El Sol de México
31 de julio de 2008
Miguel González Ibarra
El incremento generalizado de los precios en un entorno desfavorable para el desarrollo de las actividades de las instituciones financieras, de las empresas y de las familias, constituye un complejo panorama para las autoridades de todos los países, que se ven obligadas a incursionar en medidas de política económica ajenas a la ortodoxia con que regularmente han enfrentado a la inflación en épocas sin turbulencia.
El lento crecimiento de la economía, la disminución de la confianza de los consumidores, la frágil situación financiera de los bancos por los créditos de baja calidad, que amenaza con extenderse a los de mayor calidad, así como el fortalecimiento y la debilidad de unas monedas frente a otras, han conformado un ambiente en el que la tradicional política antiinflacionaria, basada en una restricción monetaria, puede conducir a una crisis profunda y de larga duración con un grave desajuste en la estructura relativa de precios y con un imprevisible costo social.
En tales circunstancias, cobran una mayor relevancia en la estrategia para controlar un proceso ordenado de ajuste de precios, las medidas en materia fiscal, cambiaria, de deuda y de fomento. Sin embargo, existe la disyuntiva sobre el sentido que debería darse a estas medidas. De tal manera, mientras que algunas propuestas fiscales pugnan por una disminución en el gasto público, otras se muestran a favor de medidas contracíclicas; asimismo, frente a las opiniones de disminuir la carga tributaria a los causantes, existen otras en el sentido de fortalecer los ingresos públicos.
La adopción de una política monetaria restrictiva implica un alza en las tasas de interés, lo cual tiene repercusiones sobre el ritmo de crecimiento de la producción, del consumo y del empleo, además de que tiende a fortalecer el tipo de cambio que encarece el precio de los productos de exportación. Adicionalmente, la consecuencia de una política que sólo contemple medidas ortodoxas, en las actuales circunstancias debilitaría aún más la economía de los países y agravaría la fragilidad financiera de las instituciones bancarias.
Al respecto, al reconocimiento generalizado de que aún no terminan los efectos de la turbulencia financiera que desataron los créditos de baja calidad otorgados en Estados Unidos, se empiezan a manifestar problemas en otro nivel de deudores, como es el caso de los tarjetahabientes de American Express, la cuarta emisora de tarjetas en el mercado norteamericano. Los saldos que deben cubrirse totalmente al final de cada ciclo a American Express se están extendiendo a 30 y 60 días, por lo que la empresa ha visto aumentar significativamente su índice de cartera morosa y de la irrecuperable. Los inversionistas están viendo con nerviosismo esta situación, y de inmediato se ha reflejado en una baja en la cotización de las acciones de esta empresa.
En México, que hasta ahora ha sorteado bien los choques de la turbulencia financiera mundial, se ha adoptado una política antiinflacionaria que contempla una alza moderada de las tasas de interés, una estabilización dentro de cierta banda del tipo de cambio, una disminución del circulante mediante la compra de dólares por parte del Gobierno federal, para mejorar el perfil de la deuda externa, y una serie de medidas de fomento que incluyen un aumento en la inversión productiva, así como subsidios y acuerdos para evitar una espiral en los precios de los energéticos y de los productos básicos.
Los resultados y reacciones ante la estrategia mexicana de control de la inflación, van desde la previsión gubernamental de que el crecimiento del país durante este año será superior a lo esperado y las medidas que están tomando los bancos para aumentar sus reservas frente al aumento en la morosidad de los créditos otorgados mediante tarjeta de crédito, hasta los desacuerdos por mantener fuerte al peso frente al dólar y las exigencias de aumentos salariales.
Al respecto, hay que señalar que la paridad, medida a través del poder de compra, metodología que inicialmente llevó a la práctica la prestigiada revista británica The Economist y que ha sido objeto de una mayor elaboración por parte de organismos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, ubica que para julio de este año, en el caso de México debería ser de 8.96 pesos por dólar. De tal manera, al mantenerse el tipo de cambio alrededor del los 10.40 pesos por dólar, además de servir como ancla para la inflación, evitará que se deteriore más el poder de compra y no será un elemento que pudiera generar efectos negativos en la balanza de pagos, ya que incluso, por el persistente alto precio de los hidrocarburos, se estima que en los próximos meses se tendrá un superávit de la balanza comercial.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n793617.htm
Continúa el riesgo financiero mundial
El Sol de México
24 de julio de 2008
Miguel González Ibarra
A más de un año de distancia de que se presentaron las primeras manifestaciones de los desequilibrios que causaron los créditos hipotecarios de baja calidad otorgados en Estado Unidos, y a pesar de las medidas que han venido tomando los bancos centrales y las autoridades financieras de las mayores economías del mundo, la crisis desatada por la turbulencia generada en los mercados está aún lejos de terminar.
