El Sol de México
14 de febrero de 2008
Miguel González Ibarra
La estrategia anticíclica que está comenzando a instrumentar el Gobierno mexicano para hacer frente a la desaceleración que afecta a la economía norteamericana cobra cada vez una mayor importancia y urgencia, ante los efectos que actualmente se están comenzando a manifestar tanto en el sector productivo como en el financiero.
De acuerdo con el último informe del INEGI sobre el indicador general de la actividad económica (IGAE) correspondiente al mes de noviembre, se muestra una importante desaceleración en el sector industrial, que ha disminuido su actividad a una tasa anualizada de sólo 0.8 por ciento, mientras que los servicios crecen, aún, por encima del promedio general, a una tasa de 4.7 por ciento; pero el sector menos afectado y con condiciones favorables es el agropecuario, que ha venido aumentado a un ritmo de 8.9 por ciento.
Ante este panorama, el sector empresarial clama por que se apliquen medidas anticíclicas adicionales, sobre todo en el ámbito fiscal, las cuales van desde propuestas para que se posponga la aplicación del Impuesto Empresarial a Tasa Unica (IETU), hasta la necesidad de estímulos tributarios para impulsar las inversiones.
Adicionalmente, la política diseñada por la Secretaría de Hacienda para generar un dinamismo del mercado interno, como medida para contrarrestar la contracción del mercado del vecino del norte, debe contar con una banca de desarrollo que funcione eficientemente para garantizar los más amplios y mayores beneficios del programa de inversiones en infraestructura, base de la estrategia anticíclica. El papel clave que en estos momentos debe jugar la banca de fomento se acrecienta ante los problemas de cartera vencida que viene afectando a la banca comercial y que seguramente redundará en una menor canalización de recursos hacia el consumo y las actividades productivas.
Al respecto, la Sociedad Hipotecaria Federal, a cargo de Javier Gavito, está poniendo en operación distintas medidas para apoyar al sector hipotecario, ante la contracción que está comenzando a manifestarse en el mercado para los bonos respaldados con créditos hipotecarios (BOHIRS), mediante líneas de crédito que dan bursatilidad a dichos instrumentos y que ayudan a formar el mercado.
A su vez, la Financiera Rural, a cargo de Enrique de la Madrid, reconoce la importancia de apoyar la formación de capital humano en el campo mexicano, así como la necesidad de sumar esfuerzos, en lugar de competir con otras instituciones de fomento cuyo ámbito de acción es también el sector rural. De tal manera, durante la firma del convenio que esa institución celebró con FIRA, fideicomiso instituido en Banco de México relativo a la agricultura, ha puesto de relieve la importancia de apoyar los programas de capacitación de generación de tecnología y de un sistema financiero rural para hacer frente a ésta que no es "una mera coyuntura, sino un cambio estructural dramático al cual hay que adaptarse de manera rápida y certera".
Por su parte, tanto Banobras como Bansefi están cumpliendo con impulsar los sectores y las tareas que tienen encomendadas. El primero, con el manejo eficiente del programa carretero, que va desde la desincorporación de las carretas que en su oportunidad tuvo que rescatar el Gobierno de los concesionarios, hasta mediante el manejo del fideicomiso que se hace pocos días se creó para apoyar el programa de creación, conservación y mantenimiento de la infraestructura del país. En el caso del segundo, el banco redobla sus esfuerzos para lograr que los intermediarios financieros no bancarios, fundamentalmente las cajas de ahorro, las financieras populares y las nuevas figuras de sociedades financieras de objeto múltiple, se consoliden como instituciones sólidas que permitan ofrecer una mayor competencia en mercado financiero, ofreciendo opciones que atiendan nichos de mercado y que ofrezcan servicios más acordes con las necesidades de numerosos grupos de usuarios potenciales de servicios financieros.
Sin embargo, el elemento negativo se presenta precisamente en la banca que tiene como objetivo impulsar las actividades del sector industrial, que es Nafin, a cargo del discutido banquero comercial Mario Laborín, quién ha reducido al otrora más importante banco del desarrollo del país a una mera caja de descuento de los grandes almacenes y empresas del país. Adicionalmente, se ha encargado de nulificar cualquier acción que permitiría que repuntara el apoyo al comercio exterior, en virtud de su ambición de fusionar Bancomext con la desmantelada Nacional Financiera. De tal manera, el sector que muestra los mayores estragos por la desaceleración norteamericana es el más desamparado por parte de la banca de desarrollo.
miggoib@servidror.unam.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n594379.htm
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