los ahorradores, como para los empleados de los bancos, ha venido a sustituir a los tradicionales depósitos a plazo.
La transformación que ha sufrido el sector financiero del país no se limita sólo a la conformación bancaria ni a su nueva manera de operar y ni a la diversidad y complejidad de servicios que ofrecen, sino que también han surgido nuevas figuras financieras que cada día cobra más importancia dentro del mercado. De tal manera, a las grandes instituciones bancarias, se suman cada vez más nuevos bancos, tanto de nicho como especializados, algunos estrechamente ligados con importantes actividades de carácter comercial. Adicionalmente, existen cerca de 400 tipos de nuevos organizaciones financieras formales, entre arrendadoras, factorajes, almacenadoras, aseguradoras, afianzadoras, uniones de crédito, casas de cambio, centros cambiarios, Sociedades de Objeto Limitado y de Objeto Múltiple (Sofoles y Sofomes), cajas de ahorro y préstamo, cooperativas y financieras populares, además de empresas auxiliares como las calificadoras y las dedicadas al medio bursátil.
Finalmente, para completar el panorama hay que mencionar el cambio que ha sufrido la banca de desarrollo, que se ha retraído de su función de fomento para buscar convertirse en instituciones que garanticen el acceso al crédito y a los mercados de capitales a los agentes económicos que tienen dificultad para poder tener acceso a los canales convencionales. Esta actividad contempla el fortalecimiento de figuras que tienen un menor nivel de formalidad y de sofistificación financiera que son los denominados dispersores de crédito, sobre todo en el medio rural y adquieren la forma de micofinancieras, de organizaciones de productores y de organizaciones de ayuda a grupos determinados que tiene la característica de no ser gubernamentales (ONG).
Conocer todas las nuevas figuras, modalidades de servicios y productos, constituye un serio reto tanto para las entidades que se ubican en el sector financiero como para los usuarios de sus servicios. De tal manera que la bancarización debe contar de manera ineludible con un redoblado esfuerzo de educación y divulgación financiera, con el fin de crear un adecuada cultura en la materia.
En esta tesitura se inscriben las acciones que han emprendido Banamex, Bancomer y Santander, la primera para llevar a cabo un diagnóstico, en colaboración con la UNAM, sobre el nivel de conocimiento financiero de los usuarios de los servicios de la banca, mientras que el segundo se ha unido al esfuerzo del Banco de México para impulsar el Museo Interactivo de Economía, (MIDE) para generar materiales educativos y llevar a cabo cursos entre la población escolar, mientras que Santander ha creado una gran sinergia con las universidades del país a través de su programa Universia.
Finalmente, merece destacarse la colaboración que la Facultad de Economía de la UNAM ha venido sostenido con la Secretaría de Agricultura, el Fideicomiso de Riesgo Compartido (FIRCO) y la Financiera Rural para apoyar la consolidación de un sistema financiero rural.
miggoib@servidor.unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n658405.htm
10 de abril de 2008
Miguel González Ibarra
La septuagésima primera Convención Bancaria celebrada recientemente en Acapulco, centró sus trabajos en la necesidad de impulsar la cultura financiera en el país. Después de 80 años de contar con un sistema financiero que ha tenido como pilar a la actividad bancaria tradicional, la última década ha estado marcada por una gran transformación en la estructura y composición del mundo del dinero, que lo ha vuelto más complejo, riesgoso y productivo. Este mundo de hoy requiere de un aprendizaje continuo, tanto de los usuarios, como de los prestadores de los servicios, además de un gran esfuerzo de divulgación entre toda la población.
La crisis de 1995 marcó el inicio del cambio en el sector financiero, con la fusión y adquisición mayoritaria por parte de inversionistas extranjeros de los bancos más grandes que operan en el país, con lo cual se convirtieron en filiales de los grandes corporativos bancarios mundiales, a excepción, en el primer rango de instituciones, de Banorte. A partir de entonces, se emprendió un gran esfuerzo de modernización tecnológica, mientras que se incorporaban, al mismo tiempo, las innovaciones financieras que han estado impulsando la mundialización de los mercados de capitales.