La semana pasada, el Gobierno norteamericano intervino para apoyar a las dos más grandes agencias hipotecarias federales que operan es ese país, golpeadas por los riesgos que han acumulado y que las ha puesto en una delicada situación financiera.
La asociación hipotecaria de carácter federal denominada Fannie Mae fue creada por el presidente Roosevelt en 1938 para que se generara un mercado secundario de créditos hipotecarios que permitieran darle un mayor dinamismo al sector inmobiliario, con el fin de apoyar el crecimiento económico de su país. Esta agencia se privatizó durante el gobierno del presidente Johnson y comenzó a emitir títulos de inversión con respaldo, de manera tal que se trasladaba, a través del mercado de valores, a los inversionistas el riesgo inherente a los créditos hipotecarios .Con este mismo objetivo, en ese mismo periodo, se creó una empresa adicional que se denominó Freddie Mac.
Durante más de tres décadas, la participación de estas dos empresas permitió generar un importante mercado de activos respaldados con bienes raíces. Sin embargo, a principios del nuevo siglo se comenzó a apoyar el desarrollo de vivienda para sectores de población de menor calidad crediticia, con lo cual surgió la emisión de obligaciones de deuda garantizada.
Los nuevos valores negociados en el mercado dieron pie a un auge en la empresas aseguradoras de riesgo crediticio, así como a las operaciones con recurso sobre las generadoras originales de la operación hipotecara. Adicionalmente, la regulación permitió, en la mayoría de los países, que los bancos y entidades financieras contabilizaran las obligaciones que asumían, como "fuera de balance", y por lo tanto, no sujetas al cumplimiento de las reservas preventivas y de las medidas de gestión de riesgos.
Las primeras que sucumbieron al cambio en la preferencia por el riesgo ante los incrementos en las tasas de interés que llevó a cabo la Reserva Federal fueron las instituciones crediticias y los inversionistas que tuvieron una conducta más agresiva en el mercado. Las ganancias extraordinarias obtenidas en un principio, pronto dieron origen a dificultades financieras, tanto en instituciones de Estados Unidos como fuera de este país, como es el caso de Gran Bretaña, Alemania y Suiza.
A partir de entonces, se ha dado origen a un proceso de rescate, cierre, adquisición y fusión de instituciones financieras. A la baja del precio de las acciones de bancos como Citibank, American Express y de firmas de inversión como Bear Stearns se han estado uniendo otras instituciones que enfrentan grandes problemas financieros, como los dos gigantes bancarios suizos, Unión de Bancos Suizos (UBS) y el Credit Suisse. Asimismo, se encuentra el caso del Dresdner Bank, filial de la aseguradora alemana Alianz y el caso del Postbank germano.
Hasta hora, las operaciones de rescate que han tenido mayor trascendencia son la aportación de capital a Citibank por parte de fondos soberanos de los países productores de petróleo, la adquisición y fusión de Bear Stearns por parte de J. P. Morgan, y el estatus especial que se mantiene sobre el británico Northern Rock. En perspectiva, se mantienen a la espera de la oportunidad para hacerse de instituciones con problemas que pudieran redituarles una importante posición del mercado las instituciones bancarias españolas. Banco Sabadell, Banco Pastor y los ingleses, HSBC, que ha celebrado una alianza con BBVA y el Bank of Scotland, recientemente asociado con Santander para adueñarse de un banco holandés.
En México, sería de esperar que las intuiciones con problemas y que operan en el país continúen con su política de altos márgenes de intermediación y de cobro de comisiones para mantener la generación de utilidades que ayuden a sus casas matrices a obtener los recursos de capital que les están haciendo falta. Sin embargo, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, en previsión de que pueda presentarse un problema en el mercado interno, ha determinado que se incrementen las reservas que deben mantenerse por las operaciones que hayan otorgado por crédito al consumo y, fundamentalmente, la derivadas de tarjetas de creidito, aun cuando se trate de tarjetahabientes que se encuentren al corriente de sus pagos.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n784541.htm
24 de julio de 2008
Miguel González Ibarra
A más de un año de distancia de que se presentaron las primeras manifestaciones de los desequilibrios que causaron los créditos hipotecarios de baja calidad otorgados en Estado Unidos, y a pesar de las medidas que han venido tomando los bancos centrales y las autoridades financieras de las mayores economías del mundo, la crisis desatada por la turbulencia generada en los mercados está aún lejos de terminar.
La semana pasada, el Gobierno norteamericano intervino para apoyar a las dos más grandes agencias hipotecarias federales que operan es ese país, golpeadas por los riesgos que han acumulado y que las ha puesto en una delicada situación financiera.
