El Sol de México
21 de febrero de 2008
Miguel González Ibarra
La economía mexicana se enfrenta a un proceso más acentuado de desaceleración, igual que la economía norteamericana. Sin embargo, tanto las autoridades como los representantes empresariales se muestran confiados en que la solidez macroeconómica, que se ha venido manteniendo desde hace una década, sirva para enfrentar el choque que está generando la turbulencia financiera mundial. Por lo pronto, frente a la debilidad productiva, el peso ha estado dando muestras de fortaleza, al mismo tiempo que las reservas internacionales del país continúan aumentando y que los flujos de inversión del exterior mantienen su confianza en la estabilidad financiera del país.
El índice anticipado del comportamiento económico del país muestra que se venía creciendo a un ritmo de 3.6 por ciento, hasta el tercer trimestre del año pasado, con lo cual se tendrá un promedio para todo el año de 3.3 por ciento. La pérdida de dinamismo de los últimos meses de 2007 conducen a un modesto comportamiento de las actividades productivas en el mes pasado, por lo que se prevé que todo el año se obtenga un crecimiento de sólo 2.7 por ciento. Desde el punto de vista del empleo, no se espera un incremento sustancial en la tasa de desempleo abierto, a pesar de que se estima que sólo se generan 500 mil nuevas plazas. De nueva cuenta, la economía informal servirá de válvula de escape para dar salida a las presiones de empleo, acentuadas en este año por el recrudecimiento de la política migratoria norteamericana.
La solidez macroeconómica, con una economía débil, se muestra también en la situación que guardan las finanzas públicas, frente a los retos que enfrentan los agentes económicos, obligados a contribuir al sostenimiento del aparato gubernamental. Mientras que el propio Servicio de Administración Tributaria (SAT) estima que la recaudación en este año será mayor que lo inicialmente previsto; no obstante la disminución de la actividad económica, los empresarios continúan haciendo señalamientos sobre los efectos negativos que el Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU) puede acarrear en el sector empresarial. Sin lugar a dudas este impuesto dista mucho de constituir una modificación que abone hacia la simplificación tributaria, aunque contribuye a fortalecer los ingresos gubernamentales y a que todos los que lleven a cabo una actividad remunerada, sea de tipo formal o informal, contribuyan con un pago mínimo al erario público.
La propuesta gubernamental para hacer frente a las condiciones que debilitan la actividad económica consiste en ejercer eficiente y oportunamente el gasto de inversión en infraestructura, así como mediante los programas de vivienda y el apoyo al sector turístico y al agropecuario. La propuesta no tendrá los mismos efectos en todas las actividades y en todas las empresas del país, por lo que una buena parte del empresariado clama por una revisión al IETU, así como para que existan incentivos fiscales a la inversión.
Las empresas que dependen del mercado norteamericano difícilmente podrán encontrar una solución en el mercado interno, por lo que el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado propone que se emprendan medidas que fortalezcan la competitividad del país, con lo cual se podría tener acceso a otros mercados, además de poder competir en mejores condiciones en un mercado deprimido, como es el caso del norteamericano.
La política monetaria que ha decidido mantener durante el primer semestre la tasa de interés en 7.5 por ciento es el complemento que redondea la fortaleza macroeconómica, ya que el diferencial de tasas reales de rendimiento entre nuestro país y el extranjero mantiene el atractivo de invertir en los valores nacionales, con lo cual el flujo de capital ha comenzado a aumentar, y el peso y las reservas internacionales se fortalecen.
La situación actual puede resumirse en el comentario mensual que realiza la firma Consultores Internacionales: "Nuestra principal fortaleza: el enorme superávit con EU. Nuestras debilidades: la compra de bienes de consumo, la alta dependencia de tres ramas (petrolera, electrónica y automotriz) y una economía estadunidense en contracción", frente al lo cual, "la política económica puede hacer efectivos algunos recursos que la estabilidad financiera y las reservas más altas de la historia le permiten, a fin de desactivar una posible ruptura en el sector externo".
miggoib@servidor.unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n602817.htm
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