El Sol de México
19 de junio de 2008
Miguel González Ibarra
La volatilidad en los precios de los energéticos y en los alimentos, la amenaza de un fuerte repunte inflacionario, la desaceleración de la economía mundial y una intensa actividad especulativa en los mercados son los ingredientes que dotan de un alto grado de incertidumbre al panorama económico.
El dilema de las autoridades monetarias y financieras en todos los países consiste en tomar las medidas para contener el alza de los precios o aumentar la liquidez para ayudar a aliviar la desaceleración de sus economías. El precario equilibrio que se busca entre una inflación controlada y evitar caer en una recesión económica es objeto de discusiones entre académicos, empresarios, banqueros y autoridades.
En el caso de Estados unidos, la disminución de la tasa de interés por parte de la Reserva Federal y la inyección de liquidez que se venido dando desde principio de año, ha servido para frenar los daños en el sistema financiero por la turbulencia que generaron los créditos hipotecarios de baja calidad. Sin embargo, se ha producido un debilitamiento del dólar frete al euro, e incluso frente al peso mexicano y el remimbi chino.
Un dólar débil y bajas tasas de interés han sido un factor de estímulo para que la especulación mantenga la tendencia al alza de los precios de los hidrocarburos, de los alimentos y de otras materias primas. En las actuales circunstancias, los inversionistas más agresivos encuentran una gran oportunidad de obtener extraordinarios beneficios contratando créditos a bajas tasas de interés, las cuales les resultan mucho menores a los ingresos que les reporta invertir los recursos en operaciones de derivados sobre los precios del petróleo, de los granos y de los metales. Adicionalmente, los productores y vendedores de hidrocarburos no quieren ver disminuidos sus ingresos por la depreciación del dólar, divisa en que se cotizan los energéticos en los mercados mundiales, por lo que ajustan los precios en la medida que la moneda norteamericana pierde valor.
El nivel en que se encuentran las tasas de interés en Estados Unidos ofrece un rendimiento negativo, ya que el dinero está perdiendo su valor futuro frente a una tasa de inflación que resulta mayor. De tal manera, el mercado secundario de bonos ha comenzado a ajustar la rentabilidad mediante una disminución en el precio de los productos financieros, lo cual afecta los índices de comportamiento de las bolsas de valores, La diferencia entre las tasas de interés y la rentabilidad del mercado, además, sólo contribuirá a aumentar el margen de las operaciones de intermediación financiera.
No obstante que la Reserva Federal tiene claro este panorama, cualquier decisión que tome debe considerar el ambiente político electoral en su país de este año, por lo que enfrenta una delicada situación. Por su parte, la política fiscal se encuentra también acotada por el excesivo gasto bélico y la imposibilidad de recortarlo para reorientarlo a contrarrestar la desaceleración económica, como tampoco puede el gobierno del presidente Bush incrementar el déficit público en las condiciones actuales del mercado financiero.
A su vez, el Banco Central Europeo (BCE) enfrenta también la disyuntiva de aumentar las tasas de interés para frenar el aumento en los precios, lo que ayudaría fortalecer al euro frente al dólar y a que los productos europeos pierdan competitividad en los mercados mundiales. Al respecto ya se habla de un enfrentamiento entre la Reserva Federal y el BCE, además de que las autoridades financieras británicas ya han emprendido acciones para que el mercado de Londres pueda contar con una referencia diferente a las tasas de interés en dólares para el funcionamiento del euro-mercado.
En medio de este ambiente, en México también se debate sobre el giro que podría darse a la política monetaria y al destino del gasto. Sin embargo, después de la confrontación que generaron las propuestas del Ejecutivo federal al respecto, se está llegando a la conclusión de que resulta más conveniente dejar que la política monetaria cumpla su papel de estabilizador, lo cual ha entendido el mercado y ha propiciado que las tasas de los valores gubernamentales que subastaron en la semana registraran aumentos marginales en su rendimiento.
De tal manera, sólo queda echar mano del ejercicio presupuestal para paliar los efectos del incremento en los precios internacionales de los alimentos y de los energéticos, vía subsidios, para permitir que las empresas y la familias no tengan que enfrentar abruptamente dichas alzas y permitir que se asimilen paulatinamente en un tiempo que deberá determinarse y hacerse explícito. Asimismo, es imprescindible que se agilice y se lleve a cabo la inversión pública para ayudar a inducir a la inversión privada que permita, a su vez, reactivar el mercado interno.
La perspectiva, por tanto, apunta a un segundo semestre del año con menor dinamismo económico, pero que puede apoyarse en un mercado interno fortalecido por el gasto público, mientras que la moneda nacional mantendrá su fortaleza frente al dólar, las tasas reales de interés mantendrán su nivel y se redoblarán los esfuerzos para contener el impacto inflacionario que generan los precios internacionales de los alimentos y de los combustibles.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n740191.htm
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