La asociación hipotecaria de carácter federal denominada Fannie Mae fue creada por el presidente Roosevelt en 1938 para que se generara un mercado secundario de créditos hipotecarios que permitieran darle un mayor dinamismo al sector inmobiliario, con el fin de apoyar el crecimiento económico de su país. Esta agencia se privatizó durante el gobierno del presidente Johnson y comenzó a emitir títulos de inversión con respaldo, de manera tal que se trasladaba, a través del mercado de valores, a los inversionistas el riesgo inherente a los créditos hipotecarios .Con este mismo objetivo, en ese mismo periodo, se creó una empresa adicional que se denominó Freddie Mac.
Durante más de tres décadas, la participación de estas dos empresas permitió generar un importante mercado de activos respaldados con bienes raíces. Sin embargo, a principios del nuevo siglo se comenzó a apoyar el desarrollo de vivienda para sectores de población de menor calidad crediticia, con lo cual surgió la emisión de obligaciones de deuda garantizada.
Los nuevos valores negociados en el mercado dieron pie a un auge en la empresas aseguradoras de riesgo crediticio, así como a las operaciones con recurso sobre las generadoras originales de la operación hipotecara. Adicionalmente, la regulación permitió, en la mayoría de los países, que los bancos y entidades financieras contabilizaran las obligaciones que asumían, como "fuera de balance", y por lo tanto, no sujetas al cumplimiento de las reservas preventivas y de las medidas de gestión de riesgos.
Las primeras que sucumbieron al cambio en la preferencia por el riesgo ante los incrementos en las tasas de interés que llevó a cabo la Reserva Federal fueron las instituciones crediticias y los inversionistas que tuvieron una conducta más agresiva en el mercado. Las ganancias extraordinarias obtenidas en un principio, pronto dieron origen a dificultades financieras, tanto en instituciones de Estados Unidos como fuera de este país, como es el caso de Gran Bretaña, Alemania y Suiza.
A partir de entonces, se ha dado origen a un proceso de rescate, cierre, adquisición y fusión de instituciones financieras. A la baja del precio de las acciones de bancos como Citibank, American Express y de firmas de inversión como Bear Stearns se han estado uniendo otras instituciones que enfrentan grandes problemas financieros, como los dos gigantes bancarios suizos, Unión de Bancos Suizos (UBS) y el Credit Suisse. Asimismo, se encuentra el caso del Dresdner Bank, filial de la aseguradora alemana Alianz y el caso del Postbank germano.
Hasta hora, las operaciones de rescate que han tenido mayor trascendencia son la aportación de capital a Citibank por parte de fondos soberanos de los países productores de petróleo, la adquisición y fusión de Bear Stearns por parte de J. P. Morgan, y el estatus especial que se mantiene sobre el británico Northern Rock. En perspectiva, se mantienen a la espera de la oportunidad para hacerse de instituciones con problemas que pudieran redituarles una importante posición del mercado las instituciones bancarias españolas. Banco Sabadell, Banco Pastor y los ingleses, HSBC, que ha celebrado una alianza con BBVA y el Bank of Scotland, recientemente asociado con Santander para adueñarse de un banco holandés.
En México, sería de esperar que las intuiciones con problemas y que operan en el país continúen con su política de altos márgenes de intermediación y de cobro de comisiones para mantener la generación de utilidades que ayuden a sus casas matrices a obtener los recursos de capital que les están haciendo falta. Sin embargo, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, en previsión de que pueda presentarse un problema en el mercado interno, ha determinado que se incrementen las reservas que deben mantenerse por las operaciones que hayan otorgado por crédito al consumo y, fundamentalmente, la derivadas de tarjetas de creidito, aun cuando se trate de tarjetahabientes que se encuentren al corriente de sus pagos.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n784541.htm
Precios administrados, tasas de interés y productividad para combatir la inflación
El Sol de México
17 de julio de 2008
Miguel González Ibarra
La amenaza de que el desequilibrio mundial en el mercado de energéticos, de las materias primas y de los alimentos, que ha generado un alza incesante en los precios se pueda convertir en una espiral inflacionaria con estancamiento económico, tal como sucedió hace tres décadas, se ha convertido en una de las mayores preocupaciones de todos los países.
Durante los primeros meses del año, la inflación en promedio, en la mayoría de los países, se incrementó entre 4 y 5 puntos porcentuales respecto al período anterior, con un efecto más acusado en las economías emergentes en las cuales los alimentos tienen un peso mayor en el índice general de precios. Adicionalmente, debe tenerse en cuenta que el aumento general de precios ha llegado a rebasar las metas y aun la banda de tolerancia que habían fijado los distintos bancos centrales, con lo cual se pone en entredicho el marco de estabilidad macroeconómica que con tanto esfuerzo se había conseguido, como es el caso de la región latinoamericana.
El panorama actual, sin embargo, resulta aún más complejo para las autoridades monetarias y financieras de cada uno de los países. En primer lugar, aún no terminan las secuelas de la turbulencia que desató en los mercados financieros la serie de créditos hipotecarios de alto riesgo que se otorgaron en Estados Unidos. De tal manera, la liquidez que se requiere para contener las presiones que está enfrentado el sistema bancario, así como la creciente aversión al riesgo y la desconfianza que impera entre los distintos agentes financieros, está complicando a las autoridades la adopción de una típica política monetaria antiinflacionaria.
En segundo término se encuentra una fuerte ola especulativa que mantiene elevados los precios de los hidrocarburos y los alimentos, a pesar de los esfuerzos por controlar a la oferta y demanda mundiales. Las medidas que hasta ahora se han adoptado para tratar de contener la especulación no han podido frenarla, por lo que se estima que solamente hasta que los mercados de capitales recuperen la amplitud y profundidad que la turbulencia ha limitado, será cuando se podrá dar cauce al apetito de los especuladores.
Las recomendaciones que ante esta situación han formulado los economistas de organismos internacionales, como en el caso de la Organización de Cooperación Económica para el Desarrollo (OECD), consisten en no impedir el incremento de los precios mediante subsidios o medidas proteccionistas, con el fin de que se asimilen rápidamente y que el aumento abrupto dé paso a un nuevo período de estabilidad. Sin embargo, al adoptar una medida de esta naturaleza se tendría una sensible disminución en los ingresos reales de los consumidores, que según los autores de la propuesta se recuperarían cuando se logre un aumento en la productividad.
El alto costo social de permitir que los precios internacionales produzcan un rápido salto en el índice inflacionario y su posterior estabilización, así como las circunstancias políticas que se viven en distintas naciones, han hecho que las estrategias monetarias, además de tomar un sesgo restrictivo con el incremento de las tasas de interés de referencia, se apoyen también en administrar los precios de los productos y de los insumos básicos, así como en distintas medidas fiscales, que van desde un gasto público anticíclico, hasta incentivos tributarios que incluyen bajar las tasas y reembolsar parte de los impuestos enterados a los contribuyentes, para paliar la disminución de su poder de compra.
Adicionalmente, existe el riesgo de que la propuesta de permitir el rápido ajuste en los precios internos, en función de los aumentos en el mercado internacional de los energéticos y de los alimentos, podría inducir una estabilización sin crecimiento, frente a la mermada confianza que están mostrando los consumidores, situación alentada por el desastroso efecto que sobre las finanzas personales están infringiendo los altos costos de los créditos al consumo e hipotecarios.
Por lo pronto en México, de cara al próximo año electoral, la Secretaría de Hacienda se enfrenta al reto de diseñar el marco macroeconómico que justificará el presupuesto que se proponga para 2009, en medio de la incertidumbre sobre el comportamiento de los precios y de la economía mundial, de las presiones políticas y empresariales internas para que permanezcan los subsidios a los energéticos y para que continúe la concertación para mantener los precios de los alimentos básicos, además de tener que aumentar el gasto para apoyar las actividades productivas en el medio rural.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n775124.htm
17 de julio de 2008
Miguel González Ibarra
La amenaza de que el desequilibrio mundial en el mercado de energéticos, de las materias primas y de los alimentos, que ha generado un alza incesante en los precios se pueda convertir en una espiral inflacionaria con estancamiento económico, tal como sucedió hace tres décadas, se ha convertido en una de las mayores preocupaciones de todos los países.
Durante los primeros meses del año, la inflación en promedio, en la mayoría de los países, se incrementó entre 4 y 5 puntos porcentuales respecto al período anterior, con un efecto más acusado en las economías emergentes en las cuales los alimentos tienen un peso mayor en el índice general de precios. Adicionalmente, debe tenerse en cuenta que el aumento general de precios ha llegado a rebasar las metas y aun la banda de tolerancia que habían fijado los distintos bancos centrales, con lo cual se pone en entredicho el marco de estabilidad macroeconómica que con tanto esfuerzo se había conseguido, como es el caso de la región latinoamericana.
El panorama actual, sin embargo, resulta aún más complejo para las autoridades monetarias y financieras de cada uno de los países. En primer lugar, aún no terminan las secuelas de la turbulencia que desató en los mercados financieros la serie de créditos hipotecarios de alto riesgo que se otorgaron en Estados Unidos. De tal manera, la liquidez que se requiere para contener las presiones que está enfrentado el sistema bancario, así como la creciente aversión al riesgo y la desconfianza que impera entre los distintos agentes financieros, está complicando a las autoridades la adopción de una típica política monetaria antiinflacionaria.
En segundo término se encuentra una fuerte ola especulativa que mantiene elevados los precios de los hidrocarburos y los alimentos, a pesar de los esfuerzos por controlar a la oferta y demanda mundiales. Las medidas que hasta ahora se han adoptado para tratar de contener la especulación no han podido frenarla, por lo que se estima que solamente hasta que los mercados de capitales recuperen la amplitud y profundidad que la turbulencia ha limitado, será cuando se podrá dar cauce al apetito de los especuladores.
Las recomendaciones que ante esta situación han formulado los economistas de organismos internacionales, como en el caso de la Organización de Cooperación Económica para el Desarrollo (OECD), consisten en no impedir el incremento de los precios mediante subsidios o medidas proteccionistas, con el fin de que se asimilen rápidamente y que el aumento abrupto dé paso a un nuevo período de estabilidad. Sin embargo, al adoptar una medida de esta naturaleza se tendría una sensible disminución en los ingresos reales de los consumidores, que según los autores de la propuesta se recuperarían cuando se logre un aumento en la productividad.
El alto costo social de permitir que los precios internacionales produzcan un rápido salto en el índice inflacionario y su posterior estabilización, así como las circunstancias políticas que se viven en distintas naciones, han hecho que las estrategias monetarias, además de tomar un sesgo restrictivo con el incremento de las tasas de interés de referencia, se apoyen también en administrar los precios de los productos y de los insumos básicos, así como en distintas medidas fiscales, que van desde un gasto público anticíclico, hasta incentivos tributarios que incluyen bajar las tasas y reembolsar parte de los impuestos enterados a los contribuyentes, para paliar la disminución de su poder de compra.
Adicionalmente, existe el riesgo de que la propuesta de permitir el rápido ajuste en los precios internos, en función de los aumentos en el mercado internacional de los energéticos y de los alimentos, podría inducir una estabilización sin crecimiento, frente a la mermada confianza que están mostrando los consumidores, situación alentada por el desastroso efecto que sobre las finanzas personales están infringiendo los altos costos de los créditos al consumo e hipotecarios.
Por lo pronto en México, de cara al próximo año electoral, la Secretaría de Hacienda se enfrenta al reto de diseñar el marco macroeconómico que justificará el presupuesto que se proponga para 2009, en medio de la incertidumbre sobre el comportamiento de los precios y de la economía mundial, de las presiones políticas y empresariales internas para que permanezcan los subsidios a los energéticos y para que continúe la concertación para mantener los precios de los alimentos básicos, además de tener que aumentar el gasto para apoyar las actividades productivas en el medio rural.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n775124.htm
Mejores perspectivas económicas para fin de año
El Sol de México
10 de julio de 2008
Miguel González Ibarra
A pesar de los nubarrones que afectan a la economía mundial, México cuenta con la solidez suficiente y con los mecanismos para asimilar los choques del exterior y minimizar sus efectos en las actividades productivas del país y en el empleo. De tal manera, es posible que la desaceleración económica que se ha venido acentuando desde el segundo trimestre el año se estabilice en el tercer trimestre y comience una ligera recuperación hacia el fin del año, para iniciar el próximo con un mayor dinamismo.
La amenaza de que la inflación continúe aumentado parece disiparse, ya que ha comenzados a dar resultado la política restrictiva seguida por el Banco de México. A pesar de que todavía se prevea que el incremento de los precios en los próximos dos meses se ubique en una tasa cercana al cinco por ciento anual, para el fin de año la expectativa es que se reduzca por abajo del 4.5 por ciento. Sin embargo, será necesario hacer frente a la disminución que están sufriendo en términos reales los ingresos de las familias, que ya comienzan a acusar los estragos de los mayores precios en los alimentos, de la restricción crediticia y del aumento en el costo de los financiamientos.
Por su parte las remesas de los trabajadores migratorios han crecido a un menor ritmo, lo que se reflejará en la capacidad de consumo en las regiones expulsoras de mano de obra. Las medidas para impulsar las actividades rurales, aprovechando los altos precios de los productos agropecuarios, es una alternativa que puede paliar los efectos de los menores ingresos de la familias que dependen de las remesas de sus familiares, adicionalmente se pueden frenar las presiones migratorias. Sin embargo, una mejoría en las condiciones económicas debe basarse en un mayor flujo de inversiones productivas, así como en un fuerte impulso a la productividad. Al respecto, existe un gran escepticismo en una buena parte del empresariado mexicano para comprometerse en nuevos proyectos, en la ampliación de sus instalaciones productivas y en el mejoramiento de sus procesos y productos.