Las acciones para alcanzar una mayor penetración de la banca entre todos los grupos sociales y en todas las actividades económicas, requirió también de una gran inversión en promoción y publicidad, lo cual originó que los productos se encarecieran vía las comisiones que se cargan por utilizar los servicios bancarios. Adicionalmente, se generó una gran competencia entre las instituciones que llevó a sobre bancarizar a un núcleo importante de usuarios de los servicios que prestan, así como a tener que improvisar un equipo de ejecutivos y promotores en empresas que operan fuera de la estructura del banco (out sourcing), que poco conocen y con escasa relación con la actividad sustancial de los bancos.
Otro gran cambio que se ha presentado en esta década consiste en una diferente composición de la captación del ahorro, gracias a la innovación financiera, que permite a los intermediarios financieros obtener beneficios sin tener que incurrir en grandes riesgos comerciales y de transformación. El surgimiento de una gran diversidad de fondos de inversión, de compleja composición y comprensión tanto para los ahorradores, como para los empleados de los bancos, ha venido a sustituir a los tradicionales depósitos a plazo.
La transformación que ha sufrido el sector financiero del país no se limita sólo a la conformación bancaria ni a su nueva manera de operar y ni a la diversidad y complejidad de servicios que ofrecen, sino que también han surgido nuevas figuras financieras que cada día cobra más importancia dentro del mercado. De tal manera, a las grandes instituciones bancarias, se suman cada vez más nuevos bancos, tanto de nicho como especializados, algunos estrechamente ligados con importantes actividades de carácter comercial. Adicionalmente, existen cerca de 400 tipos de nuevos organizaciones financieras formales, entre arrendadoras, factorajes, almacenadoras, aseguradoras, afianzadoras, uniones de crédito, casas de cambio, centros cambiarios, Sociedades de Objeto Limitado y de Objeto Múltiple (Sofoles y Sofomes), cajas de ahorro y préstamo, cooperativas y financieras populares, además de empresas auxiliares como las calificadoras y las dedicadas al medio bursátil.
Finalmente, para completar el panorama hay que mencionar el cambio que ha sufrido la banca de desarrollo, que se ha retraído de su función de fomento para buscar convertirse en instituciones que garanticen el acceso al crédito y a los mercados de capitales a los agentes económicos que tienen dificultad para poder tener acceso a los canales convencionales. Esta actividad contempla el fortalecimiento de figuras que tienen un menor nivel de formalidad y de sofistificación financiera que son los denominados dispersores de crédito, sobre todo en el medio rural y adquieren la forma de micofinancieras, de organizaciones de productores y de organizaciones de ayuda a grupos determinados que tiene la característica de no ser gubernamentales (ONG).
Conocer todas las nuevas figuras, modalidades de servicios y productos, constituye un serio reto tanto para las entidades que se ubican en el sector financiero como para los usuarios de sus servicios. De tal manera que la bancarización debe contar de manera ineludible con un redoblado esfuerzo de educación y divulgación financiera, con el fin de crear un adecuada cultura en la materia.
En esta tesitura se inscriben las acciones que han emprendido Banamex, Bancomer y Santander, la primera para llevar a cabo un diagnóstico, en colaboración con la UNAM, sobre el nivel de conocimiento financiero de los usuarios de los servicios de la banca, mientras que el segundo se ha unido al esfuerzo del Banco de México para impulsar el Museo Interactivo de Economía, (MIDE) para generar materiales educativos y llevar a cabo cursos entre la población escolar, mientras que Santander ha creado una gran sinergia con las universidades del país a través de su programa Universia.
Finalmente, merece destacarse la colaboración que la Facultad de Economía de la UNAM ha venido sostenido con la Secretaría de Agricultura, el Fideicomiso de Riesgo Compartido (FIRCO) y la Financiera Rural para apoyar la consolidación de un sistema financiero rural.
miggoib@servidor.unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n658405.htm
Suscribirse a:
Entradas (Atom)