Sin embargo, de acuerdo con el último boletín sobre inversiones en México que publica la empresa consultora Pablo Rión y Asociados, existen proyectos por más de dos mil quinientos millones de dólares de empresas mexicanas para el segundo semestre del año, así como mil millones de empresas extranjeras. Entre éstas destacan el Grupo Modelo, Alfa, Mexichem, Vitromex, Compañía Minera Autlán, MVS Comunicaciones, City Express y el Grupo Aeroportuario Centro Norte. La confianza en el futuro del país no sólo se encuentra entre las grandes empresas, como las antes mencionadas, sino que también productores con visión empresarial se aprestan a llevar a cabo proyectos que les permitan aprovechar las oportunidades del mercado, como es el caso de los productores de nopal de Milpa Alta en el Distrito Federal, así como las iniciativas para aumentar la productividad de la Confederación Nacional de Productores de Papa (Conpapa).
Por su parte, se espera que la inversión pública sea más dinámica a partir del segundo semestre el año, sobre todo en materia de infraestructura, como lo ha anunciado el secretario de Hacienda Agustín Carstens, y según los planes del Fondo Nacional de Infraestructura, fideicomiso instituido en Banobras a cargo de Federico Patiño. De estas medidas hay que destacar el efecto que tendrán en distintas regiones, ya que se tiene previsto aumentar las transferencias a las entidades federativas para impulsar proyectos de infraestructura de envergadura local.
La estrategia para enfrentar el adverso panorama externo debe completarse con una actitud de mayor compromiso con el futuro del país por parte del sistema bancario, ya que se comienza a apreciar una fuerte desaceleración del financiamiento a las actividades productivas y un ligero aumento en el ya de por sí elevado margen de intermediación.
Sin lugar dudas que la Conferencia que organizan conjuntamente el Senado de la República, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Secretaría de Hacienda y que inicia mañana en Querétaro sobre educación financiera, protección al consumidor y competencia bancaria, es una muestra de la preocupación de la autoridades, de los legisladores y de las organizaciones internacionales sobre la pobre contribución del sector financiero al desarrollo del país.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n765517.htm
10 de julio de 2008
Miguel González Ibarra
A pesar de los nubarrones que afectan a la economía mundial, México cuenta con la solidez suficiente y con los mecanismos para asimilar los choques del exterior y minimizar sus efectos en las actividades productivas del país y en el empleo. De tal manera, es posible que la desaceleración económica que se ha venido acentuando desde el segundo trimestre el año se estabilice en el tercer trimestre y comience una ligera recuperación hacia el fin del año, para iniciar el próximo con un mayor dinamismo.
La amenaza de que la inflación continúe aumentado parece disiparse, ya que ha comenzados a dar resultado la política restrictiva seguida por el Banco de México. A pesar de que todavía se prevea que el incremento de los precios en los próximos dos meses se ubique en una tasa cercana al cinco por ciento anual, para el fin de año la expectativa es que se reduzca por abajo del 4.5 por ciento. Sin embargo, será necesario hacer frente a la disminución que están sufriendo en términos reales los ingresos de las familias, que ya comienzan a acusar los estragos de los mayores precios en los alimentos, de la restricción crediticia y del aumento en el costo de los financiamientos.
Por su parte las remesas de los trabajadores migratorios han crecido a un menor ritmo, lo que se reflejará en la capacidad de consumo en las regiones expulsoras de mano de obra. Las medidas para impulsar las actividades rurales, aprovechando los altos precios de los productos agropecuarios, es una alternativa que puede paliar los efectos de los menores ingresos de la familias que dependen de las remesas de sus familiares, adicionalmente se pueden frenar las presiones migratorias. Sin embargo, una mejoría en las condiciones económicas debe basarse en un mayor flujo de inversiones productivas, así como en un fuerte impulso a la productividad. Al respecto, existe un gran escepticismo en una buena parte del empresariado mexicano para comprometerse en nuevos proyectos, en la ampliación de sus instalaciones productivas y en el mejoramiento de sus procesos y productos.
Sin embargo, de acuerdo con el último boletín sobre inversiones en México que publica la empresa consultora Pablo Rión y Asociados, existen proyectos por más de dos mil quinientos millones de dólares de empresas mexicanas para el segundo semestre del año, así como mil millones de empresas extranjeras. Entre éstas destacan el Grupo Modelo, Alfa, Mexichem, Vitromex, Compañía Minera Autlán, MVS Comunicaciones, City Express y el Grupo Aeroportuario Centro Norte. La confianza en el futuro del país no sólo se encuentra entre las grandes empresas, como las antes mencionadas, sino que también productores con visión empresarial se aprestan a llevar a cabo proyectos que les permitan aprovechar las oportunidades del mercado, como es el caso de los productores de nopal de Milpa Alta en el Distrito Federal, así como las iniciativas para aumentar la productividad de la Confederación Nacional de Productores de Papa (Conpapa).
Por su parte, se espera que la inversión pública sea más dinámica a partir del segundo semestre el año, sobre todo en materia de infraestructura, como lo ha anunciado el secretario de Hacienda Agustín Carstens, y según los planes del Fondo Nacional de Infraestructura, fideicomiso instituido en Banobras a cargo de Federico Patiño. De estas medidas hay que destacar el efecto que tendrán en distintas regiones, ya que se tiene previsto aumentar las transferencias a las entidades federativas para impulsar proyectos de infraestructura de envergadura local.
La estrategia para enfrentar el adverso panorama externo debe completarse con una actitud de mayor compromiso con el futuro del país por parte del sistema bancario, ya que se comienza a apreciar una fuerte desaceleración del financiamiento a las actividades productivas y un ligero aumento en el ya de por sí elevado margen de intermediación.
Sin lugar dudas que la Conferencia que organizan conjuntamente el Senado de la República, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Secretaría de Hacienda y que inicia mañana en Querétaro sobre educación financiera, protección al consumidor y competencia bancaria, es una muestra de la preocupación de la autoridades, de los legisladores y de las organizaciones internacionales sobre la pobre contribución del sector financiero al desarrollo del país.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n765517.htm
Dinamismo en el gasto público
El Sol de México
3 de julio de 2008
Por Miguel González Ibarra
El panorama económico internacional es poco prometedor para la mayoría de los países que deben hacer frente a los altos precios de los energéticos, de los alimentos, a las presiones inflacionarias y a la desaceleración del ritmo de expansión de las actividades económicas que ha comenzado a afectar a los princípiales mercados globalizados.
Distintos organismos internacionales han comenzado a dar la voz de alerta sobre las serias consecuencias que podrían provocar los desajustes de la economía mundial en el agravamiento de la pobreza y en el deterioro de las condiciones sociales de muchos de los países de menor desarrollo, y fundamentalmente en los no productores de energéticos, en los que presentan problemas estructurales en su sector agropecuario y en sus sistemas de abasto, así como en los altamente endeudados.
Adicionalmente, se señala que de continuar el aumento incesante de los precios se podría vivir una nueva turbulencia financiera que pondría en peligro al sistema monetario en que se apoya la expansión e integración de los mercados mundiales. De acuerdo con varios trabajos académicos, como es el caso de Barry Eichengreen de la Universidad de California, Estados Unidos ha venido fungiendo como el mercado de última instancia del resto del mundo, ya que no cuenta con una restricción presupuestaria en materia de medios de pago internacionales. De tal manera, en un principio los países europeos se convirtieron en los principales acreedores de Estados Unidos, mientras que actualmente lo son los países asiáticos, fundamentalmente China e India, lo que les ha permitido acumular enormes reservas de la divisa norteamericana.
En estos países el aumento internacional en los precios de los energéticos y las materias primas se puede enfrentar haciendo uso de sus reservas, sin tener que frenar abruptamente su consumo interno. En el resto del mundo se está optando por aplicar distinto tipo de subsidios o de medidas proteccionistas, así como de una política monetaria restrictiva.
En el caso de México, tanto la política monetaria y las tasas de interés, así como el mantenimiento del subsidio a la gasolina, a otros energéticos y a los alimentos básicos, es motivo de discusión entre puntos de vista divergentes. Mientras que los empresarios consideran que no es conveniente que se mantenga ningún tipo de subsidio, los distintos líderes sociales y políticos claman por proteger a la economía popular.
En materia de tasas de interés, se mantiene una confusión entre las tasas de interés del fondeo de los bancos y las cobran en los créditos que conceden. De tal manera, la necesidad de bajar las tasas activas, reduciendo el enorme margen que maneja el sector bancario, se ha trasladado a una discusión sobre la tasa de referencia que fija el Banco de México.
Por su parte, el gobierno del presidente Calderón, aparte de haber propiciado que se establezcan compromisos para mantener los precios de una gran cantidad de productos, así como mantener las tarifas y precios de la electricidad y de los combustibles, ha decidido dinamizar el gasto público. De acuerdo con el más reciente informe sobre las finanzas públicas que presenta la Secretaría de Hacienda, el gasto ha crecido a una tasa dos veces mayor que lo que lo han hecho los ingresos. Adicionalmente, se destaca que los egresos que han mostrado un mayor crecimiento son los destinados a la inversión, mientras que ha disminuido sensiblemente el que se dedica para atender la deuda pública. La política anticíclica que desde hace varios meses anunció el secretario Carstens comienza a tomar forma, lo que ha llevado a varias firmas de asesoría financiera a rectificar sus pronósticos de crecimiento para este año, para ubicarlos cerca del 3 por ciento.
Sin embargo, es necesario que se emprendan, adicionalmente, medidas precisas que tiendan a aumentar la productividad, a hacer más eficiente la administración pública en todos los niveles de gobierno, a frenar la corrupción y la inseguridad pública. De tal manera que aún queda mucho por hacer en el enrarecido entorno internacional y en el polémico medio político nacional.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n756332.htm
3 de julio de 2008
Por Miguel González Ibarra
El panorama económico internacional es poco prometedor para la mayoría de los países que deben hacer frente a los altos precios de los energéticos, de los alimentos, a las presiones inflacionarias y a la desaceleración del ritmo de expansión de las actividades económicas que ha comenzado a afectar a los princípiales mercados globalizados.
Distintos organismos internacionales han comenzado a dar la voz de alerta sobre las serias consecuencias que podrían provocar los desajustes de la economía mundial en el agravamiento de la pobreza y en el deterioro de las condiciones sociales de muchos de los países de menor desarrollo, y fundamentalmente en los no productores de energéticos, en los que presentan problemas estructurales en su sector agropecuario y en sus sistemas de abasto, así como en los altamente endeudados.
Adicionalmente, se señala que de continuar el aumento incesante de los precios se podría vivir una nueva turbulencia financiera que pondría en peligro al sistema monetario en que se apoya la expansión e integración de los mercados mundiales. De acuerdo con varios trabajos académicos, como es el caso de Barry Eichengreen de la Universidad de California, Estados Unidos ha venido fungiendo como el mercado de última instancia del resto del mundo, ya que no cuenta con una restricción presupuestaria en materia de medios de pago internacionales. De tal manera, en un principio los países europeos se convirtieron en los principales acreedores de Estados Unidos, mientras que actualmente lo son los países asiáticos, fundamentalmente China e India, lo que les ha permitido acumular enormes reservas de la divisa norteamericana.
En estos países el aumento internacional en los precios de los energéticos y las materias primas se puede enfrentar haciendo uso de sus reservas, sin tener que frenar abruptamente su consumo interno. En el resto del mundo se está optando por aplicar distinto tipo de subsidios o de medidas proteccionistas, así como de una política monetaria restrictiva.
En el caso de México, tanto la política monetaria y las tasas de interés, así como el mantenimiento del subsidio a la gasolina, a otros energéticos y a los alimentos básicos, es motivo de discusión entre puntos de vista divergentes. Mientras que los empresarios consideran que no es conveniente que se mantenga ningún tipo de subsidio, los distintos líderes sociales y políticos claman por proteger a la economía popular.
En materia de tasas de interés, se mantiene una confusión entre las tasas de interés del fondeo de los bancos y las cobran en los créditos que conceden. De tal manera, la necesidad de bajar las tasas activas, reduciendo el enorme margen que maneja el sector bancario, se ha trasladado a una discusión sobre la tasa de referencia que fija el Banco de México.
Por su parte, el gobierno del presidente Calderón, aparte de haber propiciado que se establezcan compromisos para mantener los precios de una gran cantidad de productos, así como mantener las tarifas y precios de la electricidad y de los combustibles, ha decidido dinamizar el gasto público. De acuerdo con el más reciente informe sobre las finanzas públicas que presenta la Secretaría de Hacienda, el gasto ha crecido a una tasa dos veces mayor que lo que lo han hecho los ingresos. Adicionalmente, se destaca que los egresos que han mostrado un mayor crecimiento son los destinados a la inversión, mientras que ha disminuido sensiblemente el que se dedica para atender la deuda pública. La política anticíclica que desde hace varios meses anunció el secretario Carstens comienza a tomar forma, lo que ha llevado a varias firmas de asesoría financiera a rectificar sus pronósticos de crecimiento para este año, para ubicarlos cerca del 3 por ciento.
Sin embargo, es necesario que se emprendan, adicionalmente, medidas precisas que tiendan a aumentar la productividad, a hacer más eficiente la administración pública en todos los niveles de gobierno, a frenar la corrupción y la inseguridad pública. De tal manera que aún queda mucho por hacer en el enrarecido entorno internacional y en el polémico medio político nacional.
miggoib@unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n756332.htm